Vacaciones de invierno pt2

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Capitulo treinta y seis (diecisieteavo, segunda temp)

Narrador universal

La fiesta se prolongó hasta las cinco de la mañana, cuando Mia repentinamente decidió echarlos a todos. Por suerte para ellos Fabricio Spirito e Ignacio Bustamante avisaron que iban a llegar a la mañana siguiente ya que se quedarían a dormir en la casa de sus amigos.

A las once de la mañana Manuel se despertó a desayunar, él estaba sentado en la cocina comiendo un tazón de yogurt con cereales mientras veía las noticias. Tratando de olvidar el mal humor que llevaba luego del mal día que tuvo ayer. Minutos después la rubia también bajo a desayunar.

—Buenos días— la saludó Manuel al verla entrar

—¿Qué tienen de buenos?— respondió malhumorada sin siquiera mirarlo

Ella comenzó a prepararse un simple café para contrarrestar la resaca que tenía de la noche anterior luego de todo lo que había bebido. Aunque gran parte de lo que había ingerido lo había expulsado vomitando antes de dormirse. Mia y el alcohol no se llevaban bien.

—¿Pudiste dormir bien?— preguntó el mexicano intentando romper ese silencio incómodo.

—Por suerte si— dijo seca, volvieron a quedar unos segundos en silencio —¿Y vos? ¿Cómo dormiste?—

—Sinceramente no podría haber dormido peor— dijo frustrado —No me digas que no oíste los gritos de tu hermanito en la madrugada—

—¿Pablo? ¿Qué le paso? yo me dormí y no escuche nada— contestó preocupada

—Cuando me estaba por dormir lo oí haciendo "eso", tu entiendes, otra vez con Marizza— dijo asqueado —Yo no entiendo como no los oíste, juro que los gritos se oían hasta en la China—

—Ahg que asco, no me los quiero imaginar, suficiente con lo que vimos en el hotel la última vez— dijo sentándose junto a él con su café —Gracias a dios me acosté a dormir tarde y tengo el sueño profundo—

Se quedaron en silencio unos segundos, el seguía devorando su cereal mientras que la rubia comenzaba a beber su café, de repente comenzaron a resonar golpes y rechinidos cada vez más fuertes a lo lejos, los cuales provenían de las habitaciones de arriba.

—¿Otra vez?— dijo frustrado, tirando a un costado lo que quedaba de su cereal  —¡No se puede comer tranquilo en esta casa!— 

—Si siguen así los van a descubrir cuando lleguen Fabricio e Ignacio— advirtió mientras le daba un sorbo a su café —Anda a pedirles que hagan menos ruido— 

—¡Ni loco! mira si me piden que los grabe o algo así— dijo asustado, lo que logro hacer reír a Mia—Esos dos ninfómanos son capaces—

—En algún momento se van a tener que calmar ¿no?— preguntó no muy segura —Ellos estan en plena reconciliación, hay que tener paciencia—

—Espero que sea eso— suspiró —Sino tendré que mudarme a la calle—

—Nunca me contaste por que estabas mojado anoche ¿Qué te paso?— le recordó, los golpes dejaron de sonar de un minuto para el otro

—Ah eso, fue culpa de Guido y Tomás— dijo poniendo los ojos en blanco —Estaban ebrios, creo que querían ofrecerme como un sacrificio o algo así, no se les entendía mucho— 

—No lo puedo creer— Mia río contagiandole la risa después de unos segundos también a Manuel —No hay que descuidarse frente a ellos—

—¿Tu cómo la pasaste anoche? ¿te divertiste?— preguntó con dulzura

Enredado(s) 2Where stories live. Discover now