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Pasaron dos días después del ataque del oso, Luffy aún se estaba recuperando, pero sus ansias por las aventuras seguían intactas, igual que el cariño a su hermano mayor, no lo culpaba en absoluto.

— ¡Es suficiente! Te dije que te quedarás esperando adentro, aún estás débil y solo estorbarás —habló el pecoso, quien se encontraba fuera de la cabaña con los brazos cruzados enfrente del más pequeño, que estaba necio de acompañarlo a las cacerías rutinarias.

— ¡No lo soy, estoy bien! —exclamó el más pequeño, cubierto aún de vendas.

— ¡No lo estás! —hablo Chopper quien también estaba de lado de Ace.

— Si no te quedas aquí hoy, no volverás a acompañarme —dijo el pecoso firmemente, desviando ligeramente la mirada, para cuando había vuelto a ver al azabache menor, este se había quedado sin palabras.

— ¡...No es justo! Quiero ir con Ace... —el menor hizo un puchero bajando la mirada hacia el suelo.

Ace suspiró y al final accedió— Si te alejas o te adelantas, y te vuelve a pasar algo, será la última vez que vengas ¿De acuerdo?

— ¡Está bien! —Luffy sonrió y asintió felizmente por al fin convencer al mayor.

— ¡No está bien! —exclamó Chopper— Necesita descansar. Que alguien lo detenga —habló el preocupado renito, volteando a ver dentro de la cabaña donde se encontraban los bandidos, quienes no estaban dispuestos a detenerlos.

— Esta bien, Chopper, seguramente estarán bien —habló Sanji sonriéndole cálidamente al más menor de la tripulación. Esto hizo que Chopper se relajará un poco, aún seguía preocupado.

Y así los niños partieron a su cacería.

Ciertamente, Ace, se había vuelto más cuidadoso en cuidar al tonto y despreocupado de Luffy y en cambio a Luffy no le importaba, probablemente ni lo notaba, solo disfrutaba de aún tener a uno de sus hermanos.

Así pasaron los días, los niños corriendo de aquí para allá, metiéndose en problemas como lo hacían con el rubio, y entrenando como normalmente lo hacían, para hacerse más fuertes para cuando fueran piratas.

Un día, Luffy había salido por la tarde, había ido a buscar algunos escarabajos, puesto estaba algo aburrido y Ace, no quería jugar con él, al parecer no tenía ganas. Entonces decidió salir por su cuenta a buscar algo para entretenerse, hasta que encontró un escarabajo, esto lo lleno de emoción, ya que, por alguna extraña razón, le gustaban realmente esos bichos.

Tomó el escarabajo con sus manos y una gran sonrisa y volteó a ver hacia atrás— ¡Mira, Sabo! —habló, pero al percatarse de que no había nadie, volvió a callar y su sonrisa se desvaneció, convirtiéndose en un pequeño puchero con los ojos cristalinos, bajo la mirada y se sentó en la suave hierba.

Eso lo desanimó, le trajo recuerdos, ya que su hermano rubio, siempre lo recibía alegremente cuando encontraba un escarabajo e iba a mostrárselo, al contrario del pecoso. Sabo le enseñaba incluso algunas especies de escarabajos de un libro.

Tenía unas pocas ganas de llorar, pero las logró contener, puesto que, si lo hacía, Ace se iba a dar cuenta y lo iba a regañar como siempre.

— Realmente le afectó... —habló Nami un tanto preocupada por el pequeño del recuerdo.

— Si, me pregunto si... —habló Usopp, pero se calló inmediatamente, era una pregunta muy tonta, él y sus nakamas lo sabían bien "Todavía duele"

Zoro suspiró y continuamente dirigió su mirada a unos arbustos, ahí logró ver la cabellera distinguida del pecoso, quien no se había quedado atrás en seguir a Luffy.

Ace sabía bien, que su hermano menor, aún era débil y no podía defenderse por su cuenta, así que no dudó ni un minuto en seguirlo en cuanto lo vio salir de la cabaña.

El pecoso al ver a su hermano menor en ese estado suspiró y guardó su regaño, él lo entendía, también le dolía y extrañaba a Sabo, pero tenía que ser fuerte y seguir sonriendo para él, era el mayor después de todo. Y de todas formas su orgullo no le permitiría llorar enfrente de alguien más.

Suspiró y así se dirigió hacia la cabaña nuevamente, y ahí esperó a Luffy, sentado fuera de ella. Estaba confiado en que volvería pronto por comida, y dicho y hecho.

Así comieron con normalidad y al anochecer se fueron a su habitación a dormir.

— Aun siendo un niño, come exageradamente —habló Sanji mientras veía a los niños recostados en sus futones.

— Bueno, no me sorprende — respondió Zoro.

— Sabo... —murmuró entre sueños el menor de los azabaches, continuamente sacando un ligero quejido y así mover la cobija, destapándose como era costumbre.

Ace al estar despierto, se percató. Se enderezó y miró al pequeño por unos segundos, y suspiró para luego tapar nuevamente al menor y acostarse un poco más cerca de él, como consuelo. Ace no era el hermano más cariñoso del mundo, pero no se puede negar que quería a Luffy exageradamente.

Los mugiwaras sonrieron a tal escena, Ace era rudo con Luffy, pero no le quita el cariño que le tenía al pequeño.

Al día siguiente, después de despertar, bajaron a desayunar junto con los bandidos, y Ace, quien terminó antes que el menor salió de la cabaña sin decir ni una palabra.

Los sombrero de paja lo vieron con confusión, por tal acción.

Luffy, quien, al verlo salir sin él, se apresuró a comer, robando un trozo de comida a uno de los bandidos, saliendo con él en la boca, en busca del pecoso.

— ¡Espérame, Ace!

— ¿Eh? —quejó el pecoso, al ver al menor aproximarse hacia el con prisa.

Luffy al ver que el aún no se había ido sin él, suspiro y sonrió, pero su sonrisa cambió a una expresión de confusión al ver que el pecoso sostenía una pequeña red en sus manos— ¿Para qué es eso? Con las tuberías son suficientes, ¿no? —preguntó el menor.

Ace suspiró y continuamente le dio la espalda, para ocultar su ligero sonrojo— No es para cazar, idiota. Esto no resistiría ni en un animal enano —habló— Es para los escarabajos —empezó a caminar.

Robin sonrió al notar las intenciones del pecoso, y esto no pasó desapercibido por los demás— Que lindo hermano —murmuró entre risas la peli negra.

— ¿Escarabajos? Pero a Ace no le gustan —habló con confusión el pequeño, mientras aceleraba el paso para alcanzar al mayor.

Ace soltó un pequeño chasquido de lengua, con un poco de vergüenza gritó— ¡Cállate! ¿Quieres o no ir por unos escarabajos? —vio al menor, con el ceño fruncido. La expresión del menor era un tanto de sorpresa, o bueno así lo describió el pecoso.

Luffy sin dudarlo sonrió alegremente a la idea— ¡Si, vamos! —y así se apresuró, adelantándose al bosque soltando una risa, más animado que ayer.

Ace al verlo adelantarse, suspiro de alivio porque así no vería su sonrojo que había crecido por sus mejillas, pero eso no dio más relevancia, ya que se desvaneció en un segundo. Al minuto Ace estaba sonriendo con serenidad al ver que su hermanito estaba más animado que antes. Y así se apresuró a alcanzar a Luffy.

Recuerdos de nuestro Capitán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora