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Cintia James.

No siempre fui pobre, había nacido en cuna de oro, pero mi padre comenzó a tener ciertos vicios, en apuestas fue perdiendo todo y cuando murió perdimos nuestra casa debido a la suma de dinero tan grande que debíamos. Y yo ya había dejado mi carrera por amor.

Ahora con el cheque que recibí, pagué todo mis deudas con un poco de dinero en efectivo que saqué, comencé con el tratamiento de mi madre y me compré un vestido elegante para mañana.

Aún no me cría lo que estaba a punto de suceder. Me lo repetía una y mil veces, pero era imposible creer que me casaría con Alexander Cross.

—Mamá—le llamé, bajito—Quiero contarte algo.

—Dime hija, me estás preocupando.

—Sabes que conseguí el dinero — asintió—. No estoy muy orgullosa de lo que tengo que hacer, pero quiero que sepas que no es tan grave y no me estoy rebajando...

—Cariño —me interrumpió— No tienes que darme explicaciones, yo sé que todo lo que haces es para ayudarme y te estás esforzando para que no me falte nada, no tienes que preocuparte. Estoy orgullosa de lo fuerte que eres.

—Te amo mamá —la abracé escondiendo mi rostro entre su pecho.

—Y yo a ti mi niña —acaricio mi cabello.

El sueño gana la batalla contra mis pensamientos y termino quedándome dormida.

Los rayos de sol que entraban por mi ventana me despertaron, este será un largo día. Hoy se anunciaría mi noviazgo falso y mi vida cambiaría radicalmente.

Había contratado una enfermera para que cuidara a mi madre.

Tomé una ducha rápida y me arreglé lo mejor que pude. Me miré una última vez en el espejo, la bocina de un carro me sacó de mis pensamientos, indicando que ya era la hora.

Para mi sorpresa no me recibió Alexander, en su lugar un trigueño muy atractivo, que vestía completamente de traje.

—Hola —le saludé—. Creí que Cross vendría por mí.

—Yo soy Max —me extendió su mano para ayudarme a subir al auto—. Su mano derecha y mejor amigo. Mucho gusto.

—Encantada, soy Cintia.

—Ya lo sé —se subió— Alexander nos espera.

—Allá vamos —sonreí un poco nerviosa, me puse a jugar con los dedos sobre mi regazo.

—Tranquila él está igual o más nervioso que tú —confesó intentando que me calmara, pero eso no ayudaba— Por cierto estás muy bien.

Me miré unos segundos llevaba un vestido rojo que se ajustaba a las curvas de mi cuerpo, era tan ajustado que resaltaba mis pechos. Mi cabello castaño caí sobre los hombros.

—Gracias —dije avergonzada.

—Hemos llegado —me informa, en segundos está en la puerta esperando que me baje para tomar mi brazo.

Caminamos juntos por el sendero, el lugar estaba repleto y sobre la tarima reconocí a Alexander, junto a un hombre mayor.

—Ese de ahí es Héctor Cross —me  susurró Max, tu futuro suegro.

Vi como Alexander y él hablaban en silencio y luego su padre tomó el micrófono para comenzar continuar con el discurso.  

Héctor comenzó agradecer a todos los presentes y a hablar sobre los planes futuros de la empresa, mientras todos los periodistas tomaban fotos. Yo permanecía quieta esperando que Max me llevara hasta ahí.

Amor Por Contrato✓ [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora