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Todo transcurría con normalidad, y los sombrero de laja no encontraban una forma de volver, aunque se golpearan o pellizcaran parecía que nada cambiaría.

— Parece que sin importar que hagamos, no podremos volver al Sunny —hablo Franky quien se encontraba sentado en un tronco, junto con sus nakamas.

— Eso parece, no entiendo cuál es el propósito de esto —rechisto Nami, un poco desacuerdo del fenómeno que los había traído ahí.

— Solo nos queda esperar —dijo Robin con total tranquilidad.

De repente rápidamente amaneció y esto no pasó desapercibido por estos, quien el primero en decir algo fue Usopp.

— Huh, ¿no amaneció muy rápido?

Nami elevó su mirada al cielo del día— Oh, tienes razón.

Unos pasos veloces empezaron a escucharse aproximándose a los sombrero de paja que no tardaron en dar la vuelta a ver de qué se trataba.

— ¡Vamos, Luffy! —gritó un Ace de 17 años con una voz más madura, mientras corría hacia bajo de una pequeña colina, seguido por un Luffy de 14 años, quien ya no le costaba seguirle tanto el paso al mayor.

Entonces saltaron animadamente desde lo alto de una colina.

La tripulación quedó algo sorprendida al ver el gran cambio repentino, realmente esto no era que se veía todos los días.

— Realmente esto parece un salto de tiempo, dentro de otro salto de tiempo —dijo Usopp con confusión, mientras Chopper asentía a lo que decía.

Zoro chasqueó la lengua, haciendo que toda la atención se fuese a él— Maldición, ¿cuánto más vamos a mirar? —preguntó a si mismo molesto, sin embargo, todos lo escucharon, y entendían la reacción molesta del vicecapitán.

Las memorias privadas de Luffy, nadie sabía nada de él antes de ser pirata, sin embargo, evadirlo así sin su consentimiento, era un tanto molesto y los hacía sentir culpables.

También tenían miedo de que más podrían ver.

— Aún no sabemos cómo volver, y esto parece no tener fin —habló Brook, un poco familiarizado con la situación.

— Me pregunto cuánto tiempo pasó en la realidad, aquí parece no tener sentido de tiempo, sin embargo, se siente que estuvimos aquí durante mucho. —habló Robin con cierta duda, haciendo que los demás también se preguntaran eso.

— Tiene razón Robin, sin embargo, no podemos hacer nada si aún no sabemos cómo salir de aquí. —dijo Nami dándole la razón a su compañera.

— Bueno, entonces sigamos siguiendo a Ace y a Luffy a ver a qué nos guían —habló Usopp, y así se dieron en marcha a ver lo que podían hacer para salir de ahí.

Al parecer no pasó mucho, la tripulación de los sombrero de paja veían como los bandidos junto con Makino y el alcalde, y sin faltar Luffy, estaban reunidos cerca de la costa despidiendo a Ace, quien al haber cumplido los 17 se marchaba a comenzar su vida pirata tal y como prometieron los tres.

— ¡Esfuérzate, Ace! —gritó Luffy con ánimo, mientras movía su mano de un lado a otro junto con los demás.

— ¡Cuídate! —dijo el alcalde animadamente, aunque según el seguía en contra de que se convirtieran en infames piratas.

— ¡No te vayas a resfriar! —dijo Makino con una sonrisa en su rostro.

Extrañaría a su hermano, pero estaba feliz de que tomara su propio camino, sabría que sería un reconocido pirata.

— De verdad se fue a los 17... —habló Nami, recordando las palabras que Luffy dijo cuando se encontraron con Ace en Arabasta.

Ace quien se encontraba en su pequeño barco, con su típico sombrero y una mochila verde similar a una sandía, movía su mano de un lado a otro despidiéndose de la gente de aquella isla donde creció, que había ido a despedirse y desearle buena suerte a su vida como pirata.

— ¡Solo esperen, pronto escucharán de mí! —el barco se iba alejando lentamente por las olas Del Mar y el viento que impulsaba a la vela.

Algunos bandidos se les escapaba una traviesa lágrima de sus ojos, realmente querían a Ace.

Y así se marchó.

Luffy soltó una pequeña risa animada, mientras mantenía su actitud alegre sin importar que su hermano mayor haya dejado la isla.

— ¡Y se fue!

El alcalde suspiró— Me preguntó qué dirá Garp.

— Pensar en eso me da escalofríos —Nami habló mientras acariciaba sus brazos con un poco de nervios.

— El abuelo de Luffy, parecía muy decidido a que fueran marines, sin embargo, los dejó irse, así como así —dijo Franky un tanto confundido mientras levantaba una ceja.

— Es tan extraño como su nieto —habló Sanji.

— ¡Ja! Sin duda alguna —dijo Zoro.

Recuerdos de nuestro Capitán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora