~capítulo 9~

1.5K 51 0
                                    

Cuando oigo que el cierre de la puerta está funcionando hago el amague de esconderme detrás de Marina, pero me da un empujón para que me quede en mi sitio.

Y la puerta se abre, suelto el aire que contenía al comprobar que es Guzmán.

—¿Qué haces aquí? —Me pregunta divertido mientras abre la puerta del todo.

Voy a contestar, pero antes de que pueda abrir la boca alguien aparece al lado de mi hermano.

Mi madre me mira con una radiante sonrisa en la cara.

—¡Kamy, cariño! —Exclama mientras se tira a mis brazos.

No me esperaba un recibimiento tan cariñoso, por lo que tardo en reaccionar.

Envuelvo temblorosamente mis brazos alrededor del cuerpo de mi madre y la abrazo. Hasta ahora no me había dado cuenta de que sí que la echaba de menos.

Cuando nos separamos mi madre toma mi cara con una de sus manos.

—Me alegro de verte, hija. —Me dice mi madre con una gran sonrisa.

—Yo también, mamá.

—Venga, pasa —Me dice a la vez que se da la vuelta y abre la puerta del todo.

Me giro unos segundo para ver a Marina y esta me hace el símbolo de okay con la mano.

Mi madre me coge la mano y tira de mi para que pase.

Entro en mi casa despacio, inspeccionando el terreno. Hay diferente decoración pero no está nada mal, apuesto que todo lo ha de decidido mi madre.

Pasamos al comedor, y tal y como esperaba, hay un hombre dándonos las espalda mientras lee el periódico.

Trago fuerte y me juro no soltar ninguna impertinencia hoy. Pero si me provoca lo tendré muy difícil para mantener la boca cerrada.

—Ventura, ya están aquí tus hijas. —Lo llama mi madre aún sin dejar de sonreír.

El hombre llamado se gira lentamente y mira a mi madre, luego a mi hermano, sigue mi hermana, y al fin a mí.

Sorprendente me regala una leve sonrisa con los labios cerrados. Luego se vuelve a girar y pliega el periódico cuidadosamente, lo deja sobre la mesita central y se levanta lentamente.

Camina hacia mi, me sostiene la mirada unos segundos y luego se acerca y me da un leve abrazo, al que yo, de nuevo, tardo en reaccionar incluso más que al de mi madre.

Luego se separa rápidamente y me da formalmente dos besos.

—¿Cómo estás, hija? —Me pregunta serio.

—Bien. —Me limito a decir.

—Dejémonos de recibimientos, ir arriba un momento, vuestro padre y yo vamos a llamar a las maquilladoras y a las estilistas. —Dice mi madre empujándonos a los tres cariñosamente por la espalda.

Guzmán, Marina y yo subimos lentamente las escaleras. Los tres sabemos instintivamente que se han querido quedar solos para hablar de otra cosa, pasa desde que somos pequeños

—La verdad, no pensé que he dejaras convencer para venir. —Me dice Guzmán de repente cuando llegamos al rellano de la planta de arriba.

—Yo tampoco, ni siquiera sé porqué estoy aquí. Es todo demasiado actuado y falso, al menos por parte de vuestro padre.

—Mamá si que se alegra de verte de verdad, Kamy. Y sabemos que papá no expresa abiertamente sus emociones, pero él también.

Me siento en la escalera. Mi vestido y mis cosas están abajo y no puedo cogerlas.

Guzmán y Marina se sientan a ambos lados, dejándome a mí en medio.

—Con que te diga que la última vez que papá me abrazó tenía la mitad de años q tengo ahora. Eres muy afortunada. —Dice lo ultimo con mucho sarcasmo.

—A mí igual. Solo me da apretones de manos como si fuera uno de sus malditos socios. —Interviene Guzmán también entre risas.

—Pues me gustaría ser como vosotros. —Digo siguiendo la broma mientras ellos dos ríen.

—¿Has pensado en volver a vivir con nosotros? —Vuelve a hablar Guzmán mientras juega con el hilo de la moqueta de terciopelo.

—Sí, lo he pensado. Pero no sé que hacer. —Le respondo mirando al techo.

—Yo creo q deberías hacerlo, y no por papá o mamá. Si no por nosotros, te echamos mucho de menos, Talía. —Dice Marina mientras acaricia mi espalda.

La verdad es que yo también los echo mucho de menos. Sobretodo a Marina, Guzmán a veces es más pesado y cargante de lo que puedo soportar.

—Me lo pensaré, ¿vale? —Digo al fin.

—Me conformo, de momento. —Responde Marina entre risas.

—Venga niños, ir a poneros los vestidos y el traje. Cuando estéis listos bajáis, que ya han llegado el resto de estilistas. —Irrumpe mi madre desde el primer peldaño de la escalera donde estamos asentados.

Veo que mi madre a traído consigo mi vestido y mis zapatos. Que bien, así no tengo que bajar a por ellos y volver a ver a mi padre.

Me acerco y ella me tiende mis cosas.

—Lo he visto. Quiero verte con todo puesto, vas a estar preciosa. —Me dice con una sonrisa y los ojos brillantes.

—Gracias, mamá. —Le respondo.

Me doy la vuelta y atravieso el largo pasillo para llegar a mi habitación.

Abro mi puerta y entro, está todo exactamente igual. Me alegra que no se hayan metido dentro a cambiar cosas.

Dejo mi ropa recién comprada en la gran cama de matrimonio situada en el centro de la habitación. Luego doy una detenida ojeada a todo, reviviendo recuerdos y situaciones vividas allí.

Cuando me doy cuenta de que todo se está poniendo demasiado pastelón, decido vestirme.

Me coloco mi vestido cuidadosamente y lo aliso con la mano. Luego me ajusto los zapatos negros y me enderezo, al principio casi pierdo el equilibro.

Me miro al espejo y sonrío, la verdad es que no me queda nada mal.

Me recojo el pelo en un moño rápido para que no moleste y agarro una pequeña cartera de color plateado. Meto el móvil y un poco de dinero.

Salgo de la habitación con todo encima y bajo las escaleras para encontrarme con todos. Una peluquera y una maquilladora están hablando con mi madre, mientras que Guzmán y Marina están en el otro extremo de la habitación mirando el móvil atentamente. Mi padre no está en la sala.

Mi hermano va con un clásico traje negro y una corbata también negra. Marina con un largo y precioso vestido rojo coral, parece de lino.

Mi madre por fin se da cuenta de mi presencia y viene a mi encuentro.

—Estás espectacular. —Me alaga agarrando mis manos con las suyas.

—Tu también, mamá. —Le digo. Mi madre lleva un vestido largo de color azul metalizado y mucho escote.

—Bueno, manos a la obra. —Dice mi madre muy ilusionada a la vez que estira de las manos de Marina y Guzmán para que se levanten.

Extraviados -Ander y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora