7. Reflexiones

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Al día siguiente me desperté agitada, me toqué sin querer los labios que horas antes había besado aquel Neanderthal, me pasé las manos por el pelo. Joder, ¿qué he hecho? Besar y luego abofetear a ese animal. Genial.
Me armé de valor y bajé las escaleras del piso y ví a Eric sentado en el sofá con un café, mirando la lluvia.

-¿Vas a contarme qué ocurrió ayer?- Dije con mi tono mas suave.

-¿Tú sabes por qué Niall no me ha llamado?- dijo Eric mirándome fíjamente-.

- Te he preguntado primero, Eric. ¿Qué ocurrió anoche?- me pasé las manos por el pelo nerviosa y me hice una coleta mientras le miraba preocupada, este tema se estaba yendo de las manos-
Eric solo me miraba, y entoncés me fijé en sus heridas en la boca, la ceja y las magulladuras de los brazos.

-¿Les provocas tú?- Insistí-
Silencio
- Eric...lo intento hacer lo mejor que puedo, con mamá en rehabilitación todo esto se está descontrolando, la prensa no para de llamar hemos tenido que desviar las llamadas de teléfono- empecé a ponerme nerviosa, no podía aguantar más esa situación- Dylan hace todo lo que puede pero...-.
Pero Eric ya no escuchaba, se había levantado del sofá y había ido a por su movil.
- Cariño- había llamado a Dylan, tenía que hablar con alguien y Kate no respondía a mis llamadas, y cuando tu apellido tiene tanto peso como los Van Der Woodsen apenas podías hablar con nadie- llámame cuando puedas, necesito hablar contigo, no puedo más con Eric...

Estoy harta de hablar con un puto contestador, así que decidida, me calcé unas botas, unos pantalones de Dolce & Gabanna con una camiseta de Armani y pagándole al de seguridad fui en busca de la única persona que podía ayudarme a resolver mi duda sobre Eric. Niall.
La pregunta era ¿Querría él verme después de lo de anoche?

Llegué a la casa de Niall y tras haberle pagado una cantidad considerable de dinero pité a su portal, ah, claro seguía lloviendo, como no. La suerte siempre estaba de mi parte.

-¿Si? -dijo una voz atercipelada que hizo que el vello de mi nuca se erizara.
- Soy Victoria Van Der Woodsen. Abre- ordené mientras empezaba a congelarme, pero él colgó y yo seguí insistiendo durante 15 minutos hasta que al final me abrió. Sera mamón. ¿Quién se ha creído éste para no abrirme la puerta?.

- Hola- dijo sécamente- ¿Se puede saber que te trae por este barrio obrero?- oh dios, que guapo estaba con unos vaqueros rotos y una camiseta negra ajustada que marcaba sus abdominales mientras clavaba sus ojos azules en mi. Casi olvido que me estaba hablando, él sonreía con superioridad al ver como le miraba y le contesté:
-Quiero que hablemos de Eric, últimamente le veo mucho contigo, demasiado, ya te comenté que no quería que te aceraras a él y...

- En cambio tú si que te acercas a mi, preciosa- dijo mientras me agarraba de la cintura y cerrando la puerta me llevaba hasta el salón-.

-Para hablar de él, ya dejamos en claro que estoy prometida y que tú y yo somos amigos- miento miento miento miento miento.Bésame como ayer-.

- Esta bien, amiga Victoria, ¿Qué quieres saber?
-¿Donde le conociste?- dije mientras cruzaba las piernas y me daba cuenta de a donde se dirigían sus miradas-.
- En las apuestas, él estaba ahí apostando a las carreras de perros y me tiró una cerveza encima, me pareció tan arrepentido qué ni me enfadé y dejé que me invitara a otra, se que es un crío pero es muy maduro para su edad. Habeis debido de sufrir mucho ¿Me equivoco?-.

-No, no lo haces, pero eso no es de tu incumbencia- respondí secamente-

- Él comenzó a juntarse también con gente de ahí, gente que no le combiene, pero ya estoy yo ahí para sacarle de líos, es un buen chaval, no le dejes que se meta en mi mundo- añadió con melancolía-.

-¿Tu mundo? Ni que fueras un exconvicto- No hicieron falta palabras, su mirada lo dijo todo y yo le miré boquiabierta ¿Dónde se estaba metiendo Eric, mi Eric?-.

- Escucha preciosa...-dijo alargando su mano hacia mi brazo- he cambiado, ya no soy el chaval que...

- No. No me debes ninguna explicación- hice ademán de levantarme pero él me agarró del coso provocándome una oleada de sensaciones. No era normal que solo con su tacto me excitara tanto. Pero no. Además de querer a Dylan yo no iba a ser una más de su interminable lista de ligues.

- Tuve una época que vivía de porros, coca...andaba así todo el día - me estremecí, aquel no era mi mundo, no era mi vida, yo quería volver a mi piso en la zona mas cara de Manhattan y olvidarme de todo aquello, pero sus ojos azules me retenían- me volví loco por tenerlas, me emparanoié y atropeyé a mi mejor amigo- definitivamente esto era demasiado, estaba yendo demasiado lejos, esto empezaba a darme miedo ya no solo por mi, sino por Eric. Si él era el que le ayudaba ¿Cómo serían los otros?-.
Obviamente no fue a propósito- dijo al ver mi mandíbula desencajada- Pero fue suficiente para mandarme unos meses a la cárcel y después a realizar servicios comunitarios.
No paraba de hablar, creo que no quería dejarme tiempo para pensar porque sabía que huiría.
-Estoy complétamente limpio y rehabilitado, de veras...y se que tú también estás viviendo un problema así de cerca- dijo cautelosamente-.

Y sin más, me derrumbé sobre su pecho, lloraba por él, por mi Eric, por mi, pero sobre todo, por mi madre.

Una vida contigo(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora