~capítulo 21~

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—Hola princesa. —Me saluda Ander cuando cierro la puerta tras de mí.

—Hola. —Digo un poco cortada.

Me siento en el otro extremo del lavabo y saco mis patatas. Miro a Ander, que este observa muy atento mis movimientos.

—¿Para qué querías que viniera? —Pregunto haciéndome la loca.

Ander suelta una risa amarga y se levanta del lavabo, viene y se posiciona delante de mí de manera un tanto intimidante.

—Dímelo tú. Llevas ignorándome 3 días.

—Que va. Solo que no tengo nada de lo que conversar contigo. —Respondo desviando la mirada.

Ander me agarra del mentón y hace que le mire.

—No soy tonto, Talía. —Me regala otra sonrisa amarga.

—Y no creo que lo seas. —Le respondo sin que se note lo nerviosa e intimidada que me siento.

—Solo quiero decirte que no te preocupes. Lo que dijiste el otro día no me importa.

Lo miro mientras una pequeña sonrisa se forma en mi cara.

—Que te haya reprochado que no fueses mi novio no iba con segundas intenciones, que lo sepas. —Le digo riendo, no voy a quedar avergonzada después de que se haya disculpado por pena.

—Me gusta mucho oír la palabra novio salir de tu boca. —Me dice a la vez que suelta mi mentón.

Yo río ante sus palabras.

—Eres un idiota. —Le digo pegándole en el hombro.

—También me gusta cuando me insultas. —Añade a la vez que aproxima lentamente su cara a la mía.

Cuando nuestras narices se rozan río un poco mientras lo miro a lo ojos.

—¿Quieres besarme, principito? —Le digo alzando las cejas de forma graciosa.

—Posiblemente.

Y sin previo aviso se abalanza sobre mí y estampa sus labios contra los míos.

Agarra mi cara entre sus manos y me empotra contra la pared del baño.

Yo le sigo rodeando su cuello con mi brazos mientras tiro mis caderas hacia delante, notando su miembro contra mi estómago.

Ander baja sus manos por mi cuerpo lentamente sin despegar sus labios de los míos.

Al llegar a mi espalda baja presiona mi cadera con sus pulgares haciendo que suspire.

Posa sus manos en mi trasero mientras nuestras lenguas juegan y se entrelazan juntas.

Pega un apretón en mis nalgas con sus grandes manos, haciendo que me ría contra sus labios entre beso y beso.

—¿Ay alguien ahí?

Me separo de Ander suavemente mirando fijamente la puerta, cerrada con pestillo por nosotros.

Ander parece ignorar la llamada por lo que pone su cara en mi cuello y comienza a besarlo.

—Tenemos que irnos. —Ordeno a la vez que separo su cabeza de mí cuello, ignorando a mis hormonas con ganas de más.

Ander suspira y se separa, así agachándose a coger su mochila.

Vuelven a tocar a la puerta insistentemente.

—¡Ya va! —Respondo caminado hacia la puerta con Ander pisándome los talones.

Extraviados -Ander y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora