La Puerta

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-Bueno Clara, aquí vamos. Tu puedes hacerlo. Esto es para lo que has estado trabajando toda tu vida.

Aún a pesar de mi discurso motivacional, los nervios parecían haber tomado control de mi sistema operativo.

Me encontraba enfrente del número 200 de West Street, hogar de las oficinas principales de Graham & Co, después de que mi mejor amiga me consiguiera un trabajo de asistente.

¿Y de qué se trataba el trabajo de asistente? No tenía ni la menor idea, pero cuando eres una chica que acaba de graduarse en negocios, y estas a punto de entrar a la planilla de la empresa más sonada del momento, eso no es tan importante.

Así que reuniendo todo el valor que me quedaba (y no era mucho) entré con paso firme al edificio.

Lo primero que vi fue la modernista decoración del lugar, en la que abundaban colores fríos y oscuros. En el centro se encontraba el escritorio de recepción, hecho completamente de cristal, y con una hermosa pelirroja detrás.

-Hola, buenos días, soy Clara Sullivan y vengo para el trabajo de....

-¡Por supuesto, la chica nueva! Llegas justo a tiempo. Mi nombre es Stella, soy la recepcionista y secretaria principal.

Stella parecía una mujer en sus últimos treintas, pero con la energía de una chica de veinte. Tenía una hermosa y cálida sonrisa, unos ojos verdes radiantes a juego con su traje sastre de falda, y una figura ideal para los vestidos en corte A.

-Sígueme por favor, te voy a llevar a tu cubículo.

Se puso de pie y pude ver que estaba usando unos increíbles tacones negros de al menos 15 centímetros.

"¿Cómo le hacen estas chicas para no torcerse un tobillo? Difícilmente puedo usar unos del 8 sin caerme."

Caminamos hasta el elevador y subimos cuatro pisos.

-Estarás un tiempo de prueba en el departamento de Ventas, después cuando el supervisor revise tu desempeño, podrás elegir el área que más te guste-. Stella me dio una de sus grandes sonrisas, que serían capaces de hacer que le diera mi frasco de Nutella sin remordimientos.

-Suena bien- sonreí. Mientras caminábamos hacia nuestro destino, pasamos por varias oficinas donde ejecutivos de aspecto importante hacían llamadas desde sus teléfonos de última generación.

-No se ve tan terrorífico como pensé -a pesar de haberlo dicho en un susurro, Stella pareció haberme escuchado.

-Disculpa, ¿dijiste algo?

-No... yo sólo...

En ese momento un chico que pasó a su lado distrajo su atención.

"Gracias Dios que estás en los cielos... por mandar a este chico de los recados a salvarme."

-Stephan, que bueno que te encuentro -al parecer al tal Stephan no le agradaba lo más mínimo que Stella lo hubiera encontrado. El pobre tipo parecía querer huir de ahí con toda su alma.

-Ya tendrás listos los reportes que te pidió el Sr. Fernández, considerando que eran para hace una semana, ¿o no?- su sonrisa había empezado a tomar un tinte perverso, y yo comenzaba a sentir pena por el pobre Stephan.

-No señorita Stella, he estado ocupado con otras cosas y ...

-No me interesa tu vida personal cariño. O tienes esos reportes listos para esta tarde, o vacías tu escritorio. Así de simple -su sonrisa volvió a tomar su aspecto normal, le dio la espalda y siguió con su camino. Dejando al pobre sujeto con la boca abierta.

Me encogí de hombros y seguí a Stella. Nota mental: No hacer enfadar a la recepcionista principal. Al parecer también es la hembra alfa.

Finalmente llegamos a una puerta que decía: Ventas 2da División

Stella debió de haber sentido mi mirada inquisidora porque volteó a mirarme y me sonrió. Pero esta vez era una sonrisa sincera, que me deseaba buena suerte sin necesidad de palabras.

-Vas a trabajar con lo mejor de lo mejor cariño. La élite de las Ventas. Las mejores personas en este edificio.

Y con un suspiro, mezcla de nostalgia y algo más que no supe definir, abrió la puerta.

La puerta que sería no sólo la entrada a mi nuevo trabajo, sino también a mi nueva vida.

Office RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora