Eso no pudo haberlo mandado Hermione, pensó Harry, aun sin encontrar la explicación a aquellas palabras.
Harry ya no hallaba como mantenerse cuerdo y fuerte, tenía que encontrara a Hermione. Tal vez se había golpeado la cabeza o alguien la amenazaba.
Pero no podía pensar mucho cuando estaba sirviendo helado a Teddy.
Muchos no sabían que estaba pasando y Harry no pudo negarse a cuidar a Teddy; había estado horas hablando con Megan pero jamás parecía llegar a Grimnauld Place.
Esta molesta conmigo, pensó Harry, me dejara con Teddy.
–¡Padrino! ¿Y mi helado?
Harry rodó los ojos.
Ahora era un terrible momento para ser niñero, especialmente con el asunto de la Hermione perdida.
Harry ya no sabía que hacer, estaba cansado y muy estresado. Los momentos con Teddy eran especiales, pero al tener tantas cosas en la cabeza no los disfrutaba de igual manera.
Odiaba el hecho de ser un padrino aburrido y de ser tan malhumorado con Teddy cuando el niño no tenía la culpa de nada.
Harry por lo general se comportaba bien con Teddy, pero los acontecimientos recientes lo habían hecho molestarse.
–Sirve tu el helado–le dijo Harry con las manos en ambos lados de la mesa, se agarraba firmemente, como si sintiera que de alguna manera estaba a punto de desmayarse.
–Mejor quiero una paleta–dijo Teddy.
Cuando Teddy se fue, Harry soltó el aire que llevaba guardando y también soltó una palabrota.
Se llevó las manos al cabello queriéndoselo arrancar todo.
¿Como Hermione pudo hacerle eso?
"Se feliz..."
¿Cómo?
Harry se mordió los labios y unas pequeñas gotas de sangre salieron. Harry reprimió las ganas de lanzarse al suelo y empezar a patalear como un niño pequeño. Porque en eso llegó Megan y Draco.
–Estas mal–dijo Draco–. No hay necesidad de ser tan dramático.
Harry negó, con el ceño fruncido.
–¿Qué más quieres que haga?
–Pues en primer lugar, Harry, deberías ser un buen padrino. Si no, ¿para qué aceptas cuidar de Teddy si no estas bien?–dijo Megan.
Harry negó.
–No se que hacer. Todo esto me esta...dañando mucho. Solo quiero encontrar a Hermione y que me explique todo.
–Harry–dijo Megan–. ¿No se te hace raro? ¿Que después de cinco años Hermione jamás te haya escrito?
Harry se llevó las manos a los bolsillos.
–¡Pero claro que se me hace raro! Pero qué puedo hacer–exclamó Harry–. Tengo que encontrar a Hermione.
–Lo sabemos y te ayudaremos–dijo Draco–. Pero piensa en esto Harry: ¿y si Hermione escapó, no fue al mundo mágico de nuevo y encontró a alguien?
Harry le lanzó una mirada de reproche a Draco.
–No es posible–dijo.
Draco cruzó los brazos.
–¿Y por qué no, Harry? Fueron varios años, todo pudo pasar.
–¡Pero eso no! Además Hermione hubiera venido a decirnos todo–dijo Harry con enfado.
–¡Harry, que tal si después de todo lo que le pasó ¿ya no quizo saber nada del mundo mágico?!
–Draco, Hermione amaba el mundo mágico ¿por qué dejar todo atrás?
–Tal vez tiene sus razones–dijo Megan.
Harry los miró fijamente.
–No.
–Harry...
–Hermione jamás haría eso. Ella trabajo muy duro.
–Considera esto Harry–interrumpió Draco–. Considera que puede pasar. Como dije fueron muchos años, Hermione no es tonta y pudo escapar. Si lo hizo ¿por qué no regresó?
–Pudo perder la memoria.
Draco miro el techo.
–Entonces ¿por qué me buscó y me dió el mensaje para ti, eh?
–¡Ay no lo se! Lo que se es que es muy confuso y ustedes lo hacen aún más confuso.
–¡Por Merlin! Eres un caso perdido Harry Potter.Ginny sabía que jamás debió acudir a aquel café muggle en aquella extraña esquina aquel día lluvioso. Pero por alguna extraña razón, la curiosidad era su debilidad.
Ella no sabía quién le había enviado aquel mensaje, pero sonaba extraño.
Acababa de levantarse aquella mañana, su cabello pelirrojo hecho un desastre. Al mirarse al espejo vio unos círculos morados alrededor de sus ojos y su rostro pálido aún más pálido.
Había tardado muy poco en vestirse y en arreglarse el cabello para luego bajar a desayunar.
Ginny pensó en su hermano Ron, aquella silla vacía, ahora sin dueño y le dieron ganas de llorar. Habían tantas cosas que no pudo lograr decirle a su hermano.
Tomó el teléfono y marcó a Draco, quién había tardado en contestar seguramente porque no sabía hacerlo.
–Hola Ginn.
–Draco...eh Hola–dijo Ginny con una sonrisa boba–. Solo llamaba para...quería saber si todo esta bien y si hay algún avance.
–Pues no mucho. Iré a ver a Harry más tarde para ver que acordamos ¿y tu?
–No tengo noticias, hoy es descanso para el equipo–dijo Ginny.
Sintió la vibra de la sonrisa de Draco y el cambio en su tono de voz.
–¿De verdad?–sonaba asombrado.
–Sí.
–Bueno eh...pues...que te parece...digo, me parece muy bien–dijo Draco.
La sonrisa de Ginny desapareció. Ella pensaba que la invitaría a algún lado.
–¡Oh! Voy a ir al callejón Diagon y luego visitare a Luna.
–Que bueno, como te dije iré a visitar al cascarrabias de Harry Potter. No es un buen plan–dijo Draco.
Ginny rio, pero se sentía mal por Harry y en parte era culpa de ella.
–Si hay algo en lo que pueda ayudar...
–Gracias Ginny, te avisaremos cualquier cosa–dijo Draco.
–Bueno, adios.
–Adios.
Draco colgó rápidamente y Ginny se quedo viendo el nombre de Draco en la pantalla.
Ya siendo la única en casa, extrañaba aquellos momentos con sus hermanos; Fred y George y también los momentos que estuvo con Ron.
Quería a su hermano de vuelta y no deseaba dejar a sus padres solos y más porque su madre aún no se encontraba recuperada ¿y cómo hacerlo? Ha perdido a un hijo.
–Buenos dias–dijo su madre.
Ginny sonrió.
–Buenos días–le había dicho.
Le había preparado el desayuno y había platicado con su padre antes de que se fuera al ministerio de magia.
Ginny vio una lechuza que jamás había visto y pensó por un momento que podría ser Draco, así que corrió a ver de quien era.
Ginny subió corriendo las escaleras como una adolescente emocionada y saltó a su cama.
Abrio el sobre y leyó la carta:
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Encontrarte
FanfictionHarry no ha parado de buscar a Hermione en cinco años y no parara de hacerlo. Ella podría estar en grave peligro. Harry tenía que salvarla. La guerra había terminado, Harry, ahora un auror del ministerio y no cualquiera, sino el jefe; se ha puesto...