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Cintia Cross.

Cuando me pasa esto siempre digo no vuelvo a tomar y siempre termino borracha. Recuerdo muy poco lo que ocurrió, pero si aún llevo mi vestido, pues no pasó nada con Cross.

Me tomé unas pastillas para aliviar el malestar del cuerpo, quería visitar a mi madre y tenía algunas entrevistas de trabajo, no podía llegar tarde y con resaca.

Las primeras entrevistas no fue tan buenas como lo esperaba pero aún tenía otras opciones.

Marqué el botón de la última planta, caminé por el viejo pasillo y utilizando las llaves escondidas en el felpudo entré.

— ¡Hija que alegría verte! —exclamó mi madre sentada en el sofá.

— Ay mamá te extrañé tanto —corrí y me senté junto a ella dándole un fuerte abrazo.

— ¿Cuando vas a venir con tu marido hija?

— Mamá, ya te dije que es complicado.

— No seas tonta —me dió por la cabeza.

— ¡Auch!

— Ese chico te gusta solo hay que ver las miraditas que se echan.

— ¿Pero de qué hablas vieja loca?

— Respeta a tu madre Cintia —me amenazó con un dedo—. Resulta que Emma me explicó cómo va todo esto del internet y resulta que tú y Alexander salen mucho en las noticias.

— Después de vieja, chismosa —me burlé.

— Lo que no entiendo es porque está tal Elena habla tan mal de ustedes.

— Déjame ver mamá.

Era una mujer mayor pero no lucía tan vieja, se veía adinerada y con clase, tenía unos ojos verdes preciosos y una cabellera rojiza.

Yo no tengo mucho que opinar del matrimonio de Cross. Cómo todos saben entre Alexander y yo hay una química inexplicable, a pesar de ser un poco mayor que él, siempre seré el único gran amor de su vida. Y eso ni con cinco matrimonios más va a cambiar. Respeto mucho la decisión de Alexander, pero estoy segura de que esa tal Cintia no lo llena por completo. Vamos que no hay futuro.

Y está estúpida que se cree.

— Mami te prometo que otro día con más tiempo vengo a verte y si para ese entonces no estoy viuda juro por Dios que te presento a Cross —besé sus mejillas y me fui directo a la Empresa Cross.

De camino recibí una llamada de Jonas que me propuso un empleo y yo hecha una furia por lo de la tal Elena lo acepté sin pensarlo. Tampoco tenía otras opciones.

El chófer se estacionó frente a la empresa y yo bajé rápidamente directo a recepción.

— Buenos días —saludé a la secretaria de Cross. No dudo ni un poquito de que a esta también se la folló sobre el escritorio.

Cintia aleja esos pensamientos de tu mente.

— Buenos días —me saludó amablemente la muy flácida. Venga lo admito, pensar en ella con Cross y ya me cae mal—. Ahora mismo le comunico a Alexander que estás aquí.

Amor Por Contrato✓ [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora