Una vida sin ti

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–¡Avada Kedavra!
Harry cerró los ojos.
Megan....sal de aqui, vete. Lo siento mucho. No pude salvar a nadie esta vez....
Pero el hechizo nunca llegó. El dolor seguía siendo el mismo.
Su visión estaba borrosa y algo sin vida cayó a solo unos metros de él.
–¡Harry!–Megan susurró.
Harry sintió sus manos en su rostro, veía borroso y observó al cuerpo de Sebastian, sin vida, ojos abiertos y la mirada perdida.
–Lo...lo...
–Sí–Megan dijo, sus lagrimas caían sobre las mejillas de Harry.
Él quizo sonreír.
–Te odio–dijo ella con una mueca–, siempre me haces llorar.
Harry sonrió, levantó una mano y le acarició el rostro.
Megan se inclinó y le dió un beso.
Sacó su varita y paró el sangrado, pero Harry sentía que aún estaba sangrando. Aún podia morir.
Megan le acarició el cabello.
–Vas a estar bien...–susurró.
Harry parpadeó, no podia decir nada, sus labios no se movían, no sentía la mitad de su cuerpo.
Sintió un retortijón en el estomago y luego, nada.
Se sumergió en la oscuridad.

Sus ojos se adaptaron a la luz y Harry pudo ver que estaba en una cama de hospital.
San Mungo , penso de inmediato.
No estoy muerto.
Sintio un terrible dolor recorrer todo su cuerpo y solto un pequeño grito ahogado. Sus ojos se llenaron de lágrimas y había olvidado por completo que había estado en un duelo.
No sabía cuanto tiempo estuvo inconsiente; pero le dolia todo el cuerpo.
–Señor Potter–Una enfermera entró con una gran sonrisa–. Que gusto que al fin haya despertado.
Harry miró a la mujer, tenía el cabello negro y ojos azules brillantes. Una varita en su mano y llevaba una bandeja de comida.
–¿Cuanto tiempo he estado...?
–Señor Potter, creo que debe descan...
–Creo que he descanzado lo suficiente–dijo Harry, intentó levantarse, pero su cuerpo lo obligó a recostarse de nuevo–. ¿Cuanto tiempo he estado así?
La enfermera suspiró.
–Unos tres meses–dijo ella con los ojos algo tristes.
Harry abrió los ojos.
–¿Qué?
–Sufrió muchos golpes y heridas, su mente necesitaba descanzar–dijo la enfermera–, pero ya que ha despertado, podrá irse a casa muy pronto.
–¿Y...?–Megan...
–No se preocupe por nada señor Potter, avisaré a sus amigos que ya esta bien–dijo ella y salió rapidamente.
Harry entrecerró los ojos. Aún necesitaba sus lentes para ver todo de manera normal. No los encontró rapidamente, pero sí despues de varios segundos de búsqueda.
Suspiró y recostó la cabeza en la almohada. La enfermera había dejado comida y Harry alzo la mano para tomar un pedazo de pan.
Tres meses había estado en esa habitación blanca y solitaria. ¿Qué habrán pensado todos?
–¡...Puedo anunciarme sola!
Harry sonrió.
La puerta se abrió y Harry sonrió al ver a quién había estado esperando por tanto tiempo.
Megan corrió hacía él y lo abrazó con delicadeza.
–¡Te dejo solo un momento y decides despertar...!...Oh Harry...me alegra tanto que hayas despertado–Megan tenía lagrimas en los ojos y Harry las limpió.
–Ya estoy bien.
Megan sonrió.
–Te llevaré a Grimnauld Place en cuanto te den el alta.
Harry sonrió, no había escuchado mejor propuesta en mucho tiempo. Estaba cansado de estar en ese lugar.

Megan de inmediato le dijo que Draco estaba ayudando en la oficina de Aurores en su ausencia y que Hermione fue encerrada en San Mungo en el área psiquiatrica.
Harry sabía que Megan había matado a Sebastian Simons, pero no quería ni recordar.
Estaba recostado en la cama cuando Draco y Ginny llegaron, Megan venía detrás de ellos con el pequeño Scorpius en brazos.
–¡Hemos venido a visitar al tio Harry!–dijo Draco riendo–. No creas que te he perdonado.
–¡Draco!
Él solo soltó una risa.
–¿Cómo te sientes?
Harry suspiró.
–Bien, supongo.
Ginny sacó de una bolsa, unos panecillos de miel que se veían deliciosos.
–Mamá envió esto para ti Harry–dijo Ginny–, deberíamos irnos para que descanzes. Pronto podrás volver a trabajar,
–Eso espero.
–¡Pues apúrate!–exclamó Draco.
Megan acompañó a Draco y Ginny a la puerta y luego regresó, su mirada clavada en un periodico del Diario el Profeta.
–¡Vaya! Creo que han vuelto a sus andadas.
–¿Qué?
Megan soltó una risa:

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