CAPÍTULO 42

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VALERIA

Sábado 10 de julio

Unos minutos antes

No sabe lo que le pasa a Marcos. Es la primera vez que le ve tan distraído y ausente. Una parte de ella está preocupada por si le pasa algo malo, pero la otra no sabe cómo reaccionar. No tiene ni idea de si lo mejor que puede hacer es dejarle solo o ir tras él y preguntarle lo que le pasa. Opta por la primera opción, pero empieza a preguntarle a Sandra.

—¿Qué le pasa? —ambas saben de quién está hablando. La pelirroja levanta la mirada de su taza de café y se encoge de hombros.

—No lo sé —responde sin más. La otra joven alza las cejas.

—A mí no me mientas, Sandra. Sé que te ha tenido que decir algo. Somos sus únicas amigas, y si no me lo ha dicho a mí, ha tenido que decírtelo a ti —razona la chica mientras intenta sonsacarle información a su amiga.

Sandra resopla, y se echa para atrás en la silla.

—Problemas familiares —decide responder a la pregunta. No le va a decir todo lo que le pasa, ya que eso implica decirle a la chica que Marcos está colado por ella, y no cree ser la persona adecuada para hacerlo—. ¿No te ha contado nada?

—Sí, algo me ha contado —responde perdiendo su vista en la mesa. Sinceramente no cree que el único problema sea su familia. Otras veces también lo estaba pasando mal por su padre y Carolina y aun así estaba con una sonrisa en el rostro.

Tras unos minutos de silencio, Sandra se despide y se va del buffet. Valeria decide llamar a su amigo y así quedar para poder hablar con él. Pero no le coge el teléfono. A la segunda llamada perdida se rinde. Tampoco le va a hacer muchas llamadas, si no le quiere coger el teléfono, no lo va a hacer, aunque lo intente muchas veces.

Se levanta de la mesa y se dirige a su camarote con una sensación muy extraña. Desde lo que pasó la noche anterior no tiene las ideas claras. No puede negar que una parte de ella se siente muy mal. Ya que no sabe si la cobra significa que Marcos no está para nada interesado en ella o si habrá alguna razón por lo que hizo. Aunque su lado pesimista sale a la luz de vez en cuando, y le hace pensar que nunca encontrará a nadie hecho para ella. Cada vez piensa más y más que su amigo le está evitando. En todo el desayuno no le ha mirado ni una sola vez desde que se sentó en la mesa. La joven necesita consejos, y sabe a quién acudir.

Abre la puerta de su camarote y se encuentra a Marta tumbada en su cama mirando su móvil. Esta gira la cabeza cuando escucha la puerta.

—Hola —saluda con su voz habitual.

Valeria no le responde, directamente va hacia su cama y se deja caer en ella.

—¿Qué te pasa? —pregunta la hermana mayor, enderezándose. Nota a la menor un poco extraña.

La hermana mediana le devuelve la mirada, solamente que la de ella está entristecida y confusa.

—Ayer Marcos y Sandra me prepararon una fiesta sorpresa por mi cumpleaños —empieza a hablar. Su voz está floja y su mirada ha caído hasta el suelo—. Y en un momento dado me torcí el tobillo. Cosa que hizo que Marcos me acompañase hasta el camarote. Y después... No sé cómo pasó, pero estábamos muy cerca, cara a cara. Y cuando me acerqué a él con la intención de darle un beso, se apartó. Me hizo una cobra —dice esto último girando la cabeza hacia su hermana—. Y encima creo que me está evitando —confiesa con algo de preocupación en su voz.

—No te preocupes, seguro que todo esto tiene una explicación —intenta animarla con un tono confortador.

Valeria suspira fuertemente y se da la vuelta en la cama, de espaldas a su hermana. La mayor, al verla en ese estado, se levanta de la cama y se acerca a ella.

AMOR E INTERROGANTES [DISPONIBLE EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora