Anna.
No queria hablar del domingo, no lo haría nisiquiera con mi diario, no comentaría con nadie que me vieron desnuda. Había pasado una de las mayores vergüenzas de mi vida. Cada vez que lo recordaba no podia soportar sentirme mal.
—¿Cómo ver a ese hombre a la cara?—pregunté en voz alta.
—Con los ojos, lógico—me respondió Lenny y yo lo fulminé—pues no hables tan duro sino quieres que te escuchen—bufó y se largó a limpiar las mesas.
¿Se lo habrá dicho a todo mundo? ¿Se lo dirá a Lionel? Y ni que decir del descaro de pegarme a su cuerpo, de su erección señalandome, al principio me habia tomado por sorpresa, pero que él lanzara después esas palabras me habían dejado estupefacta. ¿Me deseó en ese momento? Cuando el lo dijo un torrente de energía me había consumido y quise pensar que solo era frío, traté de no darle importancia ya que estaba borracho y seguramente había sido consecuencia de eso y por esa razón no le diría nisiquiera a Lenny lo que había sucedido.
—¡Oye! Lionel es un bombon, parece bastante interesado en ti—subio y bajo las cejas de forma insinuante.
—¡Claro que no!—El tipo era atractivo, mucho en realidad, pero no era mi tipo. En realidad él era el tipo de cualquiera, pero no me haría ilusiones con eso.
—¡Anna!—giré al escuchar mi nombre.
—¿Lionel?—pregunté algo sorprendida y el achinó los ojos hacia mí con una sonrisa— Disculpe, señor Lionel... ¡Uh! ¡hola!—¿Porqué me saludaba con tanta alegría? ¿Porqué tanta confianza?
—¡Hola preciosa!—¿preciosa? Me ruborice automáticamente—¿Como están? y llámenme Lionel solamente, no pasa nada.
—Excelente—dijimos Lenny y yo al mismo tiempo y este me miró con picardía.
—¿Lenny, podrías darme un poco de café? Que Anna lo lleve—me guiñó un ojo y dibujo en su rostro una sonrisa irresistible, tomó asiento en la mesa de la cafetería del centro y desde ahí miraba a cada minuto hacia mí.
—¡Joder! Te dije que es una apuesta—dije al sentir mis mejillas calientes mientras me abanicaba con con las manos—Ese hombre está muy bueno—Lenny a mi lado sonrió y se dispuso a hacer el café, me lo entregó, le dio un golpe a mi trasero e inclinó la cabeza hacia el susodicho.
—Ve por él y no lo sueltes, eres hermosa así que síguele el juego y si es una apuesta como dices entonces tú al menos lo disfrutarás—si ya sabía que era una apuesta podía metalizarme y disfrutar de su compañia. No podía ser tan malo.
Llevé su café y al entregarlo le hizo una leve caricia a mi mano donde justamente me había quemado hace unos días.
—Ya está curando— respondí afectada.
—S-si.—quitó débilmente su mano y cuando me disponía a ir pitando de ese lugar me detuvo nuevamente tomando mi mano.
—Anna, me preguntaba si podías acompañarme a una fiesta aburrida esta noche—mi cara de confusión tuvo que ser notable—No me mires así, sé que es raro que el vicepresidente de la empresa en la que trabajas te pida este tipo de cosas, pero juro que no lo hago con alguna mala intención—senti mis manos sudorosas y deslicé mi mano limpiándome con el delantal.
—¿Entonces... porqué...?—pregunté intrigada y nerviosa.
—Porque me agradas, siempre te he visto cuando llego a la cafetería esa sonrisa bonita y contagiosa que tienes, es inevitable no verte cuando te ves tan alegre hablando con Lenny y tan callada y casi escondida con las otras personas, en cierta parte eres como yo. Selectiva y solitaria. Y hoy me han invitado a una cóctel y no tengo con quien ir...—No sabia en qué momento de la conversación me habia quedado... Lionel me había dicho que le agradaba y que teníamos cosas en común y habló de mi sonrisa... Vaya que iba avanzando, en una su primo me acosaba en la playa y en otra este hombre depronto parecía tener un extraño interés en mí.
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El Diario De ANNA
RomanceAnna es una mujer de veinticinco años, común y corriente, tiene el rostro dulce y la mirada chispeante. Vive encerrada en su pequeño mundo ficticio en el que se traslada una vez escribe en su diario, en él escribe de su día a día, pero no de la man...