|Gritos|

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¡¿Cómo carajos pretendes que lo sepa?! -Grité frunciendo mi ceño.

¡¿Y tú piensas que en serio voy a creer ese papelito tuyo de hacerte la que no sabes nada?! -Gritó de vuelta.

¡San, ya basta! -Intervino un pelicobrizo que tenía una mirada fuerte, entrando de repente a la sala.

¿San? ¿Así se llama este psicópata?

Suéltala. -Apareció esta vez el rubio.

No te metas, hyung. -Dijo San aún encima de mí, sosteniendome de las muñecas y me miró- ¿Vas a hablar? -Apretó más su agarre y yo solté un quejido involuntario.

Cerré los ojos un momento intentando aguantar el dolor para volver a negarle que sé dónde está su hermano, pero de pronto siento que él me suelta.

Abro los ojos y veo a San mirando mal a dos chicos que no sé en qué momento habían llegado. Uno era más alto que todos, pelo negro, y el otro tenía el cabello gris.

'San' se levantó de mí y puso sus manos en sus bolsillos.

Cómo sea... Luego me encargaré de ese tema. -Dijo sin mirarme ni por un momento, y salió por el umbral de la sala para después desaparecer de mi campo de visión.

Me reincorporé en el asiento y miré mis muñecas. No estaban tan rojas como pensé, pero de todos modos me dolió.

¿Qué tiene con atacar las muñecas esta gente?

Fruncí un poco el ceño y empecé a acariciarlas con mis manos.

Lamentamos eso. -Dijo uno de los chicos que seguía ahí y yo lo miré, era el alto pelinegro- Todavía tiene rencor. -Dijo un poco incómodo.

No hablará contigo hasta mañana. -Avisó el chico de cabello color cobrizo de mirada seria.

¿Podemos..? -Dijo el rubio buena onda mirando a los otros tres, bajando la voz.

No lo sé... -Pronunció el pelinegro alto mirándome y luego al rubio.

Le preguntaré a Hong. -Dijo el de cabello gris y salió de la sala.

Luego de unos momentos de silencio decidí hablar.

¿Cuándo creen que él pueda entender... que yo no maté a su hermano... y que no soy una vampira? -Los miré y ellos se incomodaron, desviando la mirada de mí.

Dijo que sí, la que está desocupada. -Habló el de cabello gris entrando de nuevo a la sala.

Jo. -Me llamó el rubio y yo lo miré- Levántate, ven. -Lo miré con desconfianza- No te haré nada. -Entrecerré los ojos aún mirándolo, ganando pequeñas risas de parte del de pelo gris, y luego de unos segundos, me levanté y caminé hacia el rubio, manteniendo la distancia de un metro.

¿Qué sucede? -Pregunté mirándolo a los ojos y él se rió un poco, nervioso.

Te llevaré a una habitación, porque... Creo que hasta que San no resuelva este misterio... -Miró hacia otro lado y luego a mí de nuevo- Tendrás que quedarte aquí. -Lamí mi colmillo derecho con la boca cerrada y miré hacia el suelo, con algo de frustración y tristeza.

Eres parte de esto quieras o no. -Se cruzó de brazos el pelicobre, mirándome serio.

Yo asentí levemente. Sabía que el chico tenía razón. Mi cara está en los recuerdos de San, y estoy casi segura de que en los de los demás también.

Sé que él no lo dice para hacerme sentir mal, es para que entienda la situación. Estoy... comprometida.

Pero... si realmente fui yo... no recuerdo absolutamente nada de eso.

El chico rubio buena onda empezó a adentrarse en la casa mientras que los otros se quedaron en la sala observandonos salir. Luego de cruzar el umbral de la sala, empezaron a hablar de no sé qué, pues yo ya estaba muy lejos.

¿Puedo saber tu nombre? -Pregunté mientras caminaba un paso más atrás que él.

Volteó para mirarme.

Seonghwa. -Respondió con una leve sonrisa y siguió caminando.

Asentí a pesar de que no me miraba.

Esta es la habitación. -Dijo al detenerse frente a una puerta y me miró- En... otro momento podrás salir. Intentaremos no perder tiempo, ni que tú lo hagas. -Sonrió un poco- Espero estés más cómoda aquí que... en esa jaula. -Se rió un poco y yo también- ¿Puedo confiar en ti? -Asentí y él sonrió.

¿Y yo en ti? -Pregunté y él asintió, haciéndome sonreír un poco- Oh, y gracias por alimentarme. -Me reí y él también.

No hay de qué. Espero... sepas comprender la situación. -Luego de unos segundos asentí- Bien, buenas noches. -Fruncí un poco el ceño.

¿Noches? -Pregunté confundida.

Si. -Se rió- Son las diez de la noche. -Abrí la boca.

¿En serio? -Asintió- Bueno, si... Eh. Buenas noches. -Me volteé un poco sorprendida, para abrir la puerta y entrar a la habitación.

Cómo había pasado el tiempo de rápido.

Espera. -Me detuvo y yo lo mire- Si pasa algo, me encontrarás en la cocina. -Asentí y él se fue.

Entré a la habitación.

Encendí la luz.

Y grité de miedo.

Había un chico tirado en la cama.

Tenía el pelo castaño, parecía estar durmiendo hasta que grité y se sentó de un salto.

¿Qué haces aquí? -Preguntó el chico con un tono cansado.

Tenía la voz grave y sus ojos rasgados me miraban serios, lo que me asustó un poco.

Yo... Esta... -Pronuncié torpemente- Me dijeron que me quedara aquí. -Respondí y sentí pasos rápidos venir por detrás de mí.

Ah... -Reconocí la voz de Seonghwa y al voltear, comprobé que era él- Mingi, esta por ahora será la habitación de Se Rim. -Explicó- Además, esta ni siquiera es tu habitación. ¿Qué haces aquí? -Regañó- Vete, por favor. -Ordenó.

Mingi, el de pelo castaño, se fue sin decir absolutamente nada. Al parecer solo quería poder continuar su siesta.

Perdona. Se supone que él no debía estar aquí. -Se rió incómodo.

Está bien. -Sonreí de la misma forma- ¿Hay algo más que deba saber antes de quedarme aquí? -Pregunté bromista.

Cierra con seguro. -Advirtió serio y yo me puse de la misma manera inmediatamente- Si la persona que quiera entrar no se presenta, quédate callada y no abras la puerta. -Asentí.

Él se fue y yo hice lo que me indicó.

¿Ella? o... ¿Ella? //Imagina con Choi San//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora