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Carne y Hueso

En un día iban a sacar a Sebastian de su celda y llevarlo ante los dementores, Harry no sabía exactamente como iba a lograr todo eso sin tener mucho estrés. Pero le dió igual al enterarse de que todo eso siempre él lo tenía en los hombros.
Se llevó las manos al cabello y decidió seguir viendo una extraña pelicula con Teddy. Incluso la pelicula le dio algunas ideas, pero no pudo decirlas en ningún momento.
–Espero irme pronto–dijo Harry.
Teddy no se dió cuenta de aquello, estaba concentrado metiendo la cabeza en el bote de palomitas.
Harry solo se sintió como un mago malvado y sí, eso era lo que él era, un mago malvado.
–Padrino, quiero ir por un helado.
Harry bufo, rodó los ojos y le sacudió el cabello a Teddy.
–Ahora no, ya después–dijo Harry.
Teddy asintió y luego se llevó todo un puño de palomitas de maiz a la boca. Harry observó su reloj, Draco y él tenían un extraño y retorcido plan para saber que estaban haciendo aquellas dos chicas toda la tarde, las mañanas y las noches. Estaban totalmente pálidas siempre que se topaban con Harry. Sus ojeras eran visibles y parecían querer hechizar a todo el mundo.
Cuando Harry dijo que arrestaría a Megan por loca, ella lo que hizo fue golpearlo. Así que Harry pensaba que estaban haciendo algo, no ilegal, pero tramaban algo.
Harry se llevó las manos a los bolsillos de su abrigo y se despidió de Teddy, cuando todo eso acabará, pensó Harry, seré un padrino mas normal.
Aunque pensándolo bien, Sirius nunca fue muy normal. Tal vez era por eso que Harry no sabía como actuar. Tampoco Sirius lo hizo, burlándose por ser Slytherin, claro, siempre lo apoyo, pero Sirius detestaba a los de la casa Slytherin y Harry no podia hacer nada más que escucharlo y a todos los demás igual, menos, a Remus.
Harry solo quería que Remus y Tonks regresaran para que vieran a su hijo, para que lo vieran crecer y Harry así podría contagiarse del amor de ellos y hacer lo mejor por Teddy.
Pero era una tarea difícil.
–Nod vemos Ted–dijo Harry cerrando la puerta.
Desapareció y reapareció en el caldero chorreante.
Draco seguramente ya estaba dentro y Harry entro tratando de pasar desapercibido, pero era obvio que el Héroe del Mundo Mágico mo podría hacerlo. Todos lo saludaban y fue cuando Harry vio la cabellera de Draco.
–Hola señor Potter me da su autógrafo?–dijo Draco burlón.
Harry rodó los ojos.
–Claro que no.
–Pero a ellos sí le los diste.
–¡No es verdad!
–¿Hablaste con Megan?–preguntó Draco.
–Sí.
–¿Y?
–Vendrá, si no se pierde–dijo Harry–. Ultimamente no se que le sucede.
–Siempre ha estado loca, pero debo decir que es muy buena ocultándonos todo–dijo Draco–. Cubre bien sus huellas.
Harry bufó.
–¿Y Ginny?
–¡Ha! Supongo que aprendió de ella–dijo Draco–. ¡Y hablando de...'
–Hola–saludó Megan lanzándole una mirada de odio a Draco–. ¿Vamos a hacer un focus group o algo así?
Harry negó y le indicó la silla. Megan se sentó, sus ojos parecían recuperados, pero ahora estaban hinchados, pareció haber estado llorando.
–¿Qué te pasó?–preguntó Harry.
–Me interrumpieron en medio de una película en la que no paré de llorar–dijo ella molesta.
Draco solo sonrió.
–Que buena mentirosa, ¿hace cuantos días que no duermes?
–Desde que los conocí, años y años de aventuras nunca me dejaron dormir–respondió.
Harry sonrió, apoyó los codos en la mesa y luego observó a Draco.
–Estábamos pensando que podríamos ir a visitar Hogwarts–dijo Harry–. Ya sabes...mañana posiblemente.
Megan miró a la nada.
–Tengo cosas que hacer y mañana tenemos que transportar a un criminal a su muerte. No tengo tiempo para viajes escolares–dijo ella.
–Aja, pero eso no será hasta mucho después ¿que harás entonces eh?
–Tengo que hacer cosas–dijo Megan–. Nada que les importe.
Harry rodó los ojos.
–Bueno invitaremos a Ginny.
–Háganlo, yo tengo muchos planes–dijo Megan, ni un momento bajo la vista. Siempre mantuvo los ojos en los de Harry. Era difícil ver si mentía o no o bien estuvo preparándolo todo desde antes. Desde que él la llamó hace dos horas.
–Bueno, bueno–dijo Draco–. Preguntemos la pregunta que realmente nos importa–Draco observó a Harry y este esperó a ver la reacción de Megan–. ¿Sales con alguien?
La chica rodó los ojos, puso los brazos en la mesa y soltó una carcajada.
–¿De verdad me lo preguntas?
–Sí, somos tus amigos y tenemos derecho a saber–respondió Draco.
Megan rodó los ojos. Harry contuvo las ganas de sacudirla y sacarle la verdad.
–No salgo con nadie–dijo ella–. No es malo salir de vez en cuando de paseo.
–Ajá, pero ya ni siquiera nos hablas tanto–dijo Harry.
–Lo hago ahora–Megan lo miró, pero esta vez sí bajo la vista.
–¿Entonces por qué no quieres decirnos que te pasa? Podemos ayudarte–dijo Draco–. ¿Alguien te molesta?
–No–respondió Megan–. Soy yo la que lo hace.
Convenciendo a Hermione todos los días de que hable con Harry, que vuelvan a estar juntos y !tan, tan! Todo se termina, pensó Megan.
–¿Tú?
–Ajá, estuve viendo un puesto en Nueva York–dijo.
Harry y Draco se pusieron pálidos.
–¿Era eso lo que no nos podías decir?
Megan miró a Harry cuando le preguntó.
–Sí–mintió. Aunque era verdad, si Hermione volvía con Harry, ella quería irse lo más lejos posible–. No podia porque no sé si estoy haciendo bien o mal.
–Lo estas haciendo mal–dijo Harry–. Muy mal.
–Pues no te estoy pidiendo permiso–dijo Megan.
Harry rodó los ojos.
–Pues yo no te estoy diciendo que te vayas, además, el ministerio jamás lo aprobará.
–Todavía mo he dicho, Harry, si me voy o no y es mi decisión–dijo Megan.
Aunque si todo salía mal y Harry la odiaba, entonces Megan también se iría para ahorrarle más enojos a Harry.
–Estas loca–dijo Draco.
Megan se levantó.
–Estoy muy cansada y mañana tengo un día ocupado. Nos vemos.
Tan rápido como llegó se fue, Harry y Draco se quedaron un rato y luego se fueron.