CAPÍTULO 12

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VALERIA

—¡Hola! —Dice Marta entrando en la habitación—. Uy, ¿ya se han ido?, qué rápido —pregunta frunciendo el ceño y mirando a sus hermanas.

—Marta, tengo que hablar contigo —dice la mediana, dando un paso hacia su hermana mayor.

—Ahora mismo no puedo, lo siento —dice esta, poniendo cara de vulnerabilidad—. Pero después sí que puedo.

—¿Y por qué no puedes ahora?

—Porque Alba se tiene que duchar y la voy a ayudar a prepararse para la cena de hoy. —responde mientras posa una mano en el hombro de su hermana pequeña.

—Vale, pero que sepas que tú y yo tenemos una conversación pendiente —le dice Valeria a su hermana mayor, entrecerrando los ojos y mirándola.

—De acuerdo —dice la otra mientras pone las manos en señal de paz y derrota—. Te prometo que en cuanto tenga un hueco, te lo digo y hablamos —asegura esta mientras se lleva a Alba de la habitación—. ¡Adiós!

Seguidamente, el sonido de la puerta de la habitación cerrándose le hace darse cuenta de que se ha quedado completamente sola.

Se sienta en la cama, necesita pensar. Han pasado muchas cosas en poco tiempo. Aunque no es por la cantidad de cosas, sino que es porque no están habladas. La intranquilidad de Valeria surge cuando tiene que hablar con alguien y no lo hace. Es una cosa que le pasa desde hace mucho tiempo, cuando nació su lado poco paciente.

Después de un rato pensando en todo lo que le ha pasado, decide acabar de prepararse, así que empieza a buscar el neceser que no encontraba antes. En ese estuche hay maquillaje, cremas y más básicos. Valeria se lleva ese neceser a todos los lugares donde se va de viaje o va a pasar algunos días allí. Y siempre lo tiene controlado, pero en cambio, esta vez no sabe dónde está.

Lo busca por todos los lugares. En los cajones de las mesillas de noche, en los del lavamanos, en la maleta suya y de su hermana... Y nada, no está.

En cambio, ella está segura de que se lo puso esta mañana en la maleta, incluso lo puso en un lugar específico de esta para que no se perdiese. Piensa todo lo que ha hecho después de llegar al crucero y se da cuenta de que lo más probable es que lo tenga su madre. Ella les recogió las maletas, lo más probable es que lo tenga ella. Aunque le parece extraño que lo tenga Susana, ya que cada una lleva siempre su neceser.

Coge la llave de la habitación y se encamina a la de su hermana pequeña y su madre. Cuando llega toca a la puerta.

—¿Quién? —Pregunta una mujer al otro lado de la puerta, es Susana.

—Soy yo, mamá.

Segundos más tarde, la puerta se abre y madre e hija hacen un intercambio de miradas, y la mujer le sonríe.

—Pasa.

La joven le devuelve la sonrisa, pero antes de entrar le tiene que preguntar algo.

—Mamá, ¿sabes dónde está mi neceser?

Susana frunce el ceño, pero enseguida abre los ojos descaradamente, como si se hubiera acordado de algo.

—¡Tu neceser! ¡Claro! —Exclama esta—. Te lo cogí de la maleta y me lo llevé a mi cuarto para ver si tenías gomas de pelo, que a mí se me han olvidado y Alba necesita. No te importa ¿verdad?

Valeria da un suspiro, ¡se ha llegado a imaginar que se lo había dejado en casa! Y mira que era fácil decírselo y no habría este tipo de sustos.

—¡Claro que no! —Asegura la joven entrando en la habitación—. ¿Dónde está? —Le pregunta a su madre, que ha cerrado la puerta detrás de sí.

AMOR E INTERROGANTES [DISPONIBLE EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora