Capítulo 15: Descubrimientos

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(Pasado III)

Nicolás.

—La última vez que estuve en el spa, la estupida masajista en vez de arreglarme me había desarmado—¿Porqué hablaba con la nariz más ñata cuando queria presumir sobre algo? era irritante.

—¡Qué mal..!.—Dije aburrido jugando con la copa de vino en mis manos.

—¿Te estoy aburriendo no?—mi secretaria no había dejado de hablar toda la noche, me tenía aburrido y aunque habían similitudes en la forma superficial de la chica del diario, debía esforzarme más por conocer bien a la que se escondía dentro de ella, pues como dije antes. Era ella en su etapa más vulnerable quien más me interesaba, no la parlanchina y la superficial. Me gustaría poder desenmascararla, me gustaría poder decirle todo lo que había sentido leyendo su libro y brindarle mi apoyo si aún necesitaba ayuda con su desorden alimenticio, aunque no estaba seguro que ese tipo de temas quisiera tocarlo, ¿Como podía ser tan novato cuando había tenido a miles de mujeres en mi casa? ¿Porqué no sabía tener una conversación con ella fuera del ámbito sexual? Me había dado cuenta que Renata era inteligente, pero no lo suficiente.

—¿Te gustan los secretos?—le pregunté depronto interrumpiendo lo que sea que iba a decir.

—¡Los amo!—respondio colocándose la mano en el pecho exageradamente y suspiré, sí que debía esforzarme.

—Te confieso que apesar de ser un niño tenía un diario—eso fue directo, pero no creo que sospechara. Se tensó, era buena señal para mi.

—Yo también tenia uno.—si, era ella. aunque pensándolo bien, ¿Quien carajo de niña no tenía uno? su confesion no era suficiente.

Me incliné y la llame para que se inclinará igual, una mesa para dos nos separaba y le sonreí para hacerla sentir en confianza.

—Yo solía escribir cosas absurdas en el, a veces me gustaba imaginar cosas extrañas, por ejemplo—susurre mirando hacia los lados—que era un príncipe...

—¡Waoo! que tierno, yo por mi parte escribía sobre mis aburridos días en la secundaria y mi popularidad, fui muy feliz no puedo quejarme de lo bien que la pasé—asenti interesado para que continuara— Fui porrista, muchos chicos estuvieron detrás mio ya que de verdad era muy preciosa...—Si era hermosa ahora, más joven podía imaginármela más linda, pero esa información no era suficiente.

—Me alegra que hayas tenido una secundaria con buenos recuerdos, para otras personas no fue asi, tuve una amiga a la que le hicieron bullying por ser lesbiana—ella me miró asombrada, eso era verdad—Y otra que vomitaba todo lo que comia al no sentirse parte de la sociedad "perfecta" sufrió de bulimia.

—Recuerdo que había una chica en clases que estaba muy delgada, nunca la vimos comer, un día no fue más a clases se extendió el rumor de que sufría de bulimia—dijo comiendo la fresa del postre, me miró y lamio sus labios. No se veía nada afectada por la conversación, mucho menos incomoda incluso estaba coqueteando conmigo.

Tenia que jugar mi última carta así que saqué el diario de mi chaqueta y lo coloqué sobre la mesa.

En su rostro no había más que curiosidad, comió un pedazo del postre y luego miro hacia mí, no pasó nada.

¡Diablos no era ella! Había perdido ni tiempo.

Fingiendo completamente me levanté de la silla alegando alergia y el vino se derramó un poco en mi camiseta, era un estúpido pretexto, así que deje el dinero en la mesa y salí casi corriendo de ahí con ella preocupada caminando detras mío.

—Nicolás... ¿y si vamos a un hospital...?—hablaba de forma agitada.

—Lo siento... debo irme, mi médico personal sabrá que hacer, de verdad fue una hermosa velada, pero—Me rasque desesperado para hacer más creible la historia—debo irme.

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