12. Número desconocido

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CAPÍTULO 12

EIDER.

Estaba harta de las palomitas y las películas de romance. Observe hacia el televisor de la sala de estar, el rubio popular besaba con ansias a la nerd de la clase luego de que pasara la parte más dramática de toda la película.

Y así terminaba, con un brillante y bonito final feliz.

Suspiré.

Eran historias tontas y poco reales, ¿pero qué más daba? Si debía distraerme viendo esto, entonces lo haría.

Un nuevo comercial salio en la pantalla, dando a entender que era espacio publicitario.

Tome el teléfono que papá me habia prestado, este era un poco antiguo pero eso no era excusa para molestarme. Le habia puesto mis datos, asi que era como si estuviera con el mio.

En busca de nuevas notificaciones encendí este, pero nada, siempre se mantenia sin mensajes. Bonita forma de dar a entender que mi vida era demasiado aburrida, ¿no? Si cuando tomabas mi dispositivo solo habían notificaciones de algunas aplicaciones de lecturas y demás.

Suelen decir que a mi edad las emociones y aventuras están a flor de piel, que hacías cosas inolvidables y conocías el primer amor. Que era la mejor etapa de la vida... pero aquí estaba, sola, viendo películas de romance y comiendo palomitas hasta explotar.

Indagué un poco más en las aplicaciones del celular hasta toparme con el chat de Brenda.

Bett :)

Yo: ¿Me vas a decir qué te ocurre? Margarita estuvo preguntando por ti.

Ese fue el último mensaje que le había mandado, y fue hace dos días, el viernes para ser más exacta. Y ni siquiera lo había leído.

Aún no me respondía y el malestar crecía en mi pecho.
¿La razón? Ella estaba muy extraña, y jamás tardaba en contestar mis mensajes.

Tal vez deben ser días duros y su trabajo la debe mantener agobiada. Pensé, tratando de calmar la preocupación.

Apague el teléfono en mi mano y lo deje en la mesita de luz a mi lado.

Observe el sofá de a dos en el que me encontraba sentada como cual abuelo en los domingos, y qué ironía, hoy era domingo. Junto a mí, el gran boul donde estaban las palomitas, se encontraba vacío. Sin dudar, tome este y me dirigí hacia la cocina en busca de más.

Cuando coloque el maíz en la olla y estos empezaron a golpear la tapa de esta en señal de que comenzaban a hacerse, alguien golpeó la puerta principal.

Salí de la cocina, confusa.

¿Quién podría ser?

Estaba segura que mi padre no, ya que, este no iba a volver hasta mañana y lo sabía, él se encontraba todos los domingos con Merry, su novia y a saber tú qué rayos hacían, pero eso era muy obvio. Vaya, hasta mi padre cuarentón tenia más vida amorosa y sexual que yo.

Hasta que te das cuenta.

Tú cállate, es mi problema ser una virgen infeliz.

¿Virgen? ¿En qué mundo?

Ignorando la voz molesta y burlona de mi mente, camine hacia la puerta principal aún con esa pregunta rondando mi cabeza.

¿Quién carajos podría ser?

Aquella pregunta quedó en la nada cuando abrí la puerta frente a mi y allí vi...

A nadie.

Observe hacia los lados para ver si se encontraba alguien, pero solo tenia la imagen de la noche y las escasas casas vecinas.

Sombrío© ✔ (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora