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Cintia Cross.

La tensión sexual del cuarto era palpable, era conciente de la erección de Cross creciente contra mi trasero y su respiración entrecortada chocaba en mi cuello.— Deberías tener más cuidado esposo mío acabas de tener un accidente—dije irónicamente—, no creo que estés en las mejores condiciones, para dar lo mejor de tí.

— Cintia no tientes a la suerte —apretó más su agarré—, la única que está en desventaja aquí eres tú. ¿No lo ves?

— No me había dado cuenta esposo mío —restregué la parte baja de mi espalda contra él— ¿Cuáles serían las consecuencias?

— La primera y única Cintia resulta que ya estoy bastante grandecito para este estúpido juego, así que dime ¿Follamos o no?

— En está posición no puedo hacer mucho —comenté. Por mi cabeza pasaba decirle que sí y mañana no me acuerdo.

— Créeme que yo si, Cintia. Puedo hacer todo lo que quieras.

— Me puedes soltar —pedí, pero eso no era lo que quería— por favor.

Se separó de mí y dió unos pasos atrás. — Si es lo que quieres, yo no te voy a obligar a nada. Soy un caballero, recuerda.

— Así estamos mejor Cross —dí unos pasos hacia él y comencé a desabrochar su camisa lentamente botón por botón—, diría que equilibrados. Mejor.

— Daría todo por saber en qué piensas ahora mismo —habló mientras le terminaba de retirar la camisa por completo.

— Eso es fácil —comenté encogiendo los hombros —. Estoy pensando en la follada que me va a dar ahora mismo mi marido. —sentencié, bajando mis tirantes, dejando caer la bata al suelo, quedando solamente en bragas.

Cross abrió los ojos como platos y pasó la lengua por sus labios, me miró directo a los ojos mientras se retiraba los pantalones y sus zapatos.— Está vez no me voy a detener, Cintia.

— No quiero que te detengas Cross.

Necesitaba acabar con los deseos carnales que tenía reprimido.

Acotó la distancia entre nosotros, estampó sus labios contra los míos, deslizó sus manos por mi espalda desnuda, hasta mi trasero, acaricio cada rincón de mi piel, coló sus dedos por el borde de mis bragas y y las fue retirando lentamente por mis piernas.

— Túmbate. —me ordenó.

Me dejé caer en la cama, Cross se posicionó con las manos apoyadas a cada lado de mi cuerpo. Se inclinó sobre mi y devoró mi boca, mordió mi labio inferior y descendió por mi cuello dejando una estela de besos húmedos y calientes hasta mis pechos.

Succionó y mordisqueó mis pezones una y otra vez de manera agresiva.

Juro que en estos momentos si Cross fuera el diablo dejaría que me quemara viva entre sus brazos. El día que acepté este estúpido contrata me hubieran dicho que acabaría en la cama con Cross hubiera preferido arrancarme la piel.

— ¿Te gusto Cintia? —susurró sobre mis labios volviendo a besarme.

— Me gusta el sexo Cross —tiré de sus labios con mis dientes para atraerlo más—. No tú. Solo vamos a satisfacernos.

— Cintia no voy a dejar de castigarte hasta que reconozcas que te mueres por mi. —dicho eso agarró una de mis piernas y la colocó sobre su hombro.

Acercó su rostro a mi entrepierna, su aliento chocó contra mi  húmedad mi cuerpo se arqueó, pasó su lengua por mis pliegues y luego acaricio mi clítoris e introdujo lentamente dos de sus dedos en mi interior, salía y entraba de manera desesperante mandado vibraciones por todo mi cuerpo, ahí entre sus caricias su lengua y sus dedos me llevaron al orgasmo.
 
Sentía maripositas en mi interior pero no de las cursis y enamoradas, estás eran diferentes, hambrientas que desgarraban mi ser.

Si la perfección existiera entre nosotros puedo asegurar que está atrapada en el cuerpo de Alexander Cross, sus labios hinchados, las pequeñas gotas de sudor en su frente, la lujuria y el brillo en su mirada. En estos momentos si él quisiera te destruiría en un abrir y cerrar de ojos. Si luchar contra Cross era difícil dejarte llevar por él era una perdición.

Era la prueba exacta que se podía unir el follar duro contra el muro, lento contra el pavimento  y el protegerla que es de cristal y se rompe.

— ¿Te cuidas? —preguntó retirando sus bóxer. Asentí—. Bien quiero sentirte sin nada por el medio.

Otra persona es su sano juicio hubiera dicho, no papito sin condón no hay diversión, pero yo estaba mojada, caliente y exitada nivel Dios,  lo único que quería era sentir a Cross dentro de mi.

De una vez por toda.

Se recolocó entre mis piernas, agarró su miembro, entró lentamente en mi interior, volvió a salir más lento aún y repitió el paso una y otra vez.

Lo agarré del cuello y envolví su cintura con mi piernas para atraerlo. Al ver mis intenciones me besó de manera agresiva pero no cambió el ritmo perezoso.

— Alexander —detuve el beso—, no soy vírgen, puedes por favor acelerar el ritmo.

Rompió a reír a carcajadas, para luego volver a besarme y acelerar sus estocadas. Cada vez más rápidas, sus arremetida eran agresivas, inundaba mi interior.

El beso con Alexander se había convertido obsesivo, adictivo y descontrolado. Lo gemidos y gruñidos reinaban en la habitación.

—¡Alexader…yo…! —gemí entre sus labios.

— Calla Cintia —gruñó sobre mis labios —. No tienes que decir nada. Concéntrate, solo somos tú y yo.

Fuimos perdiendo poco a poco el control, el eco de nuestra cuerpo chocando y el calor corporal entre nosotros me llevaron al clímax. Después de otras embestidas Cross se dejó liberar en mi interior y yo encaje mis uñas en su espalda.

Cayó desplomado sobre mi, nuestra respiración era un mierda, estaba agitada, sofocada y creo que fui y regresé del infierno unas tres veces.

Alexander me dió cortos besos por todo mi rostro y se recostó a mi lado, me atrajó hacia su pecho y me envolvió entre sus brazos sin decir una palabra. Su respiración fue volviendo a la normalidad y se quedó completamente dormido.

Si me estaba equivocando, si esto no era la correcto ya me daba igual Sobreviví toda mi vida follando con una persona sin sentimientos. No me importaría desvanecer entre los brazos de Alexander Cross. Y de una sola cosa estoy segura ya no tengo salida.

El contrato ya no era una hoja de papel firmada, era mucho más que eso. Sentimientos y emociones que marcarán nuestra historia para siempre.

Por mucho que lo detestaba, había algo en mi interior que gritaba por ser solo de él.

Amor Por Contrato✓ [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora