6. Segunda llamada

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- Señorita Van Der Woodsen
-Si, soy yo
- Soy el Inspector de la Policia de Nueva York, Steven Song.
- Si, dígame- Yo me empezaba a poner nerviosa.
- Tenemos a su hermano aquí, por favor nos gustaría que viniera a hablar con nosotros, está imputado en un delito de tráfico de drogas y peleas callejeras
Balbuceé como pude y dije- Si...ahora mismo estamos ahi.
Cuando colgué me llevé la mano a la boca. Esto no podía estar pasando Eric no estaba bien. Los ojos se me llenaron de lágrimas y sentí como Dylan me abrazaba y me daba un beso en la sien. Había oído la conversación.
El chófer ya estaba abajo.
Pese a sujetar la mano de Dylan, mi estrés aumentaba a cada semáforo o atasco con el que nos encontrábamos. Tenía los ojos anegados de lágrimas.
Entonces llegamos y ví a Eric,llevaba una herida en el labio y su camisa de Massimo Dutti cubierta de sangre. No se si quería saber a quién pertenecía. En aquel instante solo pude mirarle, con decepción, enojo, frustración.
-Dylan, resuelve el papeleo, voy a tomar el aire- dije mientras salía lo más rápido que mis tacones me dejaban de la comisaría y una vez fuera rompí a llorar.

-Vaya, preciosa, pero si estás viva - otra vez su voz, ronca, con ironía a mis espaldas- ¿Estas bien? - preguntó al ver que no me movía.
Entonces hizo algo que jamás me hubiera esperado, me abrazó por detras y me dió un beso en la nuca, con cariño, ternura, como si jamás hubiera pasado nada malo, como si jamás hubiera huído de su casa.
Me giré y seguí llorando en sus brazos mientras Niall me acariciaba la espalda, nos quedamos en esa posición hasta que dejé de sollozar y le dije casi en un susurro.
-¿Por qué siempre estás cuando mi hermano se mete en esa clase de problemas?- Genial, no me respondía, solo me miraba y me acariciaba la mejilla, pero no, no se iba a salir con la suya.- Dimelo - conteste ya en un tono mas firme y apartándome de él.

- Casualidad, supongo- Joder no se podía estar quieto, ahora se lamía el labio inferior mientras me retiraba el pelo de la cara, ofuu madre mia, este hombre si que desprende electricidad y lo demás son tonterías...- Yo no le hago nada a tu hermano, preciosa-.
Dijo esto casi como un susurro, y cada vez nos acercábamos más a la boca del otro, como en el sofá, solo que en esta ocasión no tenía la fuerza necesaria para apartarme.
Y lo hizo, me beso son suavidad, nuestros labios se encontraron mientras él me agarraba con posesión, y cada vez nuestros labios se movían mas rápido. Me estaba excitando como nunca, y no podía evitarlo. Y entonces sentí su imponente erección en mi barriga y me separé.
Reaccioné de la peor forma posible, le dí una bofetada que le giró la cara y añadí:
- No se te ocurra acercarte a mi, ni a nadie de mi familia.
Él, humillado y desconcertado me miró como quien ve un cubo de basura putrefacto y se alejó.
Dejándome sola en medio de la calle, tocandome sin querer los labios hinchados por el beso y gimiendo todavía por la excitación.
- Ya podemos volver a casa- dijo una voz a mi espalda que me hizo pegar un salto-.
-Gracias, Dylan.
-¿Eric?
- Está ya en el coche, vámonos.

Una vida contigo(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora