Capítulo 20: Presente incierto

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Anna.

Había pasado la tarde leyendo, Lionel me dijo que lo esperara, pero ya estaba cansada, podría haberme pasado por la piscina, pero no traje un vestido de baño y ya me dolía la vista de tanto leer.

¿Estaría Fernanda en su habitación? podría distraerme hablando con ella.

Tambien podria volver a molestar a Nicolás un rato más.

Hablar con él me gustaba, incluso con Lion no podía tener esas conversaciones tan interesantes y banales ya que el cerebro de Nicolás me gustaba más y no era que dijera que Lion era tonto. No, ambos era muy inteligentes, era solo cuestión de personalidad aunque a simple vista Nicolás se viera intimidante y aburrido, pero no... Nicolás era bastante serio, mucho más que Lionel, pero era mucho más comprensivo y también un poco más maduro. A veces Lion me daba la sensación de que no sabía lo que quería, en más de una ocasión me encontré preguntándome si me quería ya que en muchas cosas sus palabras no concordaban con sus hechos. Me empece a sentir más cómoda de lo normal con Nicolás e incluso empece a pasar por alto sus miradas indiscretas, su invasión a mi espacio personal muchas veces y sus comentarios con doble sentido. Dicen que las mujeres tenemos un sexto sentido y ese sexto sentido tiene varias cualidades, entre esas nos avisa cuando a un hombre le gustas, así que llegué a la conclusión de que Nicolás se sentia de una u otra forma atraído por mí, no sabía desde cuando había sucedido. Sólo pasó y me sentía mal porque en vez de ponérselo fácil y alejarme, yo simplemente fui egoísta y quería tenerlo siempre cerca porque me hacia sentir atractiva, deseada e incluso especial. Y no, tampoco estaba a su lado solo por eso, era solo una de las cosas que descubrí después de muchas preguntas que mi cerebro formulaba, entre esas...
¿Porqué si sabia que el sentía atracción por mí no lo alejé? Fué cuando llegue a esa conclusión y claro, tampoco quería perder su compañía y su amistad, porque apesar de que Kevin y Lenny eran mis amigos y tuviéramos más cosas en común, con Nicolás podía hablar de lo que más me gustaba, libros. Y de eso con nadie podía hablarlo.

¿Voy o no voy a molestar la vida de Nicolás?

¿Se habrá ido a trabajar?

Nicolás era adicto al trabajo, pero Lionel siempre parecia tener más trabajo que él,  siempre le tocaban reuniones por fuera, a veces tenía cenas, cócteles, en fin. Siempre estaba ocupado, me había dicho que Nicolás no soportaba ese tipo de reuniones y por eso le tocaba ir a él, pero esta vez no creía que estuviera trabajando ya que a medio día nos habíamos encontrado en su biblioteca.

Salí del cuarto y tomándo la decisión  de ir a molestarlo toqué su puerta, pero él no contesta asi que abrí despacio, no era la primera vez que lo hacía y a el no parecía importarle, miré al rededor asomando mi cabeza y no estaba.

Pegué mi oído en la puerta del baño y no se escuchaba nada, seguro había salido. Observé detenidamente su habitación, era bonita pero algo simple, con clase, pero muy muy tenue, quizás apta para alguien con la personalidad de Nicolás.

Me senté en su cama mirando hacia la pared donde tenía fotos con sus padres, con Lionel y su hermana. No había notado estas fotos nunca, quizás porque siempre estaba aquí de entrada por salida, no como ahora que invadía su privacidad.

Tenia una foto con su tia donde parecía estar en su adolescencia, tenia una sonrisa muy bonita, sus ojos verdes eran bellos...
Me levanté para ver mejor la foto de él en su adolescencia y sentí un pinchazo en la planta de mi pie que me hizo lloriquear de inmediato.

Levanté mi pie y saque un pedazo porcelana de él, observé una lámpara rota y me sente en la cama nuevamente presionando mi pie que no dejaba de sangrar, temí manchar todo el cuarto y arruinar otra de sus alfombras, así que abri la gaveta de la mesita de noche buscando algo para detener el sangrando y al abrirlo casi me moría cuando descubrir lo que ahí había... Mi diario, mi bello y escurridizo diario.

El Diario De ANNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora