CAPÍTULO 9

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MARCOS

Marcos no ha estado nunca antes en un crucero. Lo más cerca que ha estado de ellos ha sido en las películas y en las series, aunque cabe recalcar que siempre le han llamado la atención. En cambio, hoy va a estar en uno, cosa que le gusta mucho.

Ahora mismo está en el cuarto de baño acabando de asearse, y es un momento en el cual Marcos desearía tener un lavabo propio. Eso se debe a que Mario le está gritando desde el otro lado de la puerta.

—¡¿Quieres darte prisa?!

—¡Que sí! —le responde acabando de lavarse los dientes.

En menos de un minuto ya está fuera.

—¡Por fin! —espeta el hermano mayor poniendo los ojos en blanco—. ¿Desde cuándo tardas tanto en hacer pis? —pregunta haciéndose paso para entrar al baño.

—Imbécil —masculla Marcos—. Oye, ¿y tú por qué estás tan nervioso? —dice enarcando una ceja y haciendo que su hermano se dé la vuelta para mirarle.

—¿Yo? ¿Nervioso? No sé de qué hablas —responde Mario encogiéndose de hombros y entrando en el lavabo para después cerrar la puerta en las narices de su hermano.

Marcos suspira y vuelve a su habitación. Es la primera vez en mucho tiempo que la ve recogida y sin cosas de por medio. Su padre le ha obligado a dejar la habitación impecable antes de marcharse. Y si una cosa ha aprendido Marcos durante su vida, es que más vale hacerle caso a su padre, porque si no le caerá una buena.

Tiene preparadas una mochila y una maleta. Se ha metido bastante ropa, su cámara de fotos, su skateboard, entre otros. Referente al skate, no cree que pueda llegar a subirlo al crucero, ya que ha leído en Google que no se pueden subir ningún tipo de patinete. Sin embargo, él va a intentar subirlo, aunque es consciente de que no lo podrá utilizar mucho, pero nunca se sabe cuándo lo necesitará.

Comprueba que está todo en su mochila y maleta, coge estas y las lleva hacia la entrada de su casa, donde al pasar por el salón ve a Carol más sofocada que nunca.

—¿Estás bien? —pregunta el joven confuso al ver a su padre intentando calmarla sin ningún éxito.

—No, ¿cómo voy a estar? ¡Me caso en dos días! Mi familia y algunos amigos estarán presentes en ese día tan importante. ¿Y si algo sale mal? Ay por dios.

La familia y los amigos. Una cosa que, según Javier, se les ha olvidado decírselo. Y es que parte de la familia y amigos de Carol viajan en el mismo crucero que ellos cinco. Como era de esperar, Mario reaccionó mal ante esa noticia, ni siquiera a Alberto le gustó, dado que la familia de Carolina es muy pesada y te abruman todo el tiempo con sus preguntas, pero por lo que dice Javier, solo tendrán que ver a su familia y amigos el día de la boda. Por una parte eso le gusta a Marcos, ya que no tendrá que soportarles durante mucho tiempo, pero por la otra, no le agrada mucho la idea de poderse encontrar a alguno de ellos por sorpresa en algún lugar del crucero.

—Nada va a salir mal —intenta calmar Javier a su pareja, cómo siempre, sin triunfo alguno.

—Bueno, me voy a avisar a Alberto para irnos —informa el joven yendo hacia la habitación de Alberto.

Después de ayudarle a cerrar su maleta, los dos hermanos van hacia el salón donde les espera el resto de la familia.

—¡Hombre, por fin! Cada vez tardas más, eh, hermanito —le dice Mario al hermano mediano mientras le sacude el pelo como si fuera un perro.

—No hagas eso — responde Marcos sacándole la mano de su pelo.

—Bueno, tengamos la fiesta en paz. Vámonos ya o a Carolina le va a dar un ataque —dice Javier mientras recibe un manotazo en el hombro de parte de su pareja por lo último que ha dicho.

AMOR E INTERROGANTES [DISPONIBLE EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora