Cambio.

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Alex.

La luz me da directo en la cara y hace que me despierte. Lo primero que siento es que estoy abrazado a un cuerpo. Me levanto un poco y veo a Daniela y a David.

Me quedé dormido aquí anoche.

Me terminó de levantar, le tocó la frente a Dani y por suerte ya no tiene fiebre. Salgo con mucho cuidado de la habitación, voy al baño de David para cepillarme los dientes.

Salgo y voy a la sala. Una vez allí me encuentro con los padres de Dani.

¡Mierda!

—Buenos días, señor y señora Ramírez.

—Buenos días, Alex.

—Buenos días ¿Cómo amaneció mi hija?

—Ya no tiene fiebre, ayer tarde le volvió a subir pero con ayuda de David pude hacer que la temperatura disminuyera.

—Eso es bueno. Ahora siéntate.—Dice su padre serio.

—En realidad, me gustaría escuchar lo que tenga que decirme, que estoy más que seguro será un regaño por dormirme anoche, sin embargo tengo que ir a trabajar.

Ambos me quedan viendo, sé que me estoy metiendo a la boca del lobo pero quiero evitar situaciones que puedan terminar en pelea.

—Tú has hecho que mis dos hijos sean rebeldes, nada más con oír como me contestas.

Suspiro lo más ruidoso posible que puedo. Trato de pensar en una buena manera para salir de esto, pero es difícil.

—Mire, sus hijos reaccionaron a como usted les habla, eso no es mi culpa. Le estoy diciendo que tengo que ir a trabajar, además de que sus dos hijos están durmiendo ¿Quiere despertarlos con una pelea?

Ellos ven hacia atrás y vuelven a mirarme en silencio.

—Sí, eso creí.—Tomo el saco que tenía anoche, me doy la vuelta para irme pero me detengo y les doy la cara.—Quiero a su hijo, es un gran chico que tiene todo un futuro por delante, y quiero demasiado a su hija, por ellos no quiero estar en guerra con ustedes.

»Pero necesito que entiendan que nos están lastimando, porque me obligan a pelear e irme y eso hace que ellos se vean afectados. No me gusta estar así. Yo quiero de verdad a Dani y David es uno de mis mejores amigos. Solo piensen en ello.

Ahora sí me doy la vuelta para irme, pongo mi mano en la puerta cuando me detienen.

—¿Vas a volver más tarde?—Me pregunta David. Me volteo y le sonrío.

—Se supone que deberías estar durmiendo.

—Y se supone que no me debes de evadir la pregunta.

—Sí, sí vendré más tarde.

—Bien, quiero hablarte de algo.

—Esta bien, campeón. Cuida a tu hermana por mi.

Asiente y salgo para ir a mi casa antes de ir al trabajo. Llego temprano y veo a mi mamá haciendo el almuerzo.

—Hola, mamá, ya vengo a saludarte cómo debe ser, pero debo bañarme y vestirme volando.

—¡Cuidado cuando aterrices!

Me río y voy a mi habitación, me baño rápido, al momento de vestirme recuerdo hacerlo con uno de los trajes que me hizo Sky, la camisa y la corbata igual.

Vuelvo a bajar corriendo y saludo con un beso a mi mamá.

—Pensé que Sean tendría ropa para ti.—La veo extraña mientras empiezo a comer.—No volviste anoche doy por sentado que estabas en casa de Sean.

Escribiendo Nuestro DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora