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'Macchiato de caramelo grande, caliente y con crema batida,' grita Andrezj, mi nuevo jefe polinesio quien, antes de que tenga tiempo de recoger la taza que ha puesto a mi lado, ya está gritando la siguiente orden.

'Latte de vainilla de soya, grande y sin azúcar.'

Titubeo un momento, recordando los nombres de las bebidas, antes de recoger ambas tazas y ponerlas bajo la máquina de café. En Té-en-la-Colina el menú era simple - café negro o con leche, capuchino, chocolate caliente o cualquier sabor de té que quisieras (sólo es agua caliente y la bolsa de té - no es gran ciencia). Aquí es una historia diferente y me está tomando un tiempo acostumbrarme - ¡son demasiadas opciones!

Cuando Billy me pidió que me mudara con él a Londres creí que estaba loco, después de todo sólo nos conocíamos de hacía unos meses, pero lentamente me convenció, manteniéndome tranquila en el proceso, evitando que enloqueciera sobre cuán rápido estaban pasando las cosas entre nosotros. Lo había hecho parecer muy simple; si queríamos vernos más y darle una oportunidad a nuestra relación, teníamos que vivir juntos, o al menos más cerca. Aliviaría todo el estrés que inevitablemente provocaría el no vernos en el futuro. Y sí, me doy cuenta que para el resto del mundo esto puede parecer apresurado; ¡lo es! Pero Billy cree que al esperar un par de meses, lo estaríamos haciendo por esas personas que nos juzgarán de cualquier modo, así que ¿para qué molestarnos? Una cosa que he aprendido es que es difícil decirle que no a Billy.

Sorpresivamente, mamá estaba muy calmada con las noticias. No estaba muy segura de cómo decírselo dado su ataque anterior, pero Billy decidió decirle conmigo. Billy y mamá habían desarrollado una buena amistad, que había sucedido cuando él se nos unía en nuestras noches de viernes juntas, algo que todos esperábamos. Billy era un perfecto caballero con mamá - amable, cariñoso y atento - pero también la hacía reír histéricamente con sus chistes. Se sentía bien tener todos esos sonidos de felicidad llenando nuestra casa de nuevo. Algo que no habíamos tenido por años. Finamente se sentía como realmente empezara un nuevo capítulo para nosotras, algo que mamá y yo aceptamos felizmente.

Aunque Molly fue un desastre cuando le conté la noticia. Nunca la había visto tan distraída y fue horrible ver a la mujer que creía tan fuerte en ese estado. Lloró sin parar en mis últimos días en Té-en-la-Colina y me hizo prometerle que la llamaría cada día, sin falta. Lo estoy haciendo felizmente.

Nadie ha estado más sorprendido que yo con el repentino cambio en mi vida - dejando todo lo que conozco y con lo que estoy cómoda en Rosefont Hill para mudarme a un lugar nuevo, dónde la única persona a la que conozco es Billy. No dejé todo sin cuidado y salí corriendo a Londres - no fue así. Tuve tiempo de advertirle a la gente, como mamá y Molly, y en pensar qué me facilitaría el cambio. Decidí que la independencia era la clave. Sabía que tenía que encontrar un trabajo, con suerte en una pequeña cafetería para mantenerme y tener algo que hacer en los días. Billy odió la idea, especialmente porque, en sus propias palabras, el felizmente podía mantenernos a los dos - fue difícil explicarle que la sola idea de vivir con él y no tener nada que hacer todos los días me hacía querer vomitar. Pero lo tomó para bien, aunque no lo aceptara del todo.

Aún antes de mudarme aquí empecé a buscar trabajo por internet, pero no obtuve respuesta. Seguía buscando trabajo cuando Billy me dio la llave de su departamento. Incluso después de varias semanas, ni una sola oferta de trabajo había aparecido, lo que significaba que tendría que aceptar el primer trabajo que me ofrecieran... que es como terminé usando un delantal naranja y una gorra, con un gran logo comercial en el frente. Así es chicos, estoy trabajando en Coffee Matters. Es rápido, es frenético y casi no hay interacciones satisfactorias con los clientes, aunque tenemos muchos más visitantes en una hora que los que teníamos en una semana en casa. Así que básicamente es el mismo trabajo, sin hornear, pláticas o beneficios. Sólo tengo que seguir recordándome que es una medida temporal que me mantiene física y económicamente independiente. Obviamente no le he contado a Molly de mi nuevo trabajo. No aún. No he tenido el coraje, porque sé cuán decepcionada estará.

Billy & MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora