Cena

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Capitulo cuarenta y seis (veinticincoavo, 2da temp)

Mia

 —¡Olvidé comprar pan lactal! por si no les gusta el pan normal— exclamó mi padre —¿Habrá algún supermercado abierto a esta hora? puedo ir rápido—

—Papá son casi las nueve de la noche, cálmate, si vos les das una galletita vencida ellos la van a comer igual, Mar es súper grasa y a Pablo le da todo igual— dije intentando calmarlo

—Pero es la primera vez que vienen tus amiguitos a casa hija, tiene que ser especial—

Y si, luego del intento fallido de hace un mes atrás de invitarlos a comer, papá volvió a insistirme para que los invite, y como esta vez no estábamos peleados entre nosotros tanto Marizza como Pablo aceptaron a venir a cenar con mis padres.

Estábamos en la casa de Franco, yo invité a mamá a venir, todo lo que impliqué juntarlos era una buena idea para mí. Íbamos a cenar los cinco y los chicos me habían prometido que íbamos a hacer una pijamada después. Pablo iba a prepararnos palomitas, Marizza iba a traer un kilo de helado y yo elegía la película. Los hice prometer que no se iban a besar o decir cosas tiernas frente a mí porque sino los hacía dormir en el jardín.

El ruido del timbre me hizo salir de mis pensamientos, seguramente eran ellos

—¡Sonia llegaron los nenes!— le gritó papá —Apúrate que llegaron—

Mamá salió de la cocina con dos botellas de gaseosas y vasitos de plástico descartables con dibujos de ositos impresos en ellos. Sabía que esta cena iba a ser vergonzosa.

Mis padres perdieron a un bebe, hace diecisiete años. Recuperaron a una adolescente, a la cual aún trataban como si fuese ese bebe que dieron en adopción. Sabía que era cuestión de que se acostumbren, a que en realidad, no soy una niña.

—¿Y esos vasos?— pregunté yo

—Los compramos para la fiestita mi amor— respondió papá antes de abrir la puerta —¡Marizza! ¡Pablito! tanto tiempo chicos, pasen— dijo alegre

—Que bueno que pudieron venir, estan cada vez más grandes— agrego Sonia antes de abrazarlos y llenarlos de besos

—Buenas noches, gracias por invitarnos— dijo Marizza —Trajimos vino y helado ¿Dónde lo dejo?—señaló las bolsas que tenía Pablo en las manos

—¿Vino? no se hubiesen molestado, gracias chicos— dijo Franco

—Es para que tomemos todos igual— aclaró Pablo

—Los grandes tomamos alcohol, los chiquitos tienen gaseosa— sonrió Sonia y dejo la botella sobre la mesa —Voy a dejar el helado en la cocina, siéntense— mamá se retiró y los chicos tomaron asiento uno al lado del otro, papá se sentó en la cabecera de la mesa y yo me senté frente a Pablo y Marizza

—Espero que les gusten las hamburguesas y los panchos, me dijo la cajera del mercado que a los chicos les encanta— explicó papá

—Soy vegetariana— dijo Marizza

—Yo te avisé papá— le susurré 

—Uh... me olvide pero bueno no importa, también compre papas fritas, eso podes comer ¿no?—

—No importa Franco— Sonia entro nuevamente al comedor, con una bandeja repleta de panchos en ella —Yo a la nena le pedí una pizza, ya debe estar por llegar—

El timbre sonó y mamá fue a abrir, pero no era el repartidor de pizzas el que estaba en la puerta. Era mi karma. Manuel estaba ahí, no se como hace, pero siempre esta. 

Enredado(s) 2Where stories live. Discover now