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Deseo, calor, amor, romance. Quiero eso, pero quiero escoger a quien amar. No tú, destino, tú no vas a tener ese derecho sobre mí.

~❜•❛•❜~

A l e x.

He tenido muchas novias a lo largo de mi vida.

Hay nombres que se han quedado grabados, otros incluso ya ni recuerdo. Pero ninguna se ha sentido especial. Ninguna ha encajado completamente conmigo. Ninguna me ha hecho sentir.

Y quiero sentir. A mi manera, no forzado, no por el destino. Quiero querer a alguien que yo elija. Solo yo.

La única persona con la que me siento cómodo es Gigi. Siempre creí que ella sería la persona con la estaría el resto de mis días. Con quién compartiría las mañanas, las tardes y noches. Siempre la he querido demasiado. Tanto que a veces me asusta. La quiero como si fuera mi hermana, esa que perdí hace un tiempo, como mi mejor amiga, o como una Lover. No es enamoramiento, no. No se trata de eso, es más un sentimiento de protección, quiero que sienta que no importa en donde este, siempre me tendrá para lo que necesita.

Aunque implique enterrar un cuerpo.

Una vez, enterramos a una mariquita. Lo sé, esta raro, pero recuerdo que la atrapamos porque nos parecía espectacular. Roja, con puntitos negros, tan pequeña y frágil. Y la metimos en un frasquito, a los días no se movía. Obviamente la matamos sin saber. Ella necesitaba ser libre, no vivir con ataduras, como yo. Así que luego la sacamos del cristal y abrimos un pequeño hoyo en el patio y la metimos allí, le hicimos funeral y todo.

Un drama muy innecesario. Pero inocente. Porque hasta entonces no comprendíamos lo que es dejar las cosas estar. No hay que distorsionar eso. Simplemente debimos dejarla vivir.

Les diré un secreto, ya conocí a mi Lover.

Fue cuando tenía dieciséis. Pero creí que había sido una chorrada así que lo ignoré, porque no entendía la magnitud de aquello. Muchas personas no entienden lo que significa encontrar a esa persona. Y a mí me asusta.

Podría decirse que la encontré muy joven. Un caso realmente excepcional. Y que la razón por la que Gigi y yo no podíamos formar una conexión era por mi culpa, porque yo ya había encontrado a mi otra mitad. Nunca se lo dije, incluso, ocultar el hilo era difícil, tenía que usar un anillo. Lee lo sabía, se lo dije un año después de haberlo conocido.

Decírselo a Gigi implicaba... muchas cosas complicadas. Me aterraba que un día lo supiera y nuestra amistad se quebrantara por guardarle un secreto así. Para ser sincero, le contaba a Gigi las cosas que realmente eran importantes para mí. Que haya encontrado a mi Lover no era relevante. Nunca lo fue. Ni lo será. Ni lo sigue siendo. Quiero aclarar.

A veces, mi cuerpo temblaba de pánico cuando Gigi tomaba mi mano, esa en donde escondo el hilo y luego preguntase algo como: "¿Y este anillo? ¿Te casaste y no me dijiste, puerco?". Qué horror, qué miedo. Simplemente no podía aceptarlo. ¡No!

Algún día se lo diré. Tal vez. O quizás no. Agh, no lo sé. Porque en el fondo tan solo quería olvidarme de esa chica y trataba de borrar su memoria estando con otras mujeres. O pasando tiempo con mis amigos. Y dolía, todos los días eran difíciles. El hilo lo empeoraba todo, mi ánimo, mis pensamientos, mi temperamento. Así como a Gigi. Pero, sabía controlarme.

Ya iban dos años y hasta ahora no me he muerto. Y no creo morir por el simple hecho de no querer estar con mi Lover. Algunos ni siquiera resisten dos semanas, y eso es verdad. Yo, en serio, me he controlado.

Lover ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora