CAPÍTULO 29

208 15 45
                                    

VALERIA

Unos minutos antes

Sonriente, se encamina hacia su camarote. Se lo ha pasado muy bien esta mañana con sus nuevos amigos. Nota como algunas veces sí que es completamente feliz, y sobre todo cuando está con ellos.

Aparte, hoy se ha sentido muy bien con Marcos. Está a gusto con él y siente confianza y seguridad. Tanta que está pensando en contarle que se siente muy mal con su cuerpo y todos sus problemas profundamente, ya que piensa que él le va a apoyar. Nota que le está empezando a atraer. Aunque nunca le haya pasado, sí que ha leído sobre eso.

En la excursión ella les ha dicho a sus amigos que le gusta escribir, y Marcos le ha respondido que le gustaría leer algo que hubiera escrito Valeria. Desde ese momento la joven lleva dándole vueltas demasiado tiempo y ha decidido que le va a hacer un escrito algo personal. No tiene muchas expectativas de que le pueda gustar, pero aún así decide que lo va a hacer.

Cuando llega a su habitación se encuentra con su hermana. La mayor se está arreglando para ir a comer con su familia.

—¡Hola! —saluda Valeria cuando entra.

—¡Buenas tardes! ¿Qué tal te lo has pasado? —pregunta Marta mientras se retoca frente al espejo.

La hermana menor se tira a la cama cayendo de espaldas.

—Muy bien la verdad —dice y apoya su cabeza sobre la almohada mirando a Marta—. ¿Te puedo preguntar algo?

—Claro —responde la mayor desviando su vista hacia Valeria. Su habitual sonrisa dulce está presente en su rostro.

—¿Alguna vez te ha gustado alguien? —pregunta, y su hermana abre los ojos y la boca exageradamente. Una sonrisa divertida y curiosa se forma en la cara de Marta.

—¡¿Te gusta alguien?! —exclama mientras se sienta en los pies de la cama.

—No has respondido a mi pregunta —dice Valeria alzando una ceja.

—Ni tú a la mía —espeta intentando que le conteste a su cuestión. Aún con la misma sonrisa instalada en el rostro. El intento es en vano, así que resopla y vuelve a hablar—. Está bien —se rinde—. Sí, sí que me ha llegado a gustar alguien. ¿Por qué lo dices?

La hermana menor toma aire, preparándose para lo que está a punto de decir. Se endereza, poniendo su espalda contra el cabezal de la cama.

—Creo que me gusta Marcos —confiesa. Marta abre aún más los ojos—. Pero no estoy segura, ya que nunca me ha pasado. Por eso he recurrido a ti, para saber qué se siente cuando te gusta una persona.

—No creo que te pueda ayudar mucho. Quiero decir, creo que eres tú la única que puede saber si te gusta o no. Es una cosa que se siente y algunas veces apenas se puede explicar —aclara la hermana mayor.

—Es que estoy sintiendo cosas que nunca había sentido con nadie —anuncia bajando la mirada.

—¿Cómo qué?

—Cómo que quiero pasar todo el tiempo con él. Aparte que me siento muy bien y cómoda con él, de una forma que no me siento con nadie —hace una pausa subiendo la mirada y encontrándose con los ojos de su hermana—. No digo que me haya enamorado, ni muchísimo menos, pero sí que creo que me he pillado de él.

La sonrisa de Marta se agranda, convirtiéndose en una sonrisa orgullosa.

—Me alegro que por fin hayas encontrado alguien a quien te mereces de verdad —confiesa esta mientras se levanta de la cama y se dirige otra vez al espejo—. Díselo —dice mientras se hace fotos delante del cristal.

—¿Qué? —pregunta Valeria sorprendida y frunciendo el ceño.

—Lo que has escuchado —responde. Saca la lengua y se hace una foto así. Cuando acaba, la mira y se guarda el móvil en su chaqueta. Recoge sus cosas y se prepara para irse—. Yo de ti le diría lo que te pasa. Quien sabe, a lo mejor él también siente lo mismo —dice encogiéndose de hombros—. Bueno, yo me voy a comer con mamá y Alba, que me están esperando. ¿Te vienes? —pregunta poniendo su mano sobre el pomo de la puerta. Su hermana niega con la cabeza.

