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Alexander Cross.

Ya me imagino las noticias de la prensa, ahora sí reconozco que pase el límite mi padre me va a matar, me dolía horrible el ojo por el golpe de ese imbécil, miré por unos segundos a Max y tenía su labio hinchado.

Esto era lo último que faltaba Alexander Cross detenido.

Estaba en la cárcel con mi mejor amigo después de una tremenda paliza.

Horas Antes

Le pido otro trago de whisky al barman, mientas espero en la barra a Max, veo doble y cada mujer que se acerca intentando  coquetear la termino comparando con Cintia. Nadie le llega a los talones.

¿Cómo está?

¿Qué tal le va por Canadá?

¿Su embarazo?

¿Ya estará con alguien?

De solo pensarlo mi cabeza quiere explotar. Hoy ha pasado un mes exacto desde que se fue. Los paparazzi dieron con la verdad de nuestro maldito contrato, en eso estoy seguro que fue Elena, por otro lado mi padre se lo tomó muy mal, pero gracias a mi esfuerzo y numerosos contratos no pudo quitarme el mando de la empresa, aunque se que está decepcionado.

Soy un asco de hijo. 

Lo único que me queda en estos momentos es Max, después de todo él siempre ha estado aquí. Mi hermana me culpa por todo lo que pasó con Cintia y sumándole el hecho de que ahora su casi posible novio este andando solo conmigo de fiesta en fiesta y llegando borracho, tampoco ayuda.

Soy un desastre de hermano.

Mi vista se encontró con Max que venía directo hacia mí, con su típica sonrisa de niño bonito que no rompe un plato.

— ¿Se puede saber por qué un hombre que está tan bueno está completamente solo? —tomó  lugar a mi lado— Ya estás llegando al límite, empiezas a dar pena.

Fruncí el ceño —¿Qué? —pero luego recordé que le había contado mi primer encuentro con Cintia.

— Cásate conmigo Cross — rompió a reír a carcajadas.

— Un día de esto te sorprendo y terminamos en la cama Max — me atreví a seguir su juego por primera vez, pero por culpa del alcohol.

— No te veo como pasivo Cross, sería complicado —le hizo un gesto al barman.

— Estoy tan borracho que no sé si eso fue un cumplido —apoyé mi rostro en la palma de mis manos.

— Nunca te había visto así Alexander. Tan destruido, cansado y desaliñado.

— Cintia está en Canadá esperando un hijo que no es mío —suspiré agotado— ¿Cómo quieres que este? ¿Quieres que cante?

— El Alexander Cross que yo conozco no se hubiera quedado con los brazos cruzados.

— Yo quería luchar por ella Max, pero decidió irse. Fue su maldita decisión.

— Al menos algo es seguro —se encogió de hombros.

— ¿Qué? — terminé de tomar lo que quedaba en mi vaso.

— Con Jonas Parker no está con ella — me señaló una de las mesas a mi espalda.

Ese imbécil, sentado con varias mujeres de compañía y dos de sus socios. Me dan deseos de ir y partirle la cara en mil pedazos. Pensándolo bien no está tan mal la idea.

— Estoy seguro que ni siquiera sabe que será padre — habló Max apartando esas ideas de mi cabeza.

— Es un imbécil.

— No pierdas el control Alexander.

— Estoy bien — mentí apretando mis puños. Lo odiaba y con tantos grados de alcohol en mi sistema no podía detenerme.

Me tocaron la espalda varias veces y Max abrió los ojos como platos —¿Qué tal la vida de divorciado?

El puto corderito vino solo a mí.

— ¿Qué tal llevas lo de ser padre? —pregunté con rabia. 

— ¿Perdón? —frunció el ceño.

— No me digas que eres muy hombre para ser amo, pero a la hora de la verdad te rajas.

— Alexander amigo, no sé de qué hablas.

— Primero no soy tu amigo, mi único amigo está ahí sentado — señalé a Max y este movió su mano en el aire y le tiró un besito—, hablo de que Cintia está esperando un hijo tuyo y tú andas aquí.

Se mantuvo muy serio y luego comenzó a reír escandalosamente, mientras mi sangre comenzaba a hervir y quería partirle la cara.

— Eso es imposible yo…, mira debido a mis preferencias sexuales me operé. No te imaginas la cantidad de mujerzuelas que pasan por mi cama que me quieren colar un hijo que no es mío. Decidí cortar con el problema de raíz. No me apetece ni puedo ser el padre de nadie.

Si Jonas no es el padre entonces soy yo.

— Así que Cintia se embarazó de ti —se burló— tranquilo ya regresará cuando no tenga dinero. Eso es lo que suele hacer.

No voy a golpearlo

No voy a golpear…

No voy a …

Y una mierda, mis nudillos hicieron un fuerte estruendo contra la comisura de su boca, se giró sobre si y cuando volteó a verme un hilo de sangre corría por su piel.

— Alexander — Max intentó detenerme pero los acompañantes de Jonas llegaron rápidamente a nosotros y comenzaron a volar los golpes.

Dos contra tres y aún así ellos salieron más lastimados que nosotros. La sirena de una patrulla se escuchó y puso fin de la pelea, nos habían denunciado.

— Auch —alardeó Max cuando un poli le puso la esposas— creo que tengo dos costillas fracturadas.

— Max viste en las condiciones que los dejamos no seas exagerado —me burlé.

— Creía que estaba oxidado pero viste mi gancho izquierdo.

— Si Maximiliano lo ví.

— No peleaba así desde la escuela.

— Se pueden callar de una vez — habló un policía bajito.

« Flácido pensé, no sé ni por qué, Ah si porque estoy muy borracho»

Uno de los guardias me llevó hasta la celda, dónde estaba Max con los ojos cerrados y la cabeza recostada a la pared.

— El abogado viene en camino—le informé y abrió los ojos.

— ¿Ahora que sabes la verdad que piensas hacer? —preguntó Max —tocando su labio hinchado por el golpe.

— Ya te digo yo lo que pienso hacer en cuanto nuestro abogado nos saqué de aquí.

#

— Cásate conmigo —arrodillado ante su puerta, con un estúpido ramos de flores y un anillo en la mano. Le suelto lo mismo que la primera vez que le ví en aquel bar borracha.

La única diferencia era que ahora la amaba con todo mi ser. Ya no era ese estúpido que buscaba atención y tranquilizar a su padre con un falso compromiso. Me había enamorado por completo de una mujer y lo único que tenía claro es que daría todo en esta  vida para recuperarla.

Porque de eso se trataba el amo, entregarse sin mentiras.

Amor Por Contrato✓ [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora