malas decisiones

539 32 22
                                    

+18 contenido delicado

Capitulo cuarenta y tres (veintidosavo segunda temp).

Marizza

Estaba en mi cuarto tan pero tan aburrida que terminé ordenando unas cosas, esta tarde Mia estaba con el chico nuevo, Manuel tenía que estudiar y Pablo necesitaba tiempo con sus amigos, no lo culpo, yo si aún tuviera a mis amigas también necesitaría pasar tiempo con ellas. 

Luján y Luna no estaban en el cuarto, no sabía donde se habían metido. Por ende yo estaba sola, tenía el cuarto para mi por primera vez después de no se cuanto tiempo, por lo que decidí ponerme música y empezar a organizarme un poco. De fondo sonaba Charly García, uno de mis cantantes favoritos de Argentina.

Comencé por organizar mi armario, tiré un montón de ropa que ya no utilizo, incluso encontré una caja con pizza de hace más de tres semanas, no me pregunten como llego ahí, la tire por la ventana y luego me tocaba revisar mis montones de cajas repletas de fotos, papeles, perfumes, pulseras y tantas otras boludeces. 

Cuando abrí la segunda caja me encontré fotos de cuando era más pequeña, a los diez, quizás once años. Habían fotos de Manuel pequeño también, en una de mis vacaciones a México, esa decidí dejarla sobre mi cama, planeaba ponerla en un cuadro. Fotos de mis padres, de mis amigos de esa época y demás. Luego habían cartas.

Abrí un sobre rojo, pero estaba vació, lo voltee para ver si no caía algún papel suelto, yo siempre dejaba papeles pero no fue eso lo que cayó, salieron del sobre pequeñas pastillas amarillas. Sabía bien lo que eran. Antidepresivos.

A los catorce años comencé a tomarlos, pero los odiaba, por eso los escondía, les decía a mis padres que los tomaba, pero en realidad los ocultaba en sobres. Siempre fui buena para mentir.

Seguí revisando la caja, una fotografía de Joaquín a medio quemar llego a mis manos, a esa edad creía que si quemaba sus fotos el karma le llegaría más rápido. Era chica, era ingenua, le deseaba todos los males del mundo a Joaquín, era frustrante ver como a él le iba tan bien y a mi tan mal, nunca supe si el karma le llego o no. Luego abrí otro sobre, había una carta allí. La abrí con miedo, hace dos años que no pensaba en ella.

"A quien sea: 

No puedo seguir tolerando a este mundo de mierda, espero que esta nota sea fácil de entender. Debería serlo. No planeo hacerla larga o cursi, eso nunca fue lo mío y lo saben. Estoy rota por dentro, me rompieron y jamás podré arreglarme. No tengo motivaciones, se me ha acabado la pasión, y recuerden que es mejor quemarse que apagarse lentamente. Lo tengo todo, todo. Y lo aprecio, pero desde que tengo memoria odio a la gente en general.

Estoy sola, atrapada en una rueda y no se como salir. Lucho conmigo misma todos los días, hoy perdí la batalla. No se sientan mal, esta es mi manera de solucionar las cosas. Irme me hace sentir bien, espero que a ustedes también.

Marizza Pía Spirito.

Solté la carta y no pude hacer más que largarme a llorar, yo solo tenía quince años cuando escribí esa carta ¿Cómo pude haber intentado suicidarme? Si en ese momento hubiese sabido todo lo que iba a vivir después probablemente jamás hubiera escrito esa carta. 

Si, fue difícil recuperarme de ese momento, muy difícil pero me gusta pensar que todo valió la pena si me trajo hasta acá. Tengo a mi mejor amigo, él es el hermano que me regalo la vida. Y aunque ya no tenga a Luna y a Lujan, puedo decir que viví una amistad hermosa junto a ellas, no me arrepiento de lo que vivimos jamás. Poco a poco soy más unida a Mia, algo que jamás creí posible, la rubia hueca es mi amistad más extraña e inesperada, pero es imposible no quererla. Y aunque mis padres se hayan divorciado se que siempre van a estar para mí, ellos fueron indispensable para mi recuperación.

Enredado(s) 2Where stories live. Discover now