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Orden de aprensión

Llevó a Teddy en brazos hasta su cuarto, bajo la atenta mirada de Megan que lo seguía con el oso de peluche del niño.
Lo dejó en la cama y antes de irse le colocó la cobija para que no tuviera frío. Se sintió algo extraño, pero ¿que más podia él hacer? Remus y Tonks fueron excelentes personas y se portaron de maravilla con él. Era lo menos que podía hacer. Además a él le hubiera gustado que lo arroparan y llevaran a dormir cuando era pequeño.
Megan le dejó el oso de peluche a Teddy y le acarició el cabello, luego camino silenciosamente y cerro la puerta después de que Harry salió.
–Supongo que se cansó de tanto correr–comentó mientras bajaban las escaleras.
–Aja.
–¿Estas bien? ¿Pareces distraído, Harry?–preguntó Megan alzando una ceja.
Harry negó.
–Estoy perfecto, no estoy distraído.
–Mmm...bueno si tu lo dices.

Esa noche después de reírse como loco (tal vez por el whisky de fuego) se fue a Grimnauld Place con una sonrisa de bobo. Llego a su casa más contento de lo normal e incluso Kreacher se quedó algo confundido.
Se sentó muy cómodo en el sillón y a pesar de que ya era tarde y debería irse a dormir, se quedó con los ojos muy abiertos toda la noche.
No había reído tanto en semanas; Fredy George seguían siendo los mismos bromistas de siempre, hacían reír a carcajadas. Además Fred reía sobre el hecho de ya ser tío de Lucy, quien es hija de Percy y Audrey. George decía que el pequeño Freddie era incluso más bromista que su tío Fred y era más pequeño.
Harry soló soltó una carcajada cuando le habían preguntado si había planeado casarse alguna vez. Él alego diciendo que prefería tener una vida de peligros llena de mortifagos a casarse. Molly Weasley lo regaño diciendo que era hora de ser algo más maduro (eso también para Draco y Fred) incluso Fred le preguntó a Ginny, ella se sonrojó y luego solo hizo lo mismo que Harry, reírse.
¿Quería tener familia? Sí. Pero aún tenía cosas que resolver. Tenía que encontrar a Hermione.
Incluso Neville estaba de novio y Harry sospechaba que a punto de comprometerse, ni siquiera se había enterado de eso. Hasta que Megan le dijo cuando todos estaban algo felices por el whisky de fuego.
"Neville esta de novio con una chica bonita de Rabenclaw–le había dicho–. Vaya Potter, Neville se convirtió en el soltero más codiciado porque tu no sales de tu madriguera–se rio."
"¿Quien es?"
"Es Tamara Scott, supongo que no la recuerdas pero ella estuvo en quidditch en séptimo año–respondió–. Neville esta muy enamorado"
Si le hubieran dicho eso hace seis años jamás lo hubiera creído. Neville siempre fue callado y reservado, para nada o al menos el no se acordaba de que estuviera enamorado de alguien. Tal vez no supo porque jamás le preguntó.
Draco se había reído cuando Megan dijo "el soltero codiciado" alegando que Harry jamás había sido, que siempre fue él.
Se pasó las manos por el cabello pensando en que estaba siendo un viejo aburrido. No quería salir. Luna Lovegood había invitado a los Weasley, a Megan e incluso a Draco a su fiesta de cumpleaños. A él le había mandado una carta en la que decía:

Hola Harry Potter te invito a mi fiesta de cumpleaños en mi casa. Tu ya sabes donde es. Será en la última luna llena del mes a las ocho de la tarde. ¡Abra lluvia de estrellas!

Harry se quedó pensando en la necesidad de ir y pasarla bien por lo menos un rato. Odiaba estar solo, sin compañía con sus fantasmas.
Kreacher le llevó un vaso con agua y Harry lo bebió, seguro se despertaría con una resaca terrible y eso que Draco aún se iba a quedar un rato más.

–¡La resaca ¿verdad Harry?!
Se levantó de golpe. Se hallaba dormido en el sillón de la sala en vez de en su cómoda cama.
Megan parecía haber llegado apenas unos instantes atrás, llevaba la blusa color lila y pantalones negros, lo miro mientras cruzaba los brazos.
–¡Levántate Potter! Llegas tarde al ministerio.
–Pero...
–¡Draco ni siquiera se paró por ahí!–exclamó Megan–. Pero tuve que venir a buscarte antes de que Benoff fuera con el chisme. Creeme, te iba a dejar dormir y fingiría que estabas en la oficina, como siempre, pero resulta que Kingsley necesita verte.
Harry se revolvió el cabello, se remangó la camisa y caminó a la red flu conectada a su casa. La cual solo unos cuantos podían usar.
Se metió dentro y en pocos minutos estuvo en su oficina, corrió a sentarse en la silla y Megan apareció después.
Llegó justo a tiempo ya que Kingsley estaba por entrar. Acababa de entrar cuando Harry se acomodaba la corbata de repuesto que tenia guardada.
–¡Buenos días Ministro!–dijo Harry sonriente. Sintió un mareo al levantarse.
–Harry, que gusto verte tan sonriente–dijo con una sonrisa alegre–. No pude ir al cumpleaños de Teddy y eso me disgustó mucho ¿cómo fue todo?
Y Harry había pensado que era una situación de emergencia.
–Bien.
–Que bueno, pero...–Harry se revolvió en su asiento–. Hay algo muy importante que esta sucediendo Harry.
–¿Que cosa señor?
–Verás, Megan ya lo sabe–ella asintió–. Hemos recibido noticias del ministerio de magia brasileño, Harry, hay noticias de una amenaza contra ti.
–¿Qué? ¿Ahora que hice?
Sorprendido se levantó de un brinco h volvió a caminar en redondo por toda la oficina. Kingsley permaneció en su asiento sin decir nada y mirando el periódico sobre el escritorio de Harry Potter.
–No solo contra ti Harry–dijo el Ministro. Harry volteó con los ojos llenos de ardiente fuego, estaba molesto–, también contra Draco Malfoy y Megan.
Ella no dijo nada, se quedó en su lugar sin decir nada.
–Y Ginny Weasley.
–¿Ginny? ¿Y Ginny por qué? ¿Megan y Draco por qué?
–Creo que es por el asunto de la señorita Granger–responde.
–¿Y nosotros que tenemos que ver con eso?–preguntó Megan.
Kingsley solo suspiro pesadamente.
–La señorita Chang falleció ¿no? Tal vez alguien quiere tener venganza.
–¡Vaya! Esto se ha vuelto mas interesante–gruño Harry.
–Les he dado el comunicado de Brasil, esto debe quedar entre los involucrados. No le digan a nadie más. Informen al señor Malfoy y a la señorita Weasley del peligro que corren–dijo el ministro antes de salir.
Cuando la puerta se cerró, Harry soltó un gruñido y de exasperación se sentó poniendo las manos en la cabeza.
Megan se acercó y se sentó en la silla de enfrente de Harry. Lo sacudió y le dijo:
–Tal vez Cho tiene un ayudante–Harry se sorprendió ante el hecho.
–Si, de seguro un enamorado brasileño que nos quiere asesinar porque piensa que la matamos. Los brasileños están fuertes, me aseguraré de hacer pesas para que no me mate tan fácil.
–Ay Harry.
–¿Qué más quieres que diga? Nos matara a los cuatro.
–¿Así? ¿Y como estas tan seguro? Si no te mato el mago más tenebroso de todos los tiempos ¿podrá hacerlo un guapo brasileño? Yo creo que sí, te falta hacer ejercicio.
–¡Puf! Gracias.
–Escucha Harry, creo que debes tratar de calmarte. Lo que digo de que Cho pudo tener un compañero explica el hecho de que ella no supiera donde estaba la cabaña en donde mantuvo a Hermione–explicó Megan.
La puerta se abrió, Draco entro con paso elegante. Harry rodó los ojos. Ya no caminaría con paso tan elegante después de lo que le tenia que decir.
–¿Planes de boda?
–Si a lo que te refieres, es que ninguno de los tres llegara a casarse, yo creo que sí.
–¿Cómo?
–Harry y yo no estamos haciendo planes de boda inútil–le explicó–. Siéntate Harry tiene algo que contarte.
–¿Harry Potter inundo com su enorme carisma el mundo? !estamos muertos!
–De hecho Draco–comenzó Harry–. Estamos muertos.
Draco abrió los ojos como platos, se llevó la mano a la barbilla y luego se recargó en el respaldo de la silla.
–¿Qué ocurre?
–El novio brasileño de Cho quiere matarnos.
–¿QUÉ?
–Ay una amenaza Draco, para todos nosotros–respondió Megan–. Seguramente porque el que nos quiere matar piensa que nosotros matamos a Cho.
–Para Ginny también es la amenaza–dijo Harry–. Tenemos que decirle.
–¿Sabes quién es?–la voz burlona de Draco se había transformado totalmente, parecía una voz seca y gruñona.
–No, Kingsley solo dijo que el mensaje venía del ministerio de magia brasileño.
–¡Por la barba de Merlin! Jamas nos dejan tranquilos–exclamó Draco.
–Hay que encontrarlo–dijo Harry–, si lo encontramos primero, entonces lo capturamos y obligamos a que nos diga en donde esta Hermione.
–¿Cómo quieres hacer eso?
–La madre de Cho.