Un par de días después estoy intentando leer en la sala, mi mente se niega a absorber la información de la página. Debo de haber leído el mismo párrafo al menos 20 veces, pero una y otra vez mis pensamientos encuentran algún modo de divagar, ignorando las palabras escritas frente a mí y borrando su significado; convirtiéndolas en formas que mis ojos ven indiferentemente. Es muy frustrante, especialmente porque estoy intentando leer para poder descansar la mente de esas preocupaciones. No importa cuanto lo intente parece que nada puede evitar que Billy, Molly y mi falta de planes futuros se filtren e n mi conciencia. Dándome algo para agonizar, demandando mi atención.Un inesperado golpe en la puerta interrumpe mis esfuerzos.
Aunque sigo sin salir de casa y sintiéndome frágil, sin querer salir y enfrentar a la gente aún, he estado saliendo de la cama y deambulando por la casa. Ya no me quedo en mi habitación ya que me di cuenta que me volvería loca lentamente si sigo viendo mis paredes rosas. Por el momento, obligarme a bañarme cada mañana y evitar usar piyama todo el día parece un logro personal gigante. Esto significa que aunque siga pareciendo un desastre con mi cabello amarrado y mi ropa holgada que no combina, el visitante me encuentra limpia.
Abro la puerta para encontrar a un hombre en sus treintas parado en la entrada. Inmediatamente sé quién es. Su cabello claro y revuelto y sus manos bronceadas, con las que se frota su rostro igualmente bronceado, lo dicen todo.
'Hola,' digo, sin saber como recibirlo.
'¿Sophie?' pregunta, parece cansado.
'Si.'
Soy Peter. El hijo de Molly.'
Nunca conocí al hijo de Molly, ya que se fue a Australia antes de que empezara a trabajar en Té-en-la-Colina, pero ella hablaba de él y de su difunto esposo Albert sin parar. Siempre pensé que cerraría la tienda y se mudaría a Oz algún día, aunque ese día nunca llegó-
'He escuchado mucho sobre ti,' digo, sin poder evitar sonreírle.
'Igual yo,' dice con una triste sonrisa. '¿Podría entras?'
'Si, claro.'
Lo dejo entrar, guiándolo a la cocina, donde hago una jarra de té para los dos.
'¿Hace cuánto regresaste?'
'Algunos días. Por suerte pude verla antes de que...'
'Sí.'
'Escuche que tú también la viste ¿cierto?'
'Asiento mientras pongo las tazas en la meza, junto con un panecillo.
'Eso es bueno,' continúa. 'Las enfermeras dijeron que parecía estar aguantando. Queriendo despedirse propiamente.'
'¿Lo sabías?' pregunto, sirviendo el té y ofreciéndole azúcar.
'No, pero debí haberlo adivinado.'
'¿Cómo?'
'Llamaba más, hablando mucho de papá y los viajes que hicimos juntos y cosas así,' dice, deteniéndose a tomar un sorbo de su bebida. 'Se estaba poniendo muy sentimental con todo.'
'¿Cuándo supiste entonces?'
'Cuando entró al hospicio. Me llamó la primer anoche que pasó ahí, y me subí al primer vuelo que pude.'
'Supongo que estando ahí, sabía que el final estaba cerca y no podía posponer más tiempo el contarle a la gente.'
'No hubiera cambiado nada, si hubiéramos sabido antes,' dice sin emoción. 'Hubiera sido bueno estar preparado, eso es todo. De este modo fue muy repentino.'

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Billy & Me
RomanceSophie May tiene un secreto. Uno que ha logrado mantener por años. El hacerlo significó que tuvo que renunciar a sus sueños de ir a la universidad y viajar por el mundo para quedarse en su pequeña aldea, viviendo con su mamá y trabajando en el salón...