Secretos||•Artemis Hidalgo✔️

Cap 31

Llegué al salón, los chicos me saludaron, fruncí el ceño al ver que Stephan no estaba .

—¿Y Stephan? —cuestione, un poco preocupada.

—Una linda señorita vino a preguntar por él, creo que era su hermana.

—¿Su hermana? Guau, creo que eso es genial, esperemos que lo lleve con él. Aunque voy a extrañarlo.

—Si. —los niños pusieron una expresión triste.

—¿Porqué no hacemos un dibujo de despedida? —ellos sonrieron.

—Siiiii. —gritaron al unisono.

—Pues, saquen una hoja y háganlo.

Todos hacían sus dibujos mientras yo pasaba a sus lugares a revisar sus avances.

Tocaron la puerta, los dos Hidalgos menores se asomaron por el marco de la puerta.

—Hola. —saludo el menor con una sonrisa.

Camine en su dirección y me detuve frente a ellos.

—¿Que hacen aquí?

—Apolo horneo panecillos, quiso traerlos. —respondio Ares.

Mire al menor enternecida —. Gracias, eres un amor.

Artemis apareció, llevaba una enorme bandeja con los panecillos en las manos.

—¿Se los darán ahora?

—No, siquieres volvemos mañana. —empezo sarcástico Ares —. ¡Por supuesto que sí!

—Ah, de acuerdo. —me aparte, ellos entraron al salón.

Dejaron la bandeja sobre la mesa, los niños ni siquiera voltearon a verlos solo veían fijamente los panecillos con glaseados.

—Cada uno pude pasar por uno, ordenadamente. —apenas Artemis termino, cada niño se levantó velozmente y corrió a por uno.

Volvieron a sus lugares y cada uno comenzó a comer su panecillo, al final, solo sobraron cinco.

—¿Pueden cuidarlos un momento? Le llevaré un panecillo a Stephan. —ellos asintieron, me giré hacia los niños —. Pasen a dejarme sus dibujos, se los llevaré a Stephan.

Todos se levantaron y cada uno me llevo su dibujo.

—Se los encargo. —los mire entrecerrado los ojos.

—Estaremos bien, solo son niños. —Apolo le resto importancia.

Artemis soltó un bufido —. Cómo tú eres el menor es fácil decirlo.

—No peleen ahora vuelvo.

Salí del salón, camine a dirección y me encontré con el rubiecito a fuera sentado en una banca.

—Hey. —se giro a verme y sus ojos se iluminaron.

—¡Señorita TN! Creo que mi hermana me llevará a casa. —dijo emocionado, luego su rostro se entristeció —. Pero ya no veré a mis amigos, ni a usted.

—Puedes venir a visitarlos si quieres, no creo que a las monjitas les moleste. —lo consolé.

—¿Usted cree?

—Por supuesto.

Le di el panecillo y los dibujos —. ¡Gracias!

—No es nada.

La puerta se abrió y una linda chica de ojos marrón oscuro apareció, la mire detenidamente.

—¿Sayers? —ladee la cabeza.

—¿Montes? —sus ojos se abrieron de par en par, la sorpresa marcada en cada parte de su rostro.

—Guau, paso mucho tiempo. —una sonrisa se formó en mi rostro —. ¿Cómo has estado? La última vez que te ví fue en la secundaria.

—Bien —ella miro a Stephan —. Ya les demostré que soy tu nueva tutora, podemos irnos.

Stephan se levantó de la silla —. Bien. —le dió la mano, ellos compartieron una mirada —. Adiós señorita.

Una de las monjas salió y los escoltó a la salida.

Volví al salón, escuché un gran ruido cuando ya estaba más cerca.

Ay no...

Corrí rápidamente a la entrada y abrí la puerta, los niños aventaban las hojas y se manchan con la pintura, busque a los hermanos con la mirada, estaban escondidos bajo la mesa.

—¡Paren todos! —grite tan alto como pude y se detuvieron.

Los niños volvieron rápidamente a sus lugares, estaban manchado de pintura en el pelo, el rostro, la ropa, había pintura en el techo y las las paredes, las hojas estaban tiradas por todos lados.

—¡Salgan de ahí ustedes tres! —se salieron tan rápido como pudieron, Ares golpeando su cabeza con la mesa en el proceso.

Se sacudieron la ropa y me miraron avergonzados.

—¡Quiero este lugar limpio para ayer!

—¡Exacto! —dijeron los tres al unisono.

—¡Exacto nada, ustedes también!

Nota.

Ya el otro cap hay acción así que ojito.

Las leo luego Artemisas.