|Brillante|

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¿Qué acaba de pasar?
Estoy tan avergonzada.
No sé cómo podré mirarlo a la cara ahora.
Ni a los demás, porque en algún momento se van a enterar o notarán algo.

Quiero llorar.

Estúpido sueño, estúpido San bello y her- ¡No, Se Rim! ¡Estás molesta!

¡Agh! —Me agarré la cabeza con frustración— Estúpida yo, que pienso en ese tipo de cosas. —Dije resignada recostando mi espalda de la cama.

Cerré los ojos.

No volvería a dormir.

Lo que me falta es que ahora sueñe con Yunho, o alguno de los chicos, y también se me aparezcan aquí.

Me removí incómoda ante esa idea.

Más allá de que yo me haya dejado besar (indirectamente), la pregunta aquí es...

¿Por qué lo hizo?
¿Por qué me besó?

¿Porque estaba necesitado?

Pero si es así...

¿Por qué no siguió si yo aparentemente estaba dispuesta?

Obviamente no me hubiese dejado... pero tengo la curiosidad.

Entonces, tal vez hizo eso simplemente por lástima.

Yo también siento lastima de mí misma. ¿Cómo pude haber caído tan bajo?

En fin.
Solo lo ignoraré, e intentaré no mirarlo ni hablarle más de lo estrictamente necesario.
Espero que él también haga lo mismo porque sino no sabré qué hacer.

Qué vergüenza...

Tocaron la puerta.

Ay no... ¿Ahora quién es?

Se Rim, soy Yeosang. —Dijo del otro lado de la puerta, sin abrirla.

¿Qué pasa? —Alcé un poco la voz para que me escuchara, de verdad no quería encontrarme con nadie más hoy.

Venía a decirte que los chicos volverán mañana, y que supuestamente ya tienen un plan. —Yo me acerqué a la puerta rápidamente y la abrí asustando a Yeosang.

¿En serio? —Pregunté mirándolo curiosa— Y... ¿No te dijeron de qué se trataba? —Dije poniendo mis manos detrás de mi espalda entrelazandolas.

Yeosang me miró con una pequeña sonrisa alzando una ceja.

No. —Dijo burlón y yo hice un leve puchero con las cejas un poco fruncidas mirando hacia otro lado— Ten paciencia. —Dijo y se volteó para caminar, alejándose.

¿Qué tipo de plan tendrán?

Se Rim. —Dijo Yeosang volteando a verme y yo lo miré— Para la próxima no sean tan obvios. —Señaló su cuello con una sonrisa burlona y yo tardé un poco en entender, pero cuando lo hice, me sonrojé tapando mi cuello con las manos.

Ahora sí se fue, pero esta vez riendose.

Cerré los ojos regañandome a mí misma y entré a mi habitación.

Caminé al espejo, y miré mi cuello, estaba un poco rojo.

Suspiré y miré el techo con mis manos en mis caderas.

××××××××

Me levanté de mi cama luego de un rato de no hacer nada y decidí salir de mi habitación.

Antes de eso, verifiqué mi cuello. Ya no tenía nada, se veía normal.

Al salir, me encontré con Yunho. Nos miramos por un momento pero él siguió de largo, ignorándome.

¿Él también se enteró?
Ese Yeosang es una vieja chismosa.

Rodé los ojos y caminé hacia la cocina.

Tenía hambre de nuevo.
Debo admitir que si no fuera porque Yunho me obligó a comer, ahora no sé cómo estaría.

Extrañamente no había nadie.
En ningún lado.

Tal vez están en sus habitaciones o salieron.

Hablando de salir.
Necesito nueva ropa o la mía vieja.
No puedo usar siempre la de ellos.
Y también debería volver a bañarme.

Agarré un vaso y me serví agua.

Miré a mi alrededor.
Esta casa se me hacía familiar, pero no sé por qué razón.

El candelabro que estaba sobre la mesa de la sala, los cuadros de distintos paisajes en el recorrido a mi habitación...

Me asomé por la ventana de la sala, con vista a un buen terreno de césped.

Estaba anocheciendo, pronto podría ver el atardecer.

Fui a buscar otra cosa comestible en la cocina. El agua no ayudaba a que mis antojos se calmaran.

Revisé los estantes y no había nada.
El refrigerador, y tampoco. Verduras y otras cosas pero no snacks.

Hice un pequeño puchero al cerrar la puerta del refrigerador y suspiré.

Caminé de nuevo hacia la sala y algo en el sofá me llamó la atención.

Un pequeño cupcake.

Me acerqué a él y lo tomé.

Era de chocolate con vainilla. Revisé la fecha de vencimiento y todavía faltaba mucho para que caducara.

Sonreí y lo abrí para comerlo.

Antes de eso me dirigí a la ventana para poder admirar el atardecer.

Me comí en tres mordiscos aquel rico cupcake, dejándome satisfecha y con una sonrisa en los labios.

Desde hace un tiempo comenzaron a gustarme mucho los dulces.

De repente la luz del sol reflejó algo en el patio.

No se distinguía qué era.
Pero la luz era bastante fuerte por lo que deduje que era algo metálico o un espejo.

Busqué una manera de salir para ver qué era. Salí de la sala y ví una puerta de madera marrón oscuro.

Tiene que ser esta. —Murmuré mirándola y tiré de ella pero no se abrió.

Pff... Claro.

Solté la tirador con desánimo.

¿Y la ventana no se puede abrir?

Caminé nuevamente hacia la sala y miré la ventana.

Tiene un pasador.

Sonreí y me acerqué.

Nada complicado.

Abrí la ventana provocando que una ráfaga de brisa algo fría pero fresca me envolviera.

Sonreí nuevamente ante esa sensación cerrando los ojos.

Me asomé y no había nada que me impidiera salir por ahí, así que no dudé.

Me subí a ella y salté cayendo afuera de la casa.

Wao. ¿Qué es esto?

Siento como si fuera mi primera vez saliendo de una casa.

Ay, Se Rim...
¿Qué tanto te afectó todo esto?

Al ver todavía el atardecer iluminando cada rincón, recordé por qué había salido.

Busqué con la mirada en dirección al objeto que había llamado mi atención.

Sonreí al encontrarlo.
Me acerqué para detallar qué era, y me sorprendí.

¿Ella? o... ¿Ella? //Imagina con Choi San//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora