La chica de ensueño

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Harry soñaba seguido con poder ser feliz. Con tener aquella felicidad y estabilidad que no tuvo de niño. Soñaba con alguien que lo cuidara y estuviera ahí para él. Pensó que esa chica era Hermione, por eso estaba empeñado en buscarla, quería arreglar las cosas y ser feliz. Pero había algo que estaba mal, algo que no estaba muy bien.
Harry lo sabía.
Mientras estuvo con los Weasley, notó las miradas nerviosas de Megan y Ginny, conocía demasiado bien a Megan, si bien ella era buena mentirosa, Harry la conocía demasiado bien.  Con los años, aquel don de ser la mejor mentirosa de Hogwarts se le había acabado. Ya no había necesitado mentir pero ¿era acaso que le ocultaba algo? ¿Hermione? ¿Salía con alguien?
Harry no supo que ocurrió, pero termino queriendo llorar al llegar a Grimnauld Place, estaba solo, como siempre. Ni siquiera el pequeño Teddy rellenaba el vacío.
Él quería mucho a Teddy, pero por desgracia, Teddy tenía otros familiares que lo estuvieran cuidando. Aunque para Harry era un alivio que tuviera familia, la falta de compañía lo estaba volviendo loco.
Hermione era lista, en cinco años era obvio que supo como escapar de aquella cabaña pero ¿por que no regresó?
Harry no podia dejar de pensar en ella, en su voz, en sus ojos y en aquel olor a vainilla que pronto se estaba esfumando de sus pensamientos.
¿Si estaba enamorado de Hermione? Harry aseguraba que sí. Pero ¿por qué siempre había algo deteniéndolo?
Harry se llevó las manos al cabello queriendo arrancárselo todo uno por uno. Todo era sencillo antes. Su vida era mejor, incluso con Voldemort al asecho. Jamás se había sentido tan solo como en aquellos momentos.
Draco tendría su vida pronto y Megan igual. Él era el único que estaría solo toda la vida, viviendo con el recuerdo de la chica de sus sueños.
Incluso empezaría a alejar a sus amigos como lo había estado haciendo días antes. Peleando con ellos y discutiendo por cosas sin sentido.
Harry temía perder a las personas que le quedaban, pero no podia evitar aquel sentimiento de soledad.

Salió de Grimnauld Place sin mirar atrás, caminó por las calles de Londres hasta entrar en un bar muggle, donde se sentó y de inmediato una chica guapa se le acercó.
–Hola guapo–le dijo ella en tono seductor.
Harry no tenía ni idea de que estaba haciendo. Estaba bebiendo mucho alcohol muggle.
–Eh...
–No me tienes que contestar–dijo ella, se acercó a Harry y le susurro al oído–: dime que quieres.
Harry sintió rubor en las mejillas. No se había acercado tanto a una chica por años y siempre lo evitó, por no sacar a Hermione de su mente y no solo era por Hermione.
–Yo...eh...–Harry se aclaró la garganta. El whisky muggle era terrible–. Gracias...adios.
–Oh guapo no te vayas, hay que divertirnos un rato–le dijo la chica–. Soy Mildred.
–Yo...
–¿Tienes nombre o novia? Un chico atractivo, con esos ojos verdes...eso labios y ese físico debe tener nombre y no solo una novia ¿no crees?
Harry negó.
–No tengo.
–Oh–los ojos color miel de la chica se iluminaron–, entonces ¿te ha dejado? Oh vaya que tonta es.
–No, no, es que yo...
–¿La dejaste? Oh, mucho mejor–dijo Mildred acercándose a Harry.
–Yo puedo hablar contigo, anda, desahogate.
–Estoy confun...confundido–dijo Harry–. No se que hacer ni a quien querer.
–A mi querido chico–dijo Mildred–. Yo te apoyo.
–Es que...no se...la chica a la que amo se ha ido...
–¡Uf! Espero que no regrese esa maldita–ríe Mildred–. Estas mejor solo. Siempre hay una posibilidad de amar de nuevo o...esa chica no era la indicada para ti y hay otro corazón esperándote.
Mildred le tocó la mejilla a Harry y este se sonrojó.
–¿De verdad?
Mildred, con sus rizos pelirrojos y sus hermosos ojos miel asintió.
–Claro, tengo varias amigas, pero tu y yo estabamos destinados a encontrarnos–dijo ella.
Harry sonrió como bobo.
–Mi amiga esta loca...dice...dijo hace cinco años que era una obsesión la que tenía yo pero...yo eh...sé que era amor–dijo Harry.
Sabía que estaba actuando como tonto, pero no sabía ya cuantos whisky llevaba.
–Tu amiga suena terrible ¿es una bruja?
–¡Oh sí que lo es!
Mildred soltó una carcajada.
–Esas amigas son muy malas–dijo Mildred con una enorme sonrisa seductora.
–¿Y...tu qué? ¿Novio?
–Si quieres tú puedes serlo guapo–dijo Mildred sonriendo–. Mi ex era un idiota, siempre me andaba diciendo que me casara con él y yo no quería.
–¡UF! Yo me hubiera casado con ella si hubiera podido. Pero ha desaparecido y no quiere verme–dijo Harry haciendo pucheros e intentando no llorar.
–¡Harry!
–¡Bah! ¿Oyes eso? Suena a una loca amiga mía que tengo–dijo Harry riendo y bebiendo otro whisky.
Mildred soltó una carcajada.
–Vamos a otro lado guapo, a un lugar donde estemos solos.
–¡UFFFFF! Soledad no, estoy harto de la soledad–se quejó Harry y le dió un beso a Mildred.
–¡HARRY!
Harry se despegó del beso que estaba compartiendo con Mildred con la respiración agitada.
Megan lo miraba con los ojos centelleantes de ira y a punto de hechizarlo si la chica muggle no hubiera estado ahí.
–Hablando de la reina de roma...¿que quieres? No ves que me estoy divirtiendo.
Megan entrecerró los ojos y observó a la chica a un lado de Harry.
Mildred no era muy delgada, era bonita, y de facciones finas, además llevaba ropa pegada y unas piernas largas de araña.
–Ya veo–dijo Megan–. Pero estás borracho. Anda vámonos.
–¿Te dije Mildred que también quiere controlar todo?
La chica sonrió y miró a Megan.
–Ya veo que sí guapo.
Megan le lanzó una mirada de odio.
–Vete y déjame solo–dijo Harry señalando el techo.
Megan le lanzó una mirada de advertencia.
–Harry.
–Megan.
–¡Oh vamos querida! No te lleves al chico guapo de aquí.
Megan fingió reír.
–Oh pues el "chico guapo" debe irse. No es bueno que este aquí–dijo Megan.
Mildred le lanzó una mirada de odio. La amiga de su "nueva conquista" era bonita, alta y de cabello negro lacio ligeramente ondulado. Le daba rabia aquella chica y al parecer a ella tampoco le gustaba.
–Mi chico guapo–dijo Mildred–. ¿Me dejarás sola?
–No...no...no...ella siempre es así–dijo Harry con una sonrisa de bobo.
Megan estaba a punto de estallar.
Tomó a Harry de un brazo y lo levantó con tal fuerza que casi lo estrellaba contra la pared.
–Nos vamos,
Harry se zafó.
–Oh, no, no me voy. Estoy...divirtiéndome ¿que no estas viendo?
Megan rodó los ojos.
–Ahora ya nos vamos Harry.
–Nop.
–¡Harry!
Mildred se levantó y tomó a Harry del brazo izquierdo.
–No te lo llevas querida.
–¡Maldición! Desmaius.
Mildred se cayó dormida en el sofa en donde habían estado sentados.
–Obliviate.
–¿Estas loca? No puedes hacer eso.
–Oh veo que ya estas mejor. Vámonos Harry–le ordeno Megan–. El gran jefe de aurores puede arrestarme, pero si esta sobrio y no lo esta.
Harry maldijo por lo bajo mientras la seguía.
–Hola bonita...¿ya te vas?
–Aléjate de mi o te mato–le dijo Megan a un chico moreno.
Harry hasta se asustó de lo fuerte que lo dijo. Estaba molesta.
Harry sonrió al ver la cara de susto del chico y Megan lo siguió empujando hacia la salida del lugar.
Una vez afuera, Harry sintió nauseas.
–¡Ya ves lo que te pasa por idiota!–exclamó Megan.
A Harry le dolió el estomago después de vomitar.
Megan lo regañó todo el camino hasta Grimnauld Place. No dejo que Harry apareciera mágicamente en su casa, lo castigó al llevarlo caminando por todo Londres.
–Estoy bien gracias por preguntar.
Megan rodó los ojos.
Al llegar a Grimnauld Place Kreacher los recibió y Harry supo quién le había dicho a Megan en donde se encontraba.
–¿Estás loca? Me arruinaste todo.
–Estas loco, te salve de hacer tonterías–dijo Megan.
–Como sea ¿que quieres?
–¡UFF! Estas borracho, ya mejor me voy–dijo Megan.
–No bebí tanto y soy consiente de todo lo que pasa ¿dime?
Megan se giró y observó a Harry.
–No estas consiente Harry, pareces un lunático.
Harry soltó una carcajada. Cualquier cosa le daba risa. Tal vez ella tenía razón.
–Jijijijijiji–Harry murmuro mientras iba a sentarse antes de soltar lagrimas.
–¿Harry?
–¡Estoy solo Megan! Estoy harto de esta situación ¿y si Hermione ya no quiere que la encuentre? ¿Y si la encontró alguien más? Me quedaré solo toda la vida, sin amor ni felicidad, solo para siempre–Harry se llevó las manos al cabello.
Megan se sentó a su lado.
–Harry me tienes a mi y a Draco, a los Weasley, a Teddy, a todos los amigos de Hogwarts–dijo Megan–. Son tu familia.
–No...no es lo mismo.
–Harry el whisky te hizo mal, mejor ve a dormir.
–No quiero, no quiero dormir.
–Bueno entonces se un animago y conviértete en un buho y asi no duermes–exclamo Megan.
Harry la miró y rodó los ojos.
–Vaya consejo.
–Mira Harry, tal vez todo se resuelva pronto–le dijo Megan.
Harry le tocó la mano.
–No te vayas...no quiero que te vayas.
Megan se quedó sentada en su lugar mientras Harry iba a cambiarse de ropa, rodó los ojos al verlo llegar tambaleándose.
–¿No te fuiste?
–Me dijiste que no lo hiciera–dijo ella.
Harry sonrió de una manera extraña. Megan sabía que estaba borracho y que siempre hacia cosas raras en ese estado.
–¡Ah sí! No quiero quedarme solo, Draco se casará y tu también, Teddy se irá a Hogwarts y yo seré el auror loco Potter–dijo Harry–. Mi Hermione ya no regresará nunca.
Megan quería decirle lo que sabía, pero no era información muy correcta en aquellos momentos. Lo sería después de mañana.
–Ay Harry no estés triste, no me gusta verte así.
–Es que no sabes lo que es estar solo.
–Claro que lo sé–dijo Megan con lo ojos llorosos–. ¿Que no recuerdas? Mis padres murieron, me dejaron con mis tios mortifagos que me dejaron en la calle por no ser una de ellos, por seguirte a ti y jamás me arrepentí. Yo no tengo a nadie Harry, a nadie. Solo tu y Draco. Quiero que sean felices y no soporto verlos de esa manera.
   Harry se mordió el labio, ya sabía la historia triste de Megan.
–Perdón, lo siento.
–Mira Harry, debes tratar de seguir adelante, no importa lo que pase ¿de acuerdo?–Megan lo dijo por temor a todo lo que podía pasar después de mañana.
Harry asintió.
–¿Y si Hermione no vuelve nunca?
–Yo...no sé Harry–respondió Megan–. Pero creo que deberías continuar y preocuparte por tu felicidad.
–Yo la quiero Megan–dijo él.
Megan se quedo mirando sus manos y asintió.
–Lo sé Harry.
Le dolían aquellas palabras, pero era por la felicidad de Harry.
El chico sonrió.
–¿Te sientes mejor?
–Sí...¿me porte mal verdad?
–Sí Harry, parecías un idiota–ríe Megan.
Harry solo bufó.
Aún le daba la cabeza varias vueltas y tenía mucha energía. Se giró y observó a Megan, ya la había besado una vez y no se arrepentía por ello. Se había confundido varias veces y aún así, siempre al verla su corazón se detenía y se saltaba un latido.
Megan se dio cuenta de que la estaba mirando y se giró. Harry se quedó perdido en el mar azul de sus ojos y se acercó a ella, acarició su mejilla y vio sus mejillas sonrojarse antes de acercar su rostro al suyo. Sus labios se encontraron y la besó.
Megan estaba sorprendida pero le devolvió el beso con la misma intensidad de él. Harry se acercó más a ella y la atrajo hacia él. Sus labios conectaban de manera perfecta y todo a su alrededor se estaba desvaneciendo, solo eran ellos dos.
La rodeo con un brazo por la cintura y la apretó contra él, mientras ella lo rodeaba del cuello y jugaba con su cabello.
Cuando el aire les faltaba, Megan se separó de manera brusca. Pegó un brinco y balbuceó con las mejillas rojas.
–Estuvo mal...yo..,eh...eh....m...me voy.
Harry quería detenerla, pero ella tomo su bolso y desapareció.
Él se quedo mirando a la nada con expresión seria, hasta que recordó la manera en la que la había besado.
Subió a dormirse tambaleando y con un dolor de cabeza terrible, pero al acostarse, el recuerdo del perfume de fresa de Megan volvió y se quedó dormido.

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