Entre la fama y la familia Parte 1

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Han pasado cuatro años desde que me "separé" de Julio. Nunca fuimos nada oficial mientras grabamos la película A través de mi ventana, solo nos enrollábamos entre grabaciones y mientras duró la promoción de la película, pero después del estreno le ofrecieron un trabajo en Hollywood que no dudó en aceptar, dejándome a mí y a su hija de lado. Las ofertas en Estados Unidos no pararon de llegar para él y a pesar de que me dijo varias veces que volvería, nunca pasó, "ser la estrella" siempre fue más importante para él.

Me embaracé justo después del estreno de la película que nos dio reconocimiento a nivel mundial. La celebración posterior al estreno de A través de mi ventana se nos fue de las manos y como resultado ahora criaba sola a mi pequeña Lucía, que tenía un poco más de tres años. Digo sola en el sentido que Julio no está conmigo, me enteré que estaba embarazada cuando él ya estaba en Estados Unidos y aunque pensé que volvería para estar conmigo durante el embarazo, no pasó. Destruyó todas las ilusiones que me había hecho de formar una familia los tres y ahora nos veíamos solo un par de veces al año cuando visitaba a Lucía, que lo adoraba.

-Mamá, ¿papi va venil a mi fiesta? -preguntó mi hija llegando a mi lado en el sofá. Había estado jugando en la alfombra mientras yo estudiaba unas líneas para una audición.

-No lo sé cariño -dije tomándola en mis brazos para sentarla en mis piernas. Odiaba mentirle y prefería decirle la verdad antes que ilusionarla.

-Papá nunca ta -susurró acurrucándose en mi pecho.

-Lucía, bebé, tu padre tiene mucho trabajo en Estados Unidos y por eso no puede venir siempre, pero hablaré con él para que venga para tu cumpleaños ¿sí? -sugerí cepillando su cabello con mis manos.

-Glacias, mamá -respondió dándome un beso baboso en la mejilla.

-Ahora ve a ver si la abuela necesita ayuda en la cocina, mientras yo hablo con tu papá -ordené bajándola de mi regazo y salió corriendo hacia la cocina.

Actualmente vivíamos en Pamplona con mi familia y cuando me tocaba trabajar en alguna serie, me iba a Madrid el tiempo que duraran las grabaciones y mis padres cuidaban a Lucía. Estaba tan agradecida con ellos, porque estuvieron apoyándome desde que me enteré del embarazo y su ayuda me ha permitido continuar creciendo en mi carrera como actriz. Me habían ofrecido papeles en Hollywood, pero los había rechazado, no estaba preparada para dejar a Lucía tanto tiempo y no podía llevarla conmigo.

-Clara -dijo Julio cuando contestó su celular.

-Julio -respondí -¿Cómo estás? ¿Cómo va todo por allá? -preguntó para tantear el terreno.

-Bastante trabajo, pero supongo que mientras más mejor ¿cómo estás tú? Supe que ya terminaste las grabaciones de tu serie.

-Sí, ahora estoy en Pamplona con Lucía y mis padres, preparando otra audición -contesté subiendo a mi habitación, no quería me mi hija escuchara nuestra conversación.

- ¿Cómo está Lu? -preguntó cambiando el tono de su voz -La extraño tanto -suspiró al otro lado de la línea.

-Está bien, te extraña, pero entiende que no puedas estar acá -respondí -Sobre eso, quería saber si habías podido mover tus grabaciones para venir a su cumpleaños.

-Lo siento, Clara, pero...

-No quiero excusas, Julio -dije interrumpiendo su clásica explicación -Lucía está creciendo y si no vas a estar en su vida como un padre presente, voy a pedir la custodia completa y establecer visitas, creo que eso podría funcionar con tu apretada agenda -escupí de forma irónica.

-No hay necesidad de eso, Clara. No he podido estar por el trabajo, no porque no quiera tenerla en mi vida. Sabes que la amo con todo mi corazón -explicó pobremente.

-Me dijiste que me apoyarías en esto, pero han pasado cuatro años y solo te hemos visto un par de veces. No es el tipo de familia que quería para ella, Julio. He estado sola en esto, he tenido que calmar sus llantos cada vez que prometes venir y no lo haces y no quiero que siga sufriendo a causa de tu ausencia.

- ¿Qué pretendes? ¿Eliminarme de su vida? -preguntó con notable molestia en su voz.

-Jamás te impediría verla, pero esto no puede seguir así, necesito compromiso de tu parte y no promesas vacías. Yo he hecho sacrificios por ella y no te estoy echando nada en cara porque lo haría mil veces con tal de verla crecer, pero tú, tú no puedes mover un día de tu agenda para estar con ella en su cumpleaños, el día que espera incluso con más ansias que la Navidad -exploté sentándome en la cama y comenzando a llorar en silencio.

-Clara, ya hemos hablado de esto. Firmé un contrato y no puedo mandarme a cambiar entre grabaciones. Tú más que nadie debería entenderme.

- ¿Y quién me entiende a mí?

-Clara...

-Le diré que no vendrás, de nuevo, prefiero que este año no se ilusione y guárdate los regalos caros, no necesitamos nada -dije y corté la llamada.

Odiaba a Julio en este momento, odiaba que pusiera su éxito como actor por sobre su hija. Sé que la ama, he visto cómo interactúan cuando están juntos, pero con el paso de los años, su preocupación por ella ha disminuido, cada vez son menos las llamadas y mucho menos las visitas, lo cual me destroza el corazón, no por mi, porque yo podía superarlo, pero si por Lucía.

Me lavé el rostro y bajé a cenar con mi familia, mi princesa era la regalona de todos y sabía que no podría criarla sin ayuda de ellos, era afortunada en ese sentido. La cena transcurrió con normalidad con comentarios de cómo había ido el día de cada uno y por supuesto con la planificación del cumpleaños de Lucía, el evento más esperado por mi madre, que había comprado todo tipo de decoración para su única nieta.

Una vez que terminado de cenar, subí a acostar a Lucía, que aún dormía conmigo a pesar de tener su propia habitación.

- ¿Hablaste con papá? -preguntó acurrucándose a mi lado en la cama.

-No podrá venir, Lucía, pero estaremos nosotros y tus amiguitos del preescolar -contesté acariciando su cabello, mientras sentía como sollozaba en silencio.

-No llores, amor -dije con el corazón hecho pedazos mientras la abrazaba fuerte contra mí.

-Yo solo quedia que viniela -suspiró entre sollozos.

-Lo sé y lo siento mucho -susurré apartándola un poco de mí para secar sus lágrimas.

Me quedé consolándola hasta que finalmente se durmió sollozando. Odiaba estar en esa posición, pero no podía hacer nada para evitarlo, era el tipo de familia que le tocó y haría lo mejor por mi pequeña pecosa.

Lucía era una mezcla perfecta de ambos.

One shot Clara Galle y Julio PeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora