(Pasado II)Lionel.
¡Diablos! No puedo...
-Lo siento Lionel, yo quizás sea el problema-dijo Anna del otro lado de la puerta.
-No, Anna... solo no quiero que sea así-la escuché suspirar incomoda.
-Creo que es mejor que me vaya, estoy muy avergonzada. Tu solo querías decirme algo y... ¿Qué ibas a decirme?
No podía soltarle lo que pasaba conmigo ahora.
-Si quieres baja, yo te sigo en un momento-grité sin salir del baño bajando el inodoro para ser mas creíble la situación.
-Está bien, ¿te traigo alguna pastilla? ¿Te sientes bien?-preguntó preocupada.
-No, yo solo quiero estar solo aquí, estoy muy avergonzado, de verdad quería estar contigo...-Tuve que inventar estar mal del estomago para no tocarla.
-Lo sé-la escuché cabizbaja-bueno... es mejor que me vaya-nisiquiera había comido nada y mi tia estaba emocionada haciéndole algo de comer si se iba mi tía no lo tomaria bien, tendria que darle explicaciones y yo tampoco quería que se fuera de esa forma.
-No, solo espera que se me pase un poco... puedes acompañar a mi tía amor, estaré bien... te amo-le dije para ser mas convincente.
-Te amo-dijo después de un suspiro y escuché los pasos alejarse.
No tenía los pantalones para decirle lo que pasaba a Anna, debía saber decirle las cosas. Podía ignorar lo que había pasado y hacer como si nada y empezar de nuevo, pero mi conciencia no me dejaba.
Bajé cuarenta minutos después y me encontré con que Anna no estaba con ella, mi tia estaba poniendo la mesa y la ayudé porque Fer estaba en su cuarto.
-¿Donde está An?-pregunté una vez la ayudé-Pense que ya había bajado.
-No, debe estar en la biblioteca, ya sabes que es su lugar favorito de la casa-asenti, siempre me había dicho eso.
-¿Qué sucede Lionel?-Dijo observándome-te conozco y sé que algo está pasando por tu cabeza, ¿Qué te atormenta?
-Yo... no me siento bien tía-ella quitó su guante para hornear y colocó sus manos delgadas con lunares sobre mi mano.
-Sabes que puedes contarme lo que sea. Estaré para ti-sus ojos castaños me miraron inquietos.
-Lo sé, pero...-un par de carcajadas me sacaron de la intimidad que compartiría con mi tía quién no disimuló la molestia al ser interrumpidos.
Mis ojos se encontraron con los de Anna que chispeantes me encontraron y sonrió de oreja a oreja, me abrazó tanto como se lo permitieron los dos libros que tenia en las manos. Nicolás que bajaba con ella riendo me observó ladeando la cabeza y por primera vez sentí en mi ser unos terribles celos.
¿Porqué se reían?
Sabía de la reputación de mi hermano, sabia que se follaria a cualquiera mujer con faldas y sabia que Anna no era de su gusto, pero detestaba como él la hacía sonreír, ¿Desde cuando eran tan amigos? Sabía que el la habia estado ayudando con sus rutinas en el gimnasio y quizás esos los estuvo acercando más, pero pensé que Nicolás no era de ese tipo de persona, el no tenia amigas sin sexo, nisiquiera tenia amigos.
-¿Te sientes mejor?-preguntó Anna separándose de mi y asenti mientras que a Nicolás se le quitaba la sonrisa de la cara y me miró con reproche, el no se tragaba mi mentira del daño estomacal.
-Lo estoy, ahora vayamos a comer-Anna parecía otro miembros más de la familia, todos la habían acogido tan bien que la tía ya me estaba preguntando cuando sería la boda. Boda, Anna parecia del tipo de personas que quería una boda, que soñaba con un final feliz y dos o tres hijos. ¿Podria darle lo que ella quería?
En la mesa Anna y Nicolás hablaban de rutinas de ejercicios mientras todos observábamos y opinabamos poco, contaban anécdotas del gimnasio y mis tripas se retorcían, era la primera vez que me sentía celoso y desubicado ya que esos sentimientos eran contra mi hermano y mi novia. Me resultaba extraño ver lo abierto y divertido que se veía Nicolas, antes solía ser más serio, nisiquiera con Barbara era así y sabía que eso era lo que me inquietaba. Lo sabía, me daba miedo tener que competir contra él, estaba haciendo películas en mi cabeza y quizás exageraba, pero Anna era lo único mio que tenía en esos momentos y no lo soltaría por nada ni nadie. En un arranque por callarla y no dejar que Nicolás y ellos siguieran siendo el centro de atención la tomé por las cadera y le estampé un beso, todos nos miraron sonriendo excepto Nicolás.
-Eres afortunada chiquilla-le dijo mi tía a Anna y ella asintió feliz devolviendome el beso en la mejilla. No dudaba del amor de Anna hacia mí y ella era tan... guapa y se estaba convirtiendo en una mujer más linda debido a los cuidados que tenía que me daba miedo.
-La más afortunada-noté el sarcasmo en la voz de Nicolás, negó y empezó a comer sin emitir más palabras.
Comimos con una amena y sencilla charla entre los cuatros, exceptuando a Nicolás, cuando ya An debía irse, se despidió de todos con un beso en las mejillas y cuando tocaba el turno de Nicolás la atrape y la besé en la boca. Estaba siendo un idiota posesivo y lo sabía, pero sentía miedo e inseguridad. La solté y ella me observo sorprendida y avergonzada, me susurró en el oído.
"No me tientes" y la solté como si me quemara, fue hacia donde Nicolás y le chocó el puño como si hubiera entre ellos un tipo de camaradería, Anna se fué alegando que era muy tarde, me ofrecí a llevarla pero se negó diciendo que debia pasar por el supermercado antes. Después de eso mi tía se fue acostar y Fernanda salió con su novio quedando solamente Nicolás y yo en la sala.
Nicolás me observaba como si leyera mi mente y sonrió con malicia.
-¿Qué?-le pregunté con la mano en la cintura esperando sus palabras ya que mi comportamiento había sido bastante obvio para él quien era bastante observador.
-Interesante me resulta-me respondió dándose pequeños golpecitos en la barbilla.
-¿Qué?-Volví a preguntar fastidiado dejándome de rodeos.
-¿Qué sientas celos de mi?-me tensé. Siempre tan directo.
-No es así...-trate de ignorarlo. Detestaba cuando se ponía en este plan de fanfarrón.
-Te conozco bien y lo estás, Anna es muy linda, pero jamás me atrevería a ponerle un dedo encima-bajé la cabeza avergonzado, quizas si exagere-Sino todos-lo encaré al escucharlo decir eso y estaba sonriendo, subió rápidamente las escaleras y lo seguí.
¡Ese idiota!
Sabía que estaba bromeando, por eso no le preste la suficiente atención sin embargo no podía dejar que mis sentimientos y emociones me dominaran, Anna me amaba a mí y eso era lo que importaba.
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El Diario De ANNA
RomansaAnna es una mujer de veinticinco años, común y corriente, tiene el rostro dulce y la mirada chispeante. Vive encerrada en su pequeño mundo ficticio en el que se traslada una vez escribe en su diario, en él escribe de su día a día, pero no de la man...