Capítulo 23: ¿Ahora comprendes?

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Nicolás.

Mis padres después de seis meses más  habían llegado a la feliz conclusión que debían volver, estaba muy empapado con los asuntos de la empresa, pero yo tenia otros intereses. Mi relación con Lionel habia decaído tanto que solo nos tratábamos por simple cortesía, todos lo habían notado, pero no preguntaban, por lo menos a mi no.

Yo había decidido ser el mismo de antes, el mismo que solo se preocupaba por él, sus planos y nadie más. Los meses anteriores envié a Lionel a hacer mi trabajo, fue a Japón, New York, Australia, India y Europa. Mi parte egoísta lo había hecho con el fin de alejarlo de Anna, la estaba intentado olvidar, pero no podía verlos en mi casa todo el tiempo metidos en la habitación, Anna había empezado a trabajar para Albert y este al ser amigo de Lionel le dejaba mucho tiempo libre. Me daban ganas de romperle la cabeza a Lionel cada vez que lo veía tocando o besando a Anna en todos lados, sin respetar la casa o a mí haciendo una de sus jugarretas más crueles al conocer mis sentimientos hacia ella.

Me había alejado de Anna por completo, no le escribía, dejaba en visto sus mensajes y no contestaba sus llamadas, pero debía saber que Anna no se quedaría con eso y un día cuando menos lo esperé llego hasta mi habitacion para saber lo que había pasado, pero le había respondido con un portazo en la cara y ella solo dijo:"Eres un hijo de puta".

Desde entonces llevaba meses sin saber nada de ellos, me emborrachaba cada fin de semana y tenia sexo con mujeres diferentes, Barbara iba en serio con otro hombre y trate de no escribirle, no quería atormentarla, no quería mortificar su vida con un mensaje y echar a perder su día, no es que fuera egocéntrico y creyera que era el dueño de su mundo, pero sabia lo que un "Hola" de la persona que amas podia hacerte y de ella solo me preocupaba su felicidad.

Hoy, después de tanto tiempo la familia estaba reunida de nuevo esperando la llegada de Lionel quien debido a los extensos viajes que lo envié a realizar duró casi cuatro meses por fuera, la tía Betty le organizo una cena ya que él también debía hacer un anuncio importante. No tenia ganas de estar abajo rodeado de todos y menos de él y su novia, pero bueno... tampoco podía comportarme como un gilipolla, debía entender que no siempre se ganaba y ser un buen perdedor. Al bajar, mi sorpresa fue mayor, pues descubri que estaban todos los ya mencionados y más personas de las que imaginé. Lionel lucia un poco incomodo, ya que también en la mesa del comedor se encontraba su amante.

Sonreí, esto sería interesante.

Fernanda me lanzó una mirada de advertencia señalando a mi anciana tía y a mis padres, ella no confiaba en mí porque conocía mis sentimientos, pero jamás haría algo que le disgustara a mis padre y mi tía.  Y así se dio por iniciada la noche, con un trago amargo me senté al lado de mi padre mientras que el timbre sonaba y Barbara junto con un hombre alto entraban en la casa haciéndome sentir completamente fuera de lugar, intente sonreirle, pero vamos... Era extraño todo lo que en esa cena acontecia. Lo peor era que solo Lionel y yo parecíamos un poco incomodos, claro por razones diferentes.

Lionel estaba al lado de Anna, Lenny al lado de Anthoni, su novio.  La madre de Anna sola y al parecer incómoda frente a Lionel, Fer junto a su novio y al lado de éste Kevin quien había llegado de último. Barbara con su pareja, la tía Betty y mis padres, claro... y yo viendo a las felices parejas llenándome de amargura. Los saludos fueron tensos para todos ya que la frialdad no dejaba mi rostro por más que quisiera fingir, porque aún rodeado de personas no hacía más que sentirme solo y como un completo huracán ardido y furioso.

El sonido de los cuchillos cortando la carne llenaban el silencio que se hacia cuando nadie tenía nada más que decir sobre la deliciosa comida, yo en cambio comia mis vegetales sin comentar nada deseando que las horas pasarán con más rapidez para marcharme ya que de vez en cuando sentía unos ojos marrones observarme y al moverme un poco era la mirada de Anna que me analizaba disimuladamente. Sabía que aún quería saber que había sucedido conmigo y mi cambio repentino.

El Diario De ANNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora