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Alexander Cross.

Las horas pasaban y nada. No recibía una llamada, ni me caía una mujer del cielo para casarme con ella y tener contento a mi padre...pero no me iba a dar por vencido.

Algo tenía que hacer.

—No te va a llamar —comentó Max sentado sobre mi escritorio, jugando con una grapadora— Debemos encontrar otra solución, no puedes casarte. Eres mi compañero de fiestas, no renuncies a tu libertad.

—Si me va a llamar —le aseguré, pero ni yo mismo estaba seguro— y deja de dramatizar, solo me voy a casar para conservar la empresa. No es el fin del mundo.

—No es drama —protesta—, ¿Con quién salgo yo si te ponen un anillo en el dedo?

—El matrimonio es solo una formalidad y sobre todo el mío que es una falsedad.

—Es una completa desconocida. Nunca antes la habías visto. No te puedes casar de la noche a la mañana. Así con solo chasquear los dedos —se encogió de hombros— ¿No entiendo por qué te llamaría? Si lo hace, déjame decirte que ella es más loca que tú y eso es mucho decir.

—Ella necesita el dinero y yo una esposa. Según me dijo su madre está enferma y no tiene como pagar el tratamiento. Yo no le veo fallas a mi plan.

—Si pero ...

—Maximiliano por favor no seas pesimista —le interrumpí—. Va a llamar.

—Tengo una idea —me dice al cabo de un rato— Hoy están haciendo unas entrevistas para nuevos empleados, demos un vistazo, de seguro encontramos a alguien.

—No es buena idea.

—Si lo es. Le pediste matrimonio en un club a una desconocida. No te cuesta nada ver a estás chicas. Todas están bien preparadas.

—Esta bien, pero te encargas tú.

Max se va y yo descanso unos segundos. Tengo jaqueca. Esto parece telenovela. Dos toques a mi puerta y vuelve mi amigo, pero está vez acompañado por una rubia. 

La chica es bastante bonita.

—Hola —se presenta con voz chillona— Mi nombre es Laira. 

Miro a Max y niego con la cabeza.

—Lo siento cariño —le dice— Sigue buscando.

Sale confundida.

—Tiene la voz muy chillona.

—Bien —abre la puerta— Vamos con la próxima.

Entra una morena y resulta ser más alta que yo.

Pongo los ojos en blanco y Max se da cuenta que no es la correcta.

—No me quiero casar arriba de una escalera para poder besar a la novia. 

—Estamos un poco perfeccionista, pero no importa nos queda la última.

Un chico llega con el currículum en brazos y dejo que mi cabeza golpee la madera del escritorio.

—¡Definitivamente, no!

Max se disculpa con el chico y nos quedamos nuevamente solos.

—Me rindo amigo mío —Max se deja caer sobre el sofá de mi despacho— Que sepas que sino encuentras a nadie, yo me ofrezco.

—Gracias —me burlo— Es bueno saberlo.

Nos quedamos en silencio, Max pensando posiblemente en sexo...yo, yo necesito un milagro para salvarme de esto. 

Mi teléfono interrumpe haciendo eco por toda la oficina.

—¿Quién es? —mi amigo se sobresalta, histérico.

—No sé —lo tomo el mis manos— Número desconocido, vamos a averiguar. ¿Crees en algo?

—¿De que mierda hablas?

—Comienza a rezar, Maximiliano —digo y contesto la llamada. 

Amor Por Contrato✓ [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora