Epílogo

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15 de diciembre de 2018
Londres, Inglaterra.


Ver cómo los empleados comenzaban a decorar animadamente sus oficinas o locales con adornos navideños era bastante tranquilizante, pero también algo estresante.

La nieve caía ligeramente en Londres esa tarde, las personas iban de un lado a otro en las calles de la cuidad, faltaban diez día para navidad y muchas personas compensaban a hacer sus compras para ese día tan esperado por muchos.

Los niños jugando con la nieve en los parques, corriendo como si no les importase nada más que divertirse en ese mismo instante. Ojalá así fuese la vida.

Donde lo único que importase fuera tu felicidad.

La campana del local se escuchó en el momento el que la puerta se abrió y el castaño entró, el rubio estaba en la planta baja esa vez.

-¿Café a las seis de la tarde? -le preguntó un poco divertido.

Hace unos días Ashton le había dicho a Luke que no le gustaba beber café a esas horas y se estaba burlando un poco de él al verlo en la cafetería en la que trabajaba por medio tiempo.

-No digas nada y dame un americano con poca azúcar.

El rubio rió un poco y después desapareció del mostrador, el castaño vio sus manos que estaban cubiertas por unos guantes negros, a pesar de eso sentía que estaban helados.

Hacía bastante frío y a pesar de que el lugar tuviera la calefacción encendida se podía sentir la temperatura tan baja afuera.

Dejó lo que llevaba en las manos en el mostrador y se froto un poco sus manos y las metió en los bolsillos de su chaqueta con la intención de mantenerlas con un poco de calor. En el mostrador había un pequeño espejo y se dio cuenta de que su cabello estaba lleno de nieve.

Saco una de sus manos de los bolsillos y movió su cabello sin importarle mucho que estaba dentro de un lugar y de que la nieve caería en el suelo.

Tomó con una mano lo que había dejado en el mostrador y la libre la metió en su chaqueta el rubio apareció con su café en la mano y lo dejó en el mostrador.

Ashton se acercó un poco más y sin preguntar nada dejó el dinero sobre el mostrador y el chico lo tomó para luego darle una libra de cambio a Ashton.

-¿Rosas? -preguntó el rubio señalando el ramo de rosas que el castaño llevaba en una de sus manos.

-Sí -las vio y sonrió un poco.

-¿Tienes una cita o algo?

-Sí...una cita -Luke asintió un poco.

-¿Iras al póquer hoy? -su amigo le preguntó.

-Lo más probable -tomó su cambio y luego el café-. ¿Tú irás?

-Me lo estoy pensando, no me resulta nada divertido ver como Candace me quita todo mi dinero.

Ashton no pudo evitar reír y Luke le dio una mala mirada.

-Tenemos que enseñarte urgentemente a jugar póquer y a saber hacer apuestas -bebió un poco de su café que están en la temperatura ideal-. Quizás en algún momento se te ocurra ir a Las Vegas y pierdas todo en una sola partida.

-Vale como sea -puso los ojos en blanco, haciendo que la situación se hiciera un poco más divertida para Ashton.

-Te veré más tarde si decides ir al póquer -mencionó animado.

Con un gesto de mano ambos se despidieron, Ashton se dio media vuelta y volvió a beber de su café y empujó la puerta para salir y seguir con su camino, para llegar a su destino, decidió hacer esa pequeña parada para comprar algo de bebé y la cafetería en la que Luke trabajaba era la más cercana.

Eran las seis de la tarde, ya estaba algo oscuro y las luces de colores en los locales de la cuidad iluminaban las calles, Ashton se sentía como esas películas navideñas que veía con sus hermanos en estas épocas.

Cuando terminó de beber el café se acercó a los cestos de basura que habían en las aceras de la calle y siguió con su camino.

Caminar en las calles de Londres en fechas cercanas a navidad parecía ser un desafío si necesitabas llegar temprano a algún lugar, estaba comenzando a lamentar no haber pedido un taxi.

Pero ese ligero momento de arrepentimiento desapareció.

¿Crees en el destino?

Él no lo hacía, no creía eso de todo pasa por alguna razón a pesar de ser una persona con intereses artísticos, eso nunca le pareció creíble.

O bueno eso es lo que creía.

Porque todo pareció cambiar en ese instante.

Sintió como si el aire le faltase, se había quedado inmóvil apenas consciente de lo que estaba pasando...

-Lo lamento mucho...

De todos los lugares del mundo, de cualquier hora en todo el tiempo habían coincidido en ese lugar en ese momento.

En el lugar menos pensado en el momento menos pensado.

Estando uno frente al otro, viéndose como si ninguno de los dos pudiera asimilar la situación, asimilar que estaban ahí.

-Ashton...

Y así pudo confirmar, era real.

-Jale...



Fin.

The art of his eyes | afiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora