Amor Por Contrato✓ [Disponible en físico]

18

Alexander Cross.

— Creí que no me follarías hasta que reconozca que me traes loca. Espera un momento —se rascó la barbilla como si estuviera pensado—. Pues no, no recuerdo que te lo dije.

— Está más que claro Cintia, te mueres por mi, el día que lo aceptes te sentirás mejor.

— Alexander este matrimonio es falso — dejó caer el bolso al suelo.

— Cintia nos atraemos —me encogí de hombros—. Quizás deberíamos darnos una oportunidad.

— No lo creo —dió un paso hacia mi—. Estoy segura que lo único que quieres es sexo.

— Claro que quiero sexo —respondí por inercia—, pero creo que también debemos dejar que esto fluya.

— Sin compromisos Alexander —me señaló con su dedo y se apoyó en mi pecho—. Lento y que todo fluya, poco a poco. Si esto no funciona me iré en cuanto termine de pagarte la deuda y cuando tú padre te de el control absoluto de la empresa.

— ¿Quieres que firme un contrato Cintia? —susurré contra su rostro—, o ¿quieres que me brinque la formalidades y lo hago a mi manera?

— Me vas a follar ¿no? —se burló pegando su cuerpo al mío.

— Ya me vas conociendo esposa mía —sellé nuestros labios en un efusivo beso.

#
— ¿La reunión terminó? —mi secretaria estaba con sus labios rojos escandaloso, el escote más grande que verán en su vida y las piernas cruzadas mostrando mucha piel. En otro momento el antiguo Alexander Cross le hubiera dado la follada de su vida, pero este nuevo yo era completamente distinto.

— La reunión terminó hace unos diez minutos —se llevó un boli a la boca en un intento de seducción.

— Bien. Infórmale a Maximiliano que lo quiero ver en mi oficina.

— Claro jefe —se remojó los labios—¿Desea algo más?

— No solo eso.

Llegué hasta mi despacho, tenía muchos trabajos pendientes pero mi cabeza estaba en otro sitio.

— ¿Puedo pasar? —Max asomó su cabeza por la puerta.

— Ay Maximiliano —pasé ambas manos por mi rostro—. Ni te imaginas cuánto te he extrañado.

Su boca se curvo en una enorme sonrisa —¿Eso quiere decir que no estás enojado conmigo?

— Claro que no Max, tú lo eres todo para mí —confesé—, jamás me enfadaría contigo.

— Alexander juro que me sigues hablando así y te beso.

— No hay que exagerar —me burlé.

— Lo siento, es que me dejo llevar por el momento —se rió a carcajadas—. Ya serio, quiero pedirte una disculpa por lo que pasó con Alejandra. Sabes que la amo tanto como a tí, pero también sabes que soy un desastre y le puedo causar mucho daño.

— Alejandra ya no es la niña que te acosaba años atrás. Ha crecido y si lo que quieren es estar juntos, solo te digo que no voy a estar en el medio.

— No estamos juntos. Aquel día vino porque quería estar al pendiente de todo para empezar a trabajar. Terminamos discutiendo y una cosa llevo a la otra.

— Entiendo Max. Lo que ustedes decidan yo los apoyo.

— Seré el primero en contarte —respiró aliviado—. ¿Cintia y tú qué?

«Cintia y yo»

—Nunca he tenido sexo en el elevador— habló rompiendo el beso, dejando una mordida en mi labio inferior.