El viernes finalmente había llegado, levantando los ánimos de todos en la oficina.
Ese día llevaba un vestido de encaje verde de manga corta, el cabello recogido y aretes dorados. No había olvidado la promesa que le había hecho a Nathan de acompañarlo al karaoke, así que decidí ponerme algo que se viera formal pero a la vez relajado para salir en la noche.
Mientras atravesaba los pasillos de la empresa para llegar a la oficina de Norma no pude evitar notar que algunos ejecutivos despegaban la mirada de sus teléfonos para mirarme pasar. No me había arreglado demasiado, pero sabía sacar partido de mis habilidades con el maquillaje.
"Pasarme los fines de semana viendo tutoriales en Youtube tiene sus recompensas"
El día se me pasó más rápido de lo que esperaba. Cuando me di cuenta, ya pasaban de las siete, y el sol estaba a punto de meterse.
-¿Vas a ir con los chicos? -Norma me miraba inquisidoramente por encima de sus gafas.
-Así es -le sonreí. Estaba tratando de llenar unos formularios que me habían mandado sobre un producto nuevo, pero no lograba entender que me preguntaban en cada campo.
-Déjame eso a mí, yo lo termino. No quiero que los hagas esperar por mi culpa -dijo mientras miraba su reloj.
-¿Estás segura? Mi horario de salida es usualmente a las ocho... -dudé. Nathan me había mandado un mensaje diciendo que ya me estaba esperando, pero no quería abusar de mi buena suerte.
-Lo estoy. Anda, vete antes de que me arrepienta y te haga trabajar hasta las doce -me arrebató los formularios de las manos, dándome una sonrisa cómplice-. Pero ten cuidado, esos chicos de Mercadotecnia son un barril sin fondo cuando se trata de alcohol. Trata de no caer en sus trucos.
-¡Muchas gracias Norma! Prometo reponer el tiempo que me falta el lunes.
Ella sólo me hizo un gesto con la mano para indicarme que me fuera, pero yo sabía que en el fondo se estaba divirtiendo en su papel de jefa permisiva.
Entré al elevador y me encontré a Stella, que venía del piso de arriba.
-¡Cariño! ¡Te ves preciosa! ¿En dónde es la cita? -ronroneó.
Me reí y le conté acerca del karaoke. Ella sólo asintió con la cabeza.
-Es verdad. Los chicos de Merca y Ventas se llevan bastante bien y suelen organizar ese tipo de salidas una vez al mes. Me sorprende que hayan convencido a Nathan, es el único al que no le emociona ir, y las evita tanto como puede.
Pareció quedarse absorta en sus pensamientos por un momento, pero después sacudió la cabeza y me sonrió.
-Diviértanse mucho. Quizá un día de estos me les una -las puertas del elevador se abrieron y nos separamos.
Nathan se veía divino recargado en la puerta de salida del edificio, hablando con unos colegas. Se había quitado la corbata y el saco, y los cargaba sobre su brazo derecho.
Su risa llegó hasta mí, justo en el momento en que giraba la cabeza en mi dirección, como si hubiese sentido mi presencia.
Me indicó con la cabeza que me acercara, cosa que hice. Cuando estuve lo suficientemente cerca cambió sus cosas al otro brazo y me rodeó con el que había quedado libre.
-Chicos, invité a Clara a venir con nosotros para reducir un poco los altos niveles de testosterona en el aire. ¿No hay problema verdad? -les guiñó el ojo, y le di un ligero codazo en tono de broma.
Después de reír y cuchichear entre ellos, todos estuvieron de acuerdo en que mi presencia sería más que bienvenida. En total eran ocho, y a todos los conocía de vista en la oficina, pero no podía decir que eran mis amigos.
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Office Romance
ChickLitClara siente que el amor no esta hecho para ella. Después de su primera (y única) experiencia, decide rechazar a todos los hombres que se atreven a invitarla a salir. Pero las cosas experimentan un cambio de 180 grados cuando su mejor amiga le consi...