—No. He quedado para ir a comer con Marcos y Sandra.

—De acuerdo. Cualquier cosa ya sabes, llámame. ¡Adiós! —se despide saliendo por la puerta.

En cuanto la puerta se cierra, Valeria se tumba en la cama.

Lo último que le ha dicho su hermana le ha dejado pensando. Y es que sus ilusiones se han disparado tras escuchar el que también le puede gustar a él. Aunque se intente decir a ella misma que no imagine cosas que a lo mejor después no son ciertas, no lo consigue.

Decide no tardar más y se va hacia el escritorio donde se halla su libreta. El cuaderno donde escribe sus cosas más personales.

Se sienta en la silla y coge un bolígrafo que hay por la mesa. Sus sentimientos, emociones e inspiración están en un nivel bastante alto. Lo que quiere decir que en cuanto empieza a escribir las palabras le salen solas, sin necesidad de pensar en lo que va a poner. Solamente se deja llevar por lo que siente y por todos esos momentos que han pasado los dos juntos. Se ensimisma tanto en todo aquello, que no se ha dado cuenta de que ha apretado tanto el boli, que ha dejado la marca de la letra en la siguiente hoja. Aunque no le da mucha importancia. En cuanto acaba de escribir, revuelve los cajones y mochilas que hay en la habitación, hasta encontrar algún sobre dónde meter la carta. Lo mete en él y lo deja junto a su móvil encima de la cama.

Se encamina hacia la ducha y se baña en pocos minutos. Se rodea con una toalla y sale del cuarto de baño en busca de ropa limpia que ponerse. Abre el armario y coge una camiseta y unos tejanos cortos. Lo combina con sus Converse y se deja el pelo suelto.

En cuanto se termina de arreglar, coge su móvil y la carta. Se encamina hacia la sala de ascensores para coger uno. Está un tanto nerviosa por darle el escrito a Marcos. Una pequeña parte de ella tiene miedo por ver su reacción.

Cuando llega a la cubierta número 14, sale del ascensor y respira profundamente, intentando relajarse. Va hacia la puerta y en el momento que la cruza, se encuentra con una escena bastante impactante para ella.

Marcos y Sandra están besándose.

En este mismo momento siente cómo una oleada de sensaciones muy fuertes. Así, de la nada, le vienen recuerdos de cuando sufría bullying y se comparaba con las otras chicas. Una voz en su mente le dice «¿Qué tendrá Sandra que no tenga yo?» o «¿Por qué ella sí y yo no?». Siente cómo si le hubieran clavado un hacha por detrás. Se siente destrozada y ni siquiera sabe por qué. Tampoco tiene ni idea de por qué razón se siente tan vacía y extraña al ver a Marcos besándose con alguien. Entre los recuerdos del pasado, las intervenciones de voces en su cabeza y los extraños efectos que han tenido ese beso sobre Valeria, ella ni se inmuta. Está quieta de espaldas a la puerta, mirando a sus amigos como una idiota.

En cuanto el beso acaba y el chico la mira. Esta se da cuenta de que se acerca a ella, y automáticamente empieza a andar hacia atrás lentamente. Lo hace inconscientemente. Una parte de ella se siente traicionada porque creía que Marcos podía haberse interesado por ella, ya que en la excursión han intercambiado miradas, sonrisas, risas, y más cosas y emociones que le han dado falsas ilusiones a la chica.

«Soy una estúpida ilusionándome tan rápido» piensa mientras rompe la carta que hay entre sus manos.

—¡Valeria! —grita su amigo mientras corre hacia ella. Esta tira la carta a la basura más cercana que encuentra y empieza a andar hacia la sala de ascensores otra vez, dándole la espalda a Marcos.

—————————

¡Holaaa! Espero que os haya gustado el capítulo de hoy.

Parece que ha habido un malentendido, uno que traerá algo de problemas...

¡Gracias por leer mi historia!

AMOR E INTERROGANTES [DISPONIBLE EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora