Entre la fama y la familia Parte 3

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Pasaron un par de meses y llegó el cumpleaños de Lucía. Había estado tan ocupada últimamente con algunos preparativos que me había encomendado mamá, que no pude hablar bien con Julio la última semana. No sabía si realmente podría venir a la fiesta, así que en vez de preocuparme por supuestos, me ocupé de lo realmente importante, Lu.

-¡Mami! -gritó Lucía llegando a mi lado en la habitación.

- ¿Qué pasa cumpleañera? -pregunté tomándola en mis brazos.

-La abuelita dice que ya puedes vel la fiesta -me sonrió y se removió en mis brazos para bajarse.

-Qué bien, ya me había cansado de estar encerrada cual Rapunzel en su torre -contesté y tomé su manito para que me guiara a la fiesta.

-Está guay.

-Cruella -musité al ver el jardín trasero completamente decorado con blanco, negro y rojo -Me encanta, Lu, ha quedado hermosa tu fiesta.

- ¿Qué te pareció? -dijo mamá llegando a mi lado.

-Soñado, no recuerdo haber tenido una fiesta así de pequeña -dije mirándola mal, en broma.

-Mi nieta tiene buen gusto y una abuela que hará todo porque sea feliz -dijo tomándola de mis brazos para llenarla de besos.

-Nana, me hace cosquilla -dijo riendo entre sus brazos.

-Vamos a cambiarte de ropa ahora, porque en breve comenzarán a llegar los invitados -le dijo mi madre a Lu.

-Yo la llevo, mamá. Descansa un poco -ofrecí, tomando a mi hija en brazos y dándole un abrazo a mamá, como forma de agradecimiento por todo lo que hizo.

-¡Se me ponen guapas las dos! -gritó mientras los alejábamos al interior de la cocina.

Mamá le había mandado a hacer un vestido a cuadros blanco con negro a Lucía, que tenía un lazo enorme en la parte trasera. Además de un cintillo a juego para que pusiera en su cabello. Mi niña se veía preciosa y había insistido en usar un collar de cuentas blanco que tenía guardado en un cajón de disfraces.

Por mi parte, me puse un pantalón a juego con su vestido y una blusa roja, más unas converse, debía estar cómoda para ayudar a mi madre con los invitados y para correr junto a los niños.

Comenzaron a llegar poco a poco los invitados, siendo los primeros en tocar la puerta los padres de Julio, que habían viajado para estar junto a Lucía. No los veíamos tan seguido, pero nunca se habían perdido un cumpleaños o Navidad de su nieta.

-¡Abelitos! -gritó Lucía mientras corría hacia sus abuelos paternos.

-Feliz cumpleaños, princesa -dijeron al unísono, abrazándola y entregándole un enorme regalo.

- ¿Papá viene? -escuché que preguntó y me acerqué hacia ellos para saludar.

-No lo sabemos, cariño, pero no te preocupes que de seguro te llamará pronto para saludar -respondió la madre de Julio para salir del paso y me miró con pena.

-Mira Lucía, acaba de llegar Marina, tu amiguita del preescolar -dije mirando hacia la puerta justo cuando una niña colorina bajaba las escaleras.

-Vamos a saludar -musité tomándola de la mano y disculpándome de los padres de Julio. No quería ser descortés, pero tampoco quería que mi hija estuviera triste a causa de la ausencia de su padre y conociéndola, se quedaría interrogando a sus abuelos.

Pasaron las horas y la tristeza por la ausencia de Julio quedó en segundo plano. Lucía se estaba divirtiendo junto a sus amiguitos y los adultos estábamos pasando un buen momento hablando de trivialidades, además, habían venido mis amigas y gran parte de mi familia, así que no podía pedir más. Bueno sí, pero no pensaría en eso.

Una vez que Lucía sopló sus cuatro velitas y abrió sus regalos, comenzaron poco a poco a irse los invitados, siendo los padres de Julio los últimos en dejar la casa. Antes de irse, se disculparon conmigo en nombre de su hijo, por la ausencia que ha tenido en la vida de Lu. Me dijeron que no lo habían visto bien el último tiempo y que no estaba siendo muy comunicativo. Lo cierto es que también me había dado cuenta de eso, pero no era algo de lo que quisiera hablar con ellos.

-Mamá -susurró Lucía restregando sus ojitos una vez que cerré la puerta tras de mí.

- ¿Qué pasa bebé? ¿Tienes sueño? -pregunté cargándola, mi madre ya le había puesto su pijama.

-No vino, papá no vino a mi fiesta y no llamó -dijo comenzando a llorar.

-No llores, nena, seguro estaba muy ocupado y no tardará en llamarte -contesté estrechándola fuerte contra mi pecho. Me partía el corazón cada vez que lloraba a causa de Julio.

- ¿Pedo llamal yo? -preguntó levantando su carita y mirándome esperanzada.

-Vamos a la cama y lo llamamos ¿de acuerdo? -sugerí y asintió, acomodando su cabeza en mi cuello.

Apagué todas las luces del primer piso y subí a mi habitación. Mis padres ya se habían ido a la cama y mi hermano también, así que solo me quedaba cerrar un par de puertas para ir a dormir. Lucía no se despegó de mí en todo momento y al momento de ir a la cama, casi me arrebata el celular de las manos, pero solo se quedó mirando porque no sabía marcar.

Cinco llamadas, seis llamadas y nada. El teléfono de Julio nos mandaba a buzón de voz y Lucia no paraba de llorar sentada a mi lado. Le mandé un mensaje un poco enojada, porque no había llamado ni para decir "feliz cumpleaños" y luego tuve que darle pecho para que se calmara un poco y lograra dormir.

Agotada, me dispuse a dormir también, pero un mensaje en mi pantalla me hizo levantarme de inmediato.

Julio: Estoy afuera, por favor ábreme.

No debía abrirle, no después de como sufrió mi hija hasta quedarse dormida, pero quería escuchar qué tenía para decir, al menos para tener una respuesta para Lucía por la mañana.

-Es tarde, Lucía está dormida -susurré apenas abrí la puerta.

-No pude llegar antes, Clara. Lo lamento mucho -dijo mirándome con arrepentimiento -No contesté las llamadas ni la llamé antes porque estaba en el avión y quería darle una sorpresa, pero no contaba con que el vuelo se retrasaría -explicó frustrado.

-Ya mañana puedes explicarle, ahora está durmiendo -respondí comenzando a cerrar poco a poco la puerta.

-Espera, ¿puedo quedarme? Sé que no tengo derecho a pedirte esto, pero quiero que me vea apenas despierte -pidió con sus ojos vidriosos.

-Solo porque se ha dormido llorando y no quiero que esté triste por la mañana -respondí y abrí la puerta permitiéndole el paso- No hagas mucho ruido con la maleta, no quiero que vaya a despertar -dije subiendo las escaleras.

-Esta es su habitación, puedes dormir acá, hay un baño al fondo -susurré dejándolo en el cuarto de Lucía.

-Clara -me llamó bajito mientras me daba la vuelta para ir a mi habitación -Tienes mojada la camiseta -señaló mis pechos.

-Mierda -maldije dándome vuelta rápidamente.

-Gracias, Clara -susurró antes de que saliera disparada a mi habitación.

La noche prometía ser larga.

One shot Clara Galle y Julio PeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora