¿Anillo?

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Lo primero que noté en cuanto entré y cerré la puerta fue el silencio. Comparada con el caos de teléfonos, faxes y órdenes de las otras secciones del edificio, ésta parecía un tumba. Quise hacer un comentario gracioso al respecto, pero mis pensamientos se vieron cortados de golpe y mi cerebro dejó de funcionar. Uno de los ejecuivos pasó frente a nosotras envuelto para regalo en un impecable traje gris satinado con corbata púrpura. Pero lo mejor de un regalo es, evidentemente, el contenido.

Tenía la mirada fija en el portapapeles negro que estaba cargando, lo que me permitió diseccionar sus facciones con tranquilidad. Cabello rubio oscuro, ojos azul cielo, nariz perfecta; delgado, pero no demasiado. Sus delgados pero bien definidos labios mordían el extremo de una pluma con un gesto que emanaba ternura. Si tan sólo se diera la vuelta...

Aun así, creo que podría ser mi tipo. Sólo bromeo. ¡Absolutamente lo es!

Justo cuando estaba tratando de descubrir si llevaba anillo en la mano izquierda, Stella también lo vio y se acercó para saludarlo.

-¡Nathan, corazón! Te ves magnífico -dijo mientras lo abrazaba.

-Con que me vea la mitad de bien que tú es suficiente -contestó él con una sonrisa. Se dio la vuelta para dejar el portapapeles en el escritorio más cercano, y cuando quedó frente a nosotras, nuestras miradas se encontraron. Sus brillantes ojos azules perforaron los míos, como si quisieran leer aquello que estaba escrito en lo más profundo de mi ser.

Quería con todo mi corazón terminar el contacto visual, pero no quería parecer débil ante mi posible primer colega, así que le mantuve la mirada firmemente (O al menos con toda la firmeza que pude aparentar considerando que mis piernas planeaban pasar del estado sólido al gelatinoso).

Eso pareció agradarle, y una vez finalizado el escrutinio los músculos de su cara se relajaron y me sonrió, mostrándome una perfecta dentadura.

-Dios mio, ¿dónde están mis modales? Soy Nathaniel Walker, pero todos me dicen Nathan. Excepto Stella, para ella soy Nathan/Corazón -me extendió la mano y nos saludamos formalmente.

-Mi nombre es Clara Sullivan, es un honor estar aquí. ¿Voy a estar trabajando para ti? -esperé que la ilusión no se marcara tanto en mi voz. ¿Acaso la buena suerte había encontrado mi calle para finalmente tocar a mi puerta?

-Aunque trabajar con una chica tan linda como tú sería un sueño hecho realidad, me temo que no es posible. Yo soy el secretario de la ejecutiva Morales, pero eso no impide que vayamos a pasar mucho tiempo juntos.

Stella carraspeó. Claramente, no se deja a la hembra alfa fuera de una conversación. Ambos la miramos y soltamos una risa nerviosa.

-Bueno Nathan, corazón, te dejo encargado de darle a Clara el tour por la 2da División. Clara, estás en excelentes manos. Nos vemos luego -después de darnos un rápido beso en la mejilla a ambos salió, sin darme la oportunidad de darle las gracias.

-Y dime, ¿tienes hambre? Ya casi es hora del almuerzo, y conozco un excelente puesto de baguettes, ¿qué dices?- Un brillo pasó por sus ojos cuando mencionó la comida, lo que me hizo reir internamente.

-Digo que me encantan los baguettes -Stella tenía razón. Me había dejado en excelentes manos. Las cuales, cuando caballerosamente me abrieron la puerta y me indicaron que pasara primero, no llevaban ningún anillo.

"Genial"

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