~capítulo 23~

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Entramos los 3 en el establecimiento. Está lleno de gente. Un montón de cuerpos sudorosos se mueven al ritmo de la música en el centro. Otros beben y fuman en las mesas de alrededor.

Se respira el aire cargado de hormonas y apesta a miles de olores mezclados.

Me giro a mis hermanos. Guzmán sacude la mano delante de su nariz y pone cara de asco.

—Que puto asco. Venga subamos.

Nosotros nos solíamos asentar en la parte de arriba. Reservada para gente rica y refinada. Yo siempre subía junto a Guzmán y cuando ya lo veía lo suficientemente borracho me bajaba a disfrutar de la verdadera fiesta. Los ricos aparte de pijos son unos aburridos.

Suspiro y echo a andar.

—Voy a esperar a Samuel. Ahora subo. —Avisa Marina.

Guzmán la mira con desprecio y me agarra del brazo mientras avanzamos entre la multitud.

—No me puedo creer que se haya podido juntar con ese tío. —Suelta mientras empuja a la gente.

—Cállate. A mi Samuel me parece un buen chico.

Guzmán ríe irónicamente. —Lo que tú digas.

Una vez arriba, Guzmán y yo divisamos una mesa al fondo ocupada por nuestros amigos.

—Por fin llegáis. Habéis tardado mucho. —Dice Lu a la vez que se levanta y le da un ridículo beso a mi hermano.

—Ya, es que Marina se ha querido quedar a esperar a su nuevo novio. —Suelta Guzmán molesto.

—¿Aún sigue con el idiota ese? Tu hermana ha caído muy bajo, cariño.

Para mi sorpresa mi hermano no reacciona ante la especie se insulto que le acaba de decir Lu a Marina. Así que lo hago yo.

—Lu, cállate la boca. —Le advierto.

—Oh perdóname. Tengo miedo de que me vuelvas a tirar algo encima. —Dice riendo amargamente.

¿Porqué esta tía siempre saca lo pero de mí?

Agarro el vaso con alcohol que más cerca tengo y le pego un trago sin acabármelo entero.

—Pues te ayudaré a superar ese miedo, cariño.

Avanzo un paso y cuando me pongo enfrente de ella levanto mi envase para volcarlo.

Una mano agarra mi arma y la tira al suelo lejos de mí, la otra mano de aferra a mi cintura.

—Vamos a tomar un poco el aire, Talía. —Ander me pone las manos en los hombros mientras es asesinado con la mirada por mi hermano.

No me deja responder mientras me lleva a través de la gente.

—Esto no quedará así, querida. —Me dice Lu desde la mesa con la sonrisa más horrorosa habida y por haber.

—Vete a la mierda Lucrecia. —Le suelto parando en seco y volviendo para mirarla.

—Ander, controla a tu fierecita. —Vuelve a intervenir la pesada.

—Hija de pu.. —Ander me tapa la boca.

—Cálmate o será peor. Lu es estúpida pero no te pongas a su nivel, por favor. —Me susurra Ander quitando su mano de mi rostro.

Suspiro y echo a andar delante de él. Esto no quedará así.

—Sé que ahora mismo estás maquinando un diabólico plan en tu cabecita para vengarte de ella. —Ander se pone a mi lado y me toca con el dedo la frente.

Extraviados -Ander y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora