Capítulo 25: Boda, lágrimas y un adiós

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Anna.

Los dias pasaron más rápido de lo que lo había esperado, mis amigos, mi suegra y mi madre me ayudaron en todo, yo solo tuve que preocuparme por el vestido con un diseñador que Barbara me había recomendado.

Había pasado un año desde que había conocido a Lionel y no sabia que las cosas iban a terminar así, sin embargo. No me arrepentía de nada. Esto que me estaba pasando era magia pura, decir que me sentía como una princesa era infantil, pero así era justo como me sentía.

Hoy era el tan esperado día, Lionel y yo íbamos a casarnos, me sentía nerviosa y si, llena de dudas como toda novia, pero daría el sí ante el altar con un hombre guapo, mi principe encantador.

—¿Estás segura de que esto es lo que quieres? aun podemos salir corriendo de aqui—dijo mi madre y yo reí, cada vez que podía me preguntaba lo mismo.

—Por un millón de veces sí. ¿Porqué lo has preguntado tanto? amo a Lionel  y me casaré con él.—quizas de lo que mamá tenía miedo era que me apartara de ella.

—Solo quiero saber que estas completamente segura querida—me dió un beso en la frente y me acomodó el peinado— Te ves muy, muy hermosa—sus ojos se nublaron por las lagrimas y me abrazó con delicadeza.

—Solo me casaré mamá, no desaparecere de tu vida—me observe en el espejo y si, me veía como una princesa; mi silueta después de un año en el gimnasio se veia espectacular, la perseverancia había servido de mucho, no estaba como Barbie, pero había bajado unos diez kilos, el vestido con escote tipo corazón se ajustaba como un guante hasta la cintura, el recogido con la peineta y el velo blanco con pequeñas gotitas de brillos era hermoso, no podía esperar más de Barbara que fue quien me ayudó con todo eso.

—Bajaré a ver en que puedo ayudar—Asenti feliz y ansiosa.

Me senté en la cama esperando el momento en que debía bajar, yo me estaba vistiendo en el cuarto de Fer y Lionel en el suyo...Sabía lo que decían sobre los agüeros de bodas, pero debía saber si Lionel estaba tan seguro como yo de casarse, quería burlarme de él, lo había aprendido a conocer y sabía que a veces solía ser un poco tímido y al tener toda la atención en él no querría salir del cuarto nisiquiera para casarse conmigo. Reí ante mi imaginación y me asome, nadie estaba en el pasillo, todos estaban terminando de arreglarse, ya casi era la hora no faltaba mucho para el gran encuentro, pero quería asegurarme que mi novio no me dejaría plantada por culpa de los nervios. Iba a cruzar hacia la otra habitación cuando sentí que alguien subía las escaleras, si me veian me tendría que tragar el regaño sobre la mala suerte de ver al novio antes de casarse. Mi madre como siempre me llamaría impaciente.

No sentí a nadie más y cuando iba a cruzar el pasillo para entrar a la habitacion de Lionel en un segundo intento, me encontré con que esta estaba entre abierta.

—No te cases...—su voz... esa petición. Por un momento pensé que era una broma, pero...

—Sal de mi habitación, alguien podría verte—me asome un poco y vi a Lionel nervioso.

¿Qué estaba sucediendo? ¿Acaso no era broma? ¿En dónde estaban las cámaras escondidas? y de no ser así... ¿Porqué le pedía eso? Más intrigada agudicé mi oído.

—Juro que intenté no pensar más en ti, pero no puedo... he descubierto que te amo—mi respiración se cortó y sentí correr la confusión, rabia y luego comprensión por toda mis venas—¿Acaso no me amas?—ví como se acercó, como tocó su pecho, buscó su rostro y lo besó.

Sentí el sabor de mis lágrimas y tape mi boca para no hacer ruido.

¿Esto que estaba sucediendo era cierto?

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