Escurro mi blanca camisa en el lavabo y me la vuelvo a colocar, está demasiado arrugada.
—Parece que llevas una sábana encima. —Me dice Ander bajándose del lavabo riéndose y acercándose a mí.
—Muchas gracias. —Le digo fastidiada.
Ander se pasa su camisa del uniforme por el cuello, así dejándome ver su perfecto y modelado torso.
Me quedo mirándolo unos instantes sin poder apartar la vista, pero la retiro enseguida cuando Ander me la tiende para que la coja.
Su prenda está mucho menos empapada que la mía, pues él estaba más lejos del grifo averiado.
—Toma, póntela. —Me dice cuando la agarro entre mis manos.
—¿No tienes la chaqueta azul? —Pregunto al ver que no lleva nada más.
—No, en verano paso.
—Ya somos dos. —Respondo.
Yo tampoco me la traigo, pero después de ver como he acabado puede que cambie de idea.
—¿Piensas ir semidesnudo por los pasillos? —Le pregunto alzando una ceja, todavía sin ponerme su prenda.
—Pues sí, si uno de los dos tiene que ir sin nada, voy a ser yo.
—¿Y eso? —Pregunto divertida, sin creerme esta situación.
—Porque no voy a dejar que nadie te vea así. —Responde señalándome entera, y se queda tan ancho.
¿Acabo de oír bien? Se está empezando a parecer a Guzmán y no me gusta ni un pelo.
—Me la pongo porqué no quiero discutir, eh. —Le advierto mientras me paso su gran camisa por mi cuello.
La camisa de Ander me llega hasta la mitad de mis muslos, no se me ven casi la ridícula falda del uniforme, y me alegra.
—Me gusta. —Le digo mirándome en el espejo.
—Te queda muy bien, mejor que a mí. —Me dice poniéndose a mi lado.
Siento que ya llevamos mucho tiempo aquí, y que si sigo viéndolo sin nada voy a hacer algo de lo que arrepentiría.
—Creo que deberíamos irnos. —Le digo mientras me agacho a coger mi mochila del suelo.
—Sí, estarán preguntando por nosotros. —Dice Ander mientras abre la puerta y mira a los lados del pasillo para ver si viene alguien.
Cuando está seguro, la abre del todo y se aparte para que pase. Luego sale él.
No puedo evitar reírme al ver como lo miran todas las chicas cuando pasamos por su lado.
—¿Te hago gracia? —Pregunta nada más salir del edificio.
—Un poco.
Seguimos andando pensando que todos se han ido ya a sus casa, pero justo en la calle de enfrente del instituto están apoyados, parece que nos han esperado.
Guzmán levanta la vista y su cara se vuelve roja, sus ojos me miran fijamente.
—Tenemos un problema. —Dice Ander medio en broma sin apartar la vista de mi hermano.
—Ups. —Digo yo con un poco de tembleque en la voz.
Su mirada pasa a Ander, que aún va sin camiseta. Este se da cuenta y ríe.
ESTÁS LEYENDO
Extraviados -Ander y tú-
RomanceTras 2 largos años fuera de casa, ya es hora de volver, ¿no? Reencontrarse con antiguos amigos y familiares le cambiará, pero solo una persona le hará disfrutar de la manera más experimental. Talía pensaba que ya había superado al amor platónico del...