Consecuencias

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Capitulo veintinueve (decimo, segunda temporada)

Pablo

10 años atrás

 —Pablito te dijimos mil veces que no sabes andar en bicicleta, no podes usarla para ir a entrenar ¿no entendes?— Había dicho mi madre furiosa, era la vez número diez que repetía lo mismo este día, pero yo no le prestaba atención, estaba seguro de que utilizar la bicicleta que me regaló el tío Sergio hace un tiempo atrás, sería una gran idea.

—Solo vas a usarla acá y con todo el equipo de protección, el casco, las rodilleras y las codilleras, ahora vamos a ir caminando, como siempre, se terminó Pablo— Agregó mi papá

Pero en este momento sentía que les estaba demostrando que si sabía usarla, logre escapar de mi casa junto a mi amada bicicleta verde, no sin antes retirarle las rueditas de apoyo, no son muy rockstars de mi parte. Me dirigía al club del barrio privado donde práctico futbol y tenis, esta a tres cuadras de mi casa y me se el camino de memoria. Voy casi todos los días, era imposible perderme. 

Iba tranquilo, era sábado y parecía una linda tarde de primavera, justo como me gustan, el sol brillaba y el calorcito era perfecto, habían flores de todos los colores. Yo estaba contento porque llevaba casi una cuadra y nada malo había pasado, oficialmente ya no necesitaba todo ese absurdo equipo de protección, yo tenía razón ¡se los dije!  

 Eso creí hasta que me topé con una piedrita maldita, como yo iba muy rápido esa roca hizo que mi bicicleta y yo salgamos volando, caí sobre la acera, raspando mis manos, mis rodillas y mi mejilla izquierda. Estaba seguro de que sangraba y yo odio la sangre. Acababa de arruinarse mi tarde perfecta. Quise llorar y quise gritar ¿cómo iba a volver a casa así? mis padres iban a matarme. Y Mia iba a reírse. Una lagrima se asomó pero tuve que secarla de inmediato ya que a mis espaldas pude oír una risita y el ruido de un motor ¿Quién se atrevía a reírse de mi?

Voltee a ver quien demonios era, con la frustración que tenía en ese momento estaba preparado para golpear a cualquiera. Pero cuando la vi no quise golpearla, no podía ni siquiera pensar en hacerle daño. Era la chica más hermosa que había visto en mis cortos ocho años. Tenía el cabello castaño y muy largo, llevaba un vestido amarillo y una pequeña mochila de la película "cars" -creí que a las chicas no les gustaban esas cosas- pero lo que llamo mi atención era que estaba subida a un mini cuatriciclo, nunca antes había visto uno tan de cerca.

—¿Estas bien?— me preguntó ella aun riéndose, bajo de su cuatriciclo y me extendió su mano, yo la tome y me ayudo a levantarme —No tendrías que andar en bici si no sabes, mi papá dice que es peligroso—

—Me duele todo— confesé —¿Esta cosa es tuya?— me acerque a el vehículo negro, era precioso... ella también lo era pero el cuatriciclo me gustaba más.

—Sip, es mío— sonrío orgullosa— ¿Queres manejarlo? ¿o no te animas, rubio?— me desafió

¿Quien se pensaba que era? primero se río de mi y ahora me trataba de cobarde.

—No se andar en bici, supongo que tampoco se andar en esto, seguro que lo chocó— suspire —Me llamo Pablo, por cierto ¿y vos quien sos?— pregunté con una sonrisa

—Yo soy Marizza, acabo de mudarme, soy nueva en el barrio— sonrío nuevamente —¿Queres que demos una vuelta? yo puedo llevarte, si queres después te enseño a manejarlo, es fácil—

—Pero ¿y mi bici? ¿Qué hacemos?— pregunte señalando a mi pobre acompañante, estaba lastimada al igual que yo

—Después la venimos a buscar, no pasa nada muñeco— dijo relajada

Enredado(s) 2Where stories live. Discover now