Al día siguiente en donde el día estaba nublado, en indicios de que habría una tormenta, o al menos una lluvia. A los niños no les importo y siguieron haciendo su rutina de día a día, sin embargo, parecía que Ace seguía molesto por aquella discusión anterior, a Luffy ya se le había pasado un poco el enojo.
— Oí, oí... esto es demasiado peligroso —comentó Usopp que veía desde los arbustos junto a sus compañeros, al pequeño de su capitán frente a un gran oso con cicatrices.
— Y que lo digas... ¡debería ayudarlo! —exclamó Nami al ver al pecoso encima de un árbol solo supervisando al menor desde la altura.
Sanji al ver eso, con un poco de angustia vio a Ace — ¿De verdad no piensa ayudarlo? —comentó, mientras Chopper que tampoco estaba mejor, de echo estaba mucho más angustiado, pues ¿cuántas trompadas recibió Luffy cuando era niño?
Luffy retrocedió mientras sostenía su tubería con sus dos manos— ¡Oye, Ace! ¡Ayúdame, es un oso enorme! —pidió el menor solo lanzándole una mirada a su hermano, sin embargo, nunca dio la espalda al oso.
— ¿Hm? —cuestionó el pecoso sin interés— Pensé que querías independizarte —habló con desinterés, mientras seguía acostado en la rama del árbol.
— ¿¡Habla de eso incluso en esos momentos!? ¡Van a hacer pedazos a Luffy! —gritó Chopper realmente nervioso por cada escena de las memorias de su capitán.
Luffy maldijo y se propuso a lanzarse hacia el oso, dándole unos golpes con la tubería, sin embargo, no le hacían ni un solo rasguño al gran oso.
Entonces Luffy no le dio tiempo de esquivar, ni el tiempo que necesitaba para si quiera reaccionar o volver al suelo, cuando las garras del gran oso dieron contra el rostro de este, haciendo que la sangre del menor salpicara por el lugar e incluso su sombrero se separara de él.
— ¡¡Ah!! ¡Luffy! —gritó Chopper mientras sostenía su gorro aguantando las ganas de correr hacia la escena, los otros también habían quedado en silencio dejándolos preocupados.
— Ese idiota... —murmuró Sanji.
Y no fue hasta ese momento, donde el pecoso reaccionó— ¡Luffy! —gritó para por fin moverse y disponerse a sacar al pequeño de ahí.
Comenzó a llover, y Ace llevaba a Luffy inconsciente en su espalda, mientras lo cubría con una capa de la lluvia. Corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a la cabaña.
Tocó apresurado la puerta de ésta— ¡Oigan, país de Dadan, ¿Hay alguien ahí?! —preguntó mientras seguía golpeando la puerta— ¡Luffy está herido! ¡Ayúdenme! —pidió exasperado hasta que uno de ellos abrió la puerta.
— ¡Magra, por favor, cura a Luffy! —pidió el pecoso al bandido, mientras esté al ver la situación no dudo en atenderlo.
Ya adentro de la cabaña, Luffy estaba nuevamente lleno de vendas mientras parecía que se quejaba entre sueños, y Magra solo veía al pequeño preocupado, mientras el pecoso estaba apoyado en la pared, mientras sus rodillas tocaban su rostro y sus brazos cubrían su rostro, lleno de frustración y culpa.
— Menos mal saben cómo atender heridas —dijo Nami viendo al pequeño en el suelo un poco más aliviada.
— Si, si él no hubiera estado ahí...—Chopper hablo para luego tragar saliva y silenciarse al pensar que pudo haber muerto... nuevamente.
— Está bien, Luffy no estaba solo —comentó Zoro con seguridad haciendo que el trío en especial se calmara.
— Vamos ya... esto ya no es un juego —habló Magra— Si la herida hubiera sido más profunda, estaría muerto —volteó a ver a Ace quien aún no se había movido de la pose anterior— Hasta ahora los tres habían peleado juntos, ¿no?
Ace apretó los dientes y apretó más su agarre juntando sus manos a su cabello— ¡Es mi culpa! —exclamó— ¡Sabía que no debíamos probar nuestra fuerza peleando solos! —su voz empezó a temblar ligeramente al paso de sus palabras— ¡No sirvo para nada! ¡Absolutamente nada! —el pecoso empezó a sollozar, sin poder aguantar más que sus lágrimas.
Esto dejó en silencio a los Sombrero de Paja y al bandido, quienes quedaron estáticos por un momento.
— Ace... —habló el bandido, sonriendo gentilmente al ver al azabache mayor lamentándose por lo sucedido. Ciertamente eso había demostrado lo mucho que le afectaba que Luffy hubiera salido herido y el no hizo nada para impedirlo. Era un buen hermano.
Ya que nunca más volvió pasar eso, incluso en el día de su muerte, se aseguró de protegerlo.
ESTÁS LEYENDO
Recuerdos de nuestro Capitán.
Fiksi PenggemarUn extraño fenómeno una noche en donde todos dormían atacó a los Mugiwaras y en sueños los mandó a 12 años en el pasado en la Isla Dawn. Donde creció su capitán.