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Amigos de nuevo

Harry abrió y cerró los ojos. Draco no se veía molesto, pero sí muy diferente. Claro, ya no era un muchacho, ahora iba a ser un hombre casado.
Harry pensó que Draco lo lanzaría por el cañón si lo hacia enojar.
El cabello de Draco había crecido, incluso su postura había cambiado. Harry sintió que no sabía como empezar. Así que suspiro y trató de mantenerse calmado.
Hablaría con toda sinceridad para que su amigo lo perdonara, después de todo, tuvo un año para calmar su enojo.
–Yo...francamente no se como empezar Draco–dijo Harry–. Pero, estoy muy feliz de que hayas decidido casarte con Ginny. De verdad.
–Gracias–dijo Draco de manera seria, sin mirar a Harry completamente.
–Yo...eh...lo lamento, de verdad, fui muy tonto. Mi ira me cegó, mi soledad me hizo más cruel. Fui muy egoísta al querer solo mi felicidad y no la de los demás–Harry cerró las manos a los costados–. Tuve un largo año para pensarlo. De verdad lo lamento, no quise que nada malo pasara, pero todo fue culpa mía.
–No todo fue culpa tuya–dijo Draco, esta vez sí volteó a ver a Harry.
Esta vez pudo ver al Harry de antes, al Harry que venció a Voldemort y no al chico malhumorado y cruel que podía llegar a ser. Draco sintió que su amigo había regresado. Sabía lo duro que había sido para él, porque para él mismo también lo fue. Una amistad de muchos años fue rota, eso dolía más que cualquier maldición imperdonable.
–Ja! Claro que fue culpa mía. Yo fui el tonto y el malvado egoísta de siempre–exclamó Harry–. Mi familia pagó el precio de mis errores y yo...aun viendo al situación, solo pensaba en mi. Por mi culpa...por mi culpa Megan me odia y casi muere, a parte de que no esta.
Harry sintió un vacío que no sabia explicar.
Draco miró a Harry con los ojos atentos a cualquier cosa que Harry estuviera ocultando, pero no vio nada. Harry lo decía todo para que Draco lo perdonara.
Fue entonces que a Draco se le escapó una pequeña risa.
–¡Siempre el héroe! Siempre me he preguntado ¿por que los heroes se echan la culpa de todo? No encuentro la razón. Tal vez si fuiste un idiota, pero no todo lo que ocurrió fue culpa tuya.
–Pues yo así lo siento–dijo Harry–. Por que así fue realmente. Desde el principio.
Draco suspiró.
–Harry...yo no había entendido totalmente por qué no dejabas a Hermione ir...hasta que me enamoré y entendí que sí la pierdo, yo tampoco dejaría de buscarla–Draco observo a Harry con una mueca–. El amor te cegó , ahora te entiendo más que nadie. Buscaría por cielo y tierra, igual que tu. Y eso créeme que no te lo voy a reprochar.
Harry se sintió feliz de que Draco lo estuviera escuchando y se preguntó su era un sueño.
–De verdad lo siento Draco, mucho, me arrepiento siempre.
Draco asintió.
–Lo sé, pude sentirlo. Por eso somos amigos ¿no? Yo sentía todo tu dolor, sufrí esos días también. Pero mi estúpido ego no quería hablarte y lo lamento Harry, yo también cometí un error. No debía irme así nada más–Draco suspiró y le ofreció la mano a Harry.
Harry la estrechó y ambos miraron al mismo lugar.
–Que bueno es ser amigos ¿no crees?–dijo Draco.
Harry asintió.
–Hay un espacio libre de padrino–dijo Draco–. Si quieres, puedes ocuparlo.
Harry soltó una risa.
–Jamás me imaginé que dirías aquello.
Draco soltó una carcajada y se llevó la mano al cuello.
–Ni yo y menos con una Weasley–dijo él.
Draco vio la cara de su amigo dejar de sonreír.
–No puedo.
–¿Qué? ¿Por qué?
–Todos me odian–dijo Harry–. Ginny incluso.
Draco negó.
–No lo hacen, Ginny me pidió que dejara de lado mis tonterías, por que tu eres alguien importante para nosotros–dijo Draco–. No esta molesta contigo.
–¿No? Lastime a su amiga.
–Bueno, eso quedo en el pasado.
–No creo que para cierta persona allá quedado en el pasado–dijo Harry pensando en Megan.
–Bueno, creo que llegó el tiempo de poder vivir nuestras vidas y ser felices ¿no crees? Sobrevivimos a tanto...creo que podemos seguir Harry–dijo Draco–. Para que Megan no te mate, puedo hacer algo. Tengo unos trucos bajo la manga. Aunque no sé si venga. Esta loca. Pero aun así, no dejare que te mate, al menos no hasta que te escuche.
–Okay y luego dejaras que me mate tranquilamente–dijo Harry.
Draco sonrió.
–Puede ser, ahí ya no puedo hacer nada para ayudarte.
–Gracias–dijo Harry mientras rodaba los ojos.
Draco sonrió.
–Hasta entonces...¿quieres venir a mi despedida de soltero?
–Eso suena peligroso–dijo Harry–. No quiero ser asesinado por Ginny por ir contigo.
Draco soltó una carcajada.
–No tiene por qué saberlo.
–Oh claro–Harry rodó los ojos.
–Tranquilo Harry, solo vamos a ir a un lugar, es todo. Ya verás que te vas a divertir mucho–dijo Draco.
Harry no estaba muy convencido. Nunca había ido a una despedida de soltero de magos. Las muggles eran algo...bueno, muggles. Harry solo pudo dejar de sonreír cuando llegó a su casa en Grimnauld Place y lo vió vació.