En un principio pensé que estaba en el cielo. Depués supe que estaba equivocada por dos cosas: no recuerdo haberme portado tan bien como para ganarme un pase directo a los dominios de San Pedro, y segundo, en el cielo no hay franceses maldiciendo. O al menos es lo que creo, no es como si ya hubiese estado ahí.-Elle s'est reveillée. Oui, oui, l'americaine. Dépêche-toi, connard! *
Abrí los ojos con lentitud. Todo era demasiado brillante y me lastimaba la vista. Traté de ponerme de pie, pero al parecer estaba bastante sedada y lo máximo que conseguí fue sentarme patosamente sobre una dura cama.
-Veo que ya despertó -un hombre delgado vestido con una bata se me acercó sonriendo. A su lado una menuda enfermera rubia me observaba con curiosidad.
-Menos mal, alguien que habla en cristiano -suspiré tallándome los ojos-. ¿Dónde estoy?
-Estás en el hospital universitario de la Sorbona. Te trajeron aquí después de que alguien te encontrara inconsciente en medio de la calle. Nos diste un buen susto a todos, pasaste bastante tiempo dormida.
-Tu inglés es my bueno. ¿No eres francés, verdad? -pregunté. Me alegré de que no fuera uno de esos doctores tremendamente guapos de ensueño, sino un pasante bastante normal. No quería ni imaginarme como debía de ser mi aspecto en general si no había podido arreglar mi cabello y mi rostro por "bastante" tiempo.
Él negó con la cabeza.
-Soy de Estados Unidos, como tú. Vine aquí por un intercambio, y las enfermeras me asignaron tu caso porque temían que no hablaras su idioma y entraras en pánico cuando despertaras, pero parece que llegué a tiempo.
-Bueno, les doy las gracias a todos y lamento las molestias. En cuanto recupere mis cosas llamaré a mi seguro y me encargaré de que todo quede pagado, ahora si me disculpan tengo un avión que tomar y...
Mi torpe intento de volver a levantarme terminó conmigo desparramada por el piso, gracias a que mis piernas, al contrario de mi cerebro, seguían dormidas y se negaron a retomar sus labores.
Desde mi lamentable situación escuché como el doctor llamaba a varias enfermeras, las cuales con grandes aspavimentos me levantaron y volvieron a recostar en la cama, regañándome acaloradamente.
-¡Vous ne devez pas faire ça!
-¡Moins dans votre situation!
-¿Qué están diciendo? -volteé a ver al doctor como si fuera mi tabla de salvación. En la escuela siempre me jacté de tener un buen francés, pero al parecer cuando uno despierta después de dormir por mucho tiempo, el área de los idiomas tarda en funcionar.
-Dicen que no hagas esas cosas, mucho menos en tu situación -respondió con el ceño fruncido, pero podía adivinar que en el fondo todo esto le parecía muy gracioso.
-¡Pero tengo un vuelo que tomar! Bueno, la verdad es un vuelo privado, pero aún así, no puedo quedar mal con el dueño, ¿sabes?
El doctor me miró inexpresivo.
-¿Para cuando estaba programado ese vuelo tuyo?
Le dije la fecha y él negó con la cabeza.
-Me temo que poco serviría el que te apuraras ahora. Clara -dijo después de checar su tabla con mi expediente-, has estado dormida por tres semanas.
Tres semanas. Tres s-e-m-a-n-a-s. ¡¿Qué?!
-¡¿Qué?! ¿Y se les ocurre decírmelo hasta ahora? -grité.
Las enfermeras trataron de calmarme.
-No haga eso, señora. No conviene en la suya estado -afirmó una en un inglés maltrecho.
-Le va a hacer daño al bebé -convino el doctor.
Ahora que lo pienso todavía no le he preguntado su nombre, que pobre intento de paciente soy. Un momento. ¿Qué bebé?
-¿Se puede saber de qué están hablando ahora? Que yo sepa no estoy embarazada, muchas gracias.
-Es muy probable que no lo hayas sabido en el momento de tu accidente, Clara, pero la prueba de sangre que te realizamos para saber si eras alérgica a algún medicamento lo demostró. ¡Felicidades! Supongo.
-Estamos seguros de que usted y el señor Nathan harán una familia bonita -sonrió la enfermera.
-¿Nathan? -el nombre me sonaba. Estaba segura de tener un conocido con ese nombre, pero su rostro no aparecía en mi mente.
-Cuando la ambulancia te trajo lo único que atinabas a decir era que tenías que llamar a un tal Nathan y avisarle algo. Fue lo último que dijiste antes de que te induciéramos en un coma para darle a tu cabeza oportunidad de recuperarse del golpe. Por eso supusimos que él era tu novio, o al menos el padre.
-Esto es demasiado para mi -dije desconcertada-. ¡Necesito un teléfono, ahora! Mmm...
El hombre tardó unos segundos en adivinar que era lo quería decir.
-David. Perdón, mi nombre es David Rone.
-Bueno, doctor Rone, ¿sería tan amable de comunicarme a Nueva York? Le prometo que pagaré la larga distancia.
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*Traducción:
-Ella se despertó. Sí, sí, la americana. ¡Apúrate idiota!Una disculpa por el capítulo tan corto, los siguientes ya serán normales, lo prometo ;)
Love <3
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Office Romance
ChickLitClara siente que el amor no esta hecho para ella. Después de su primera (y única) experiencia, decide rechazar a todos los hombres que se atreven a invitarla a salir. Pero las cosas experimentan un cambio de 180 grados cuando su mejor amiga le consi